“La práctica del deporte es un derecho humano, cada individuo tiene la posibilidad de practicar un deporte, sin poder ser discriminado y en el espíritu olímpico, el cual requiere comprensión mutua, solidaridad y amistad, cualquier forma de discriminación orientada a un país, raza, religión, política o género es incompatible, con el movimiento olímpico”.
A los pocos días de apagar la antorcha de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, llega el turno como hasta ahora de los Juegos Paralímpicos. El origen se remonta a 1960 en Roma, donde por primera vez tuvo lugar la inclusión del mundo de la discapacidad.
En esta decimosexta edición se incluyen 10 categorías al igual que en Río 2016, entre discapacidades físicas, visuales e intelectuales. Nuestro país ocupa el puesto número diez en el medallero internacional, una posición muy digna, dentro los numerosos atletas que representan a las personas con otras capacidades.
Las imágenes que podemos ver en las pruebas de natación por ejemplo, reflejan de manera sustancial la bravura de cada participante. Unos con brazos más cortos, otros sin ellos; otros con piernas más cortas y otros sin ellas, todos y cada uno haciendo su particular esfuerzo demostrando el espíritu olímpico y el ejemplo de superación.
Una cita tan importante como emotiva cada cuatro años, en este caso a los cinco por razones de sobra conocidas y que no tienen el calor merecido de las gradas que cualquier deportista necesita Conjugar amputaciones y malformaciones severas, para algunas pruebas muy complejas es una tarea encomiable. Lo esencial de la vida no es ganar siempre, hay quienes realizan impulsos agónicos con dolores casi insufribles.
“Tenemos alas” se puso de manifiesto en la Ceremonia de Inauguración mediante la demostración de una chica en silla de ruedas simulando un avión con una sola ala.
Personas invidentes o de talla baja, gente a la cual les falta un brazo o han perdido algún miembro por accidente o como consecuencia de una bomba o de una guerra, personas que les falta media extremidad apegadas a una prótesis de por vida, cuyas historias son dignas de contar por lo poco o mucho que les costó adaptarse a su nueva situación.
Deportistas, entrenadores y guías de los 142 deportistas españoles, y de todos los clasificados de 180 países de los cinco continentes. Con su dignísima actuación, todos y cada uno con sus sueños, entre ellos, “pelear” por alguna medalla.
Una vez que nació el deporte su desarrollo fue imparable. Con el conocimiento acumulado, ganar es importante, pero por la satisfacción y el gran mérito de estar allí, ya estáis triunfando, dejando aparte el resultado. El deporte como integración da muchos motivos y es una forma sana de hacer amigos, convivir y establecer relaciones.
Con el fugaz paso del tiempo, dentro de una realidad, previsiblemente, si dejas de pedalear te caes, y más con un sola pierna. Todos tenemos alas, de la fortaleza de cada uno depende el cómo se quieran utilizar.
