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✝️ jueves 28 marzo 2024
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La tartamudez

“La palabra solo se atasca cuando no hay un ánimo que le dé un empujón, ni un oído amigo que quiera entenderla”.

Lionel George Logue, terapeuta/logopeda del Rey Jorge VI de Inglaterra.


La tartamudez es un problema en la comunicación que afecta como trastorno del habla, a alrededor de sesenta millones de personas en todo el mundo. Todavía no se ha podido definir la causa exacta por la cual una persona es tartamuda, lo que repercute en sus interrupciones involuntarias y fluidez del habla, lo que se conoce “vulgarmente” como que tartalea.

Es una dificultad bastante desconocida que se ignora aún más porque tiende a apartarse, sin hacer ruido y no pide ayuda. Los efectos psicológicos pueden llegar a ser muy serios, graves en el estado de ánimo de la persona que la padece en ciertos casos y sobre todo en los niños, originando algún que otro trauma por razón del habla.

La tartamudez es muy compleja, no se puede eliminar de un día para otro, pero sí corregir, para ello existen tratamientos, medios y magníficos profesionales especialistas de la disciplinada logopedia, para actuar en consecuencia y facilitar una mejora en quienes hasta a veces les resulta difícil pronunciar su propio nombre.

Con implicación emocional, debe prevalecer ante todo el respeto frente a la burla. No hay que reírse de la dificultad de nadie porque su objetivo es cruzar la línea para eliminar la tensión que supone la palabra hablada.

Hubo un tiempo donde ciertos humoristas muy populares aparecían en televisión haciendo chistes sobre personas “tartamudas o gangosas”, en algún caso por lo de pronto de una manera tan ácida que rozaba la ofensa, con mucho empeño del “artista” y una pasividad pasmosa de quienes le reímos la gracia y estábamos frente a la pantalla, viendo una actuación que curiosamente dentro de nuestra ignorancia nos parecía soberbia, cosa que afortunadamente ya pasó.

Las personas afectadas por la tartamudez, sufren una presión social añadida cuando tienen que hablar. Deberíamos respetar todo lo que podamos el sonido interior de la gente, darles alegría y esperanza. Difícil precisar el miedo que supone para algunas personas, la dificultad de enfrentarse a una entrevista de trabajo, por poner un ejemplo. No hay que esconderse de uno mismo, por la preocupación, la ansiedad, el estrés o los nervios. Todos tenemos un aspecto físico distinto que nos hace diferentes; todos escondemos defectos, lo importante siempre es el mensaje, lo que se dice y cómo cada uno tiene posibilidad de decirlo.

Cada día comienza una aventura. Hablar con sosiego y respeto es uno de los mejores ejercicios que pueden hacerse en estos tiempos. Dicen que si la persona no es paciente, no es verdadera. Cuando la historia de cada persona es real, es porque hay suficientes elementos para demostrarla.

Cada amanecer comienza un día distinto. Todos llevamos dentro una voz digna de ser escuchada, debe conservarse la paciencia y el respeto hacia ella misma. Si nos involucramos, ayudaremos a paliar este y cualquier otro problema y seguramente con el beneficio que obtengamos, nos sentiremos con más energía y evitaremos que la persona se refugie por dentro.

José Antonio Ortega
José Antonio Ortega
"DESDE MI PUPITRE" Intento aprender cada día, y como observador atento procuro escribir un poco de todo con respeto y disciplina, de recuerdos, necesidades y de aquello que mientras pueda, vaya encontrándome por el camino, siempre dando gracias al estímulo de la vida.

“La palabra solo se atasca cuando no hay un ánimo que le dé un empujón, ni un oído amigo que quiera entenderla”.

Lionel George Logue, terapeuta/logopeda del Rey Jorge VI de Inglaterra.


La tartamudez es un problema en la comunicación que afecta como trastorno del habla, a alrededor de sesenta millones de personas en todo el mundo. Todavía no se ha podido definir la causa exacta por la cual una persona es tartamuda, lo que repercute en sus interrupciones involuntarias y fluidez del habla, lo que se conoce “vulgarmente” como que tartalea.

Es una dificultad bastante desconocida que se ignora aún más porque tiende a apartarse, sin hacer ruido y no pide ayuda. Los efectos psicológicos pueden llegar a ser muy serios, graves en el estado de ánimo de la persona que la padece en ciertos casos y sobre todo en los niños, originando algún que otro trauma por razón del habla.

La tartamudez es muy compleja, no se puede eliminar de un día para otro, pero sí corregir, para ello existen tratamientos, medios y magníficos profesionales especialistas de la disciplinada logopedia, para actuar en consecuencia y facilitar una mejora en quienes hasta a veces les resulta difícil pronunciar su propio nombre.

Con implicación emocional, debe prevalecer ante todo el respeto frente a la burla. No hay que reírse de la dificultad de nadie porque su objetivo es cruzar la línea para eliminar la tensión que supone la palabra hablada.

Hubo un tiempo donde ciertos humoristas muy populares aparecían en televisión haciendo chistes sobre personas “tartamudas o gangosas”, en algún caso por lo de pronto de una manera tan ácida que rozaba la ofensa, con mucho empeño del “artista” y una pasividad pasmosa de quienes le reímos la gracia y estábamos frente a la pantalla, viendo una actuación que curiosamente dentro de nuestra ignorancia nos parecía soberbia, cosa que afortunadamente ya pasó.

Las personas afectadas por la tartamudez, sufren una presión social añadida cuando tienen que hablar. Deberíamos respetar todo lo que podamos el sonido interior de la gente, darles alegría y esperanza. Difícil precisar el miedo que supone para algunas personas, la dificultad de enfrentarse a una entrevista de trabajo, por poner un ejemplo. No hay que esconderse de uno mismo, por la preocupación, la ansiedad, el estrés o los nervios. Todos tenemos un aspecto físico distinto que nos hace diferentes; todos escondemos defectos, lo importante siempre es el mensaje, lo que se dice y cómo cada uno tiene posibilidad de decirlo.

Cada día comienza una aventura. Hablar con sosiego y respeto es uno de los mejores ejercicios que pueden hacerse en estos tiempos. Dicen que si la persona no es paciente, no es verdadera. Cuando la historia de cada persona es real, es porque hay suficientes elementos para demostrarla.

Cada amanecer comienza un día distinto. Todos llevamos dentro una voz digna de ser escuchada, debe conservarse la paciencia y el respeto hacia ella misma. Si nos involucramos, ayudaremos a paliar este y cualquier otro problema y seguramente con el beneficio que obtengamos, nos sentiremos con más energía y evitaremos que la persona se refugie por dentro.

José Antonio Ortega
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