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🌼 martes 07 mayo 2024
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NO

La palabra NO es sencilla de pronunciar en castellano pero, al mismo tiempo, esa breve sílaba se le atraganta a mucha gente; sin embargo, creo que es la más necesaria para mantener la cordura, la integridad física y, sobre todo, para no meterse en líos de los que cuesta luego mucho trabajo salir.

Antes de aprender a decir papa, mamá o agua, la primera palabra que pronunciamos es NO, un no rabioso y rebelde.

Imagino que estamos de acuerdo en que un bebé es un animalillo salvaje al que hay que ir domesticando para que no se convierta en un animal caprichoso y en un adulto cruel y tirano, y a base de reprimirles el no inicial, luego de adulto acostumbrará a decir síes con facilidad y a aceptar roles que no le pertenecen. Es un adverbio de negación, técnicamente sí, pero creo que es una palabra escudo, que sirve de ayuda para mantener a raya a los impertinentes vendedores de sueños falsos.

Conozco a gente que de tanto decir sí a todo han dejado de vivir la vida que les correspondía.

El NO racional y con mayúsculas lleva un tiempo de aprendizaje y de entrenamiento. Os lo digo por experiencia, que todavía me cuesta trabajo pronunciar la divina palabra; un amiguete con vocación de terapeuta me ha aconsejado que cuando descuelgue el teléfono, para ir entrenando, en vez de decir ¿sí? o dígame, conteste con un NO rotundo y seco; llevo una semana intentándolo.

El NO consciente es una expresión de libertad, el sí por costumbre es un síntoma de sumisión. El NO requiere reflexión y constancia.

Todos esperan un sí como respuesta, principalmente los que dicen trabajar por tu bien.
El No, casi siempre es más positivo que el Sí, porque supone negarse a aceptar imposiciones y opiniones generalizadas. El No es constructivo porque obliga a repensar las ideas y si ese No viene emparejado con argumentos es como un redoble de tambor; esta idea me gusta, el no convertido en instrumento musical se podría representar con un bombo y un golpe seco que vibrara como el eco; el Sí podría representarse con una flauta o con un violín que siempre suenan agradable al oído.

No a secas, pronunciado con rotundidad y con la mirada serena del que no quiere formar parte de una aborregada, denota independencia de pensamiento. El sí espontaneo e intuitivo denota imprudencia. Es vedad que ese Sí también representa voluntariedad y una generosa entrega, pero ofrece un riesgo peligroso.

¿Tiene algo que ver con el negro o con el blanco el sí y el no? Pienso que los colores y los sonidos son independientes de los métodos pedagógicos y de los tratados curativos.

Desconfío de las teorías que atribuyen beneficios a unos colores concretos para la salud física o mental.

Y en la manera de vestir yo sigo pensando que vestir de negro me hace más delgado, resalta mi palidez, me alegra el alma y me acerca a Johnny Cash; cada uno sabe lo que le viene bien sin que vaya un charlatán a asesorarle sobre el color de las paredes de la casa o el color de la camisa. Por lo tanto, me parecen excesivamente subjetivas todas las teorías de armonización cromática con aplicaciones psicológicas.

Y si me apuran para atribuir una cualidad pictórica al No, estoy convencido de que debe corresponderse con una superficie transparente, o un espacio vacío al que se puede acoplar cualquier elemento.

Me gustan los Noes geométricos y desentonados:
El vacío de Oteiza es un vaciamiento intencionado y un no a la escultura.
El espacio vacío creado de Turrel en sus instalaciones luminosas es un no a lo material.
Y el vacío de Henry Moore en sus figuras es un canto a la soledad complaciente de los humanos.

El no de los gandules es un sí disfrazado de pereza, es un no menor y con minúscula; el No de los valientes es un paso adelante para la razón.

El No como materia artística es indomable y el No poético es la mejor expresión de lirismo, sonoro y redondo.


Artículos de Vicente Chumilla

Vicente Chumilla
Vicente Chumilla
Pintor y grabador yeclano. Colaborador de elperiodicodeyecla.com con artículos sobre Yecla o temas relacionados con el arte y su localidad natal.

La palabra NO es sencilla de pronunciar en castellano pero, al mismo tiempo, esa breve sílaba se le atraganta a mucha gente; sin embargo, creo que es la más necesaria para mantener la cordura, la integridad física y, sobre todo, para no meterse en líos de los que cuesta luego mucho trabajo salir.

Antes de aprender a decir papa, mamá o agua, la primera palabra que pronunciamos es NO, un no rabioso y rebelde.

Imagino que estamos de acuerdo en que un bebé es un animalillo salvaje al que hay que ir domesticando para que no se convierta en un animal caprichoso y en un adulto cruel y tirano, y a base de reprimirles el no inicial, luego de adulto acostumbrará a decir síes con facilidad y a aceptar roles que no le pertenecen. Es un adverbio de negación, técnicamente sí, pero creo que es una palabra escudo, que sirve de ayuda para mantener a raya a los impertinentes vendedores de sueños falsos.

Conozco a gente que de tanto decir sí a todo han dejado de vivir la vida que les correspondía.

El NO racional y con mayúsculas lleva un tiempo de aprendizaje y de entrenamiento. Os lo digo por experiencia, que todavía me cuesta trabajo pronunciar la divina palabra; un amiguete con vocación de terapeuta me ha aconsejado que cuando descuelgue el teléfono, para ir entrenando, en vez de decir ¿sí? o dígame, conteste con un NO rotundo y seco; llevo una semana intentándolo.

El NO consciente es una expresión de libertad, el sí por costumbre es un síntoma de sumisión. El NO requiere reflexión y constancia.

Todos esperan un sí como respuesta, principalmente los que dicen trabajar por tu bien.
El No, casi siempre es más positivo que el Sí, porque supone negarse a aceptar imposiciones y opiniones generalizadas. El No es constructivo porque obliga a repensar las ideas y si ese No viene emparejado con argumentos es como un redoble de tambor; esta idea me gusta, el no convertido en instrumento musical se podría representar con un bombo y un golpe seco que vibrara como el eco; el Sí podría representarse con una flauta o con un violín que siempre suenan agradable al oído.

No a secas, pronunciado con rotundidad y con la mirada serena del que no quiere formar parte de una aborregada, denota independencia de pensamiento. El sí espontaneo e intuitivo denota imprudencia. Es vedad que ese Sí también representa voluntariedad y una generosa entrega, pero ofrece un riesgo peligroso.

¿Tiene algo que ver con el negro o con el blanco el sí y el no? Pienso que los colores y los sonidos son independientes de los métodos pedagógicos y de los tratados curativos.

Desconfío de las teorías que atribuyen beneficios a unos colores concretos para la salud física o mental.

Y en la manera de vestir yo sigo pensando que vestir de negro me hace más delgado, resalta mi palidez, me alegra el alma y me acerca a Johnny Cash; cada uno sabe lo que le viene bien sin que vaya un charlatán a asesorarle sobre el color de las paredes de la casa o el color de la camisa. Por lo tanto, me parecen excesivamente subjetivas todas las teorías de armonización cromática con aplicaciones psicológicas.

Y si me apuran para atribuir una cualidad pictórica al No, estoy convencido de que debe corresponderse con una superficie transparente, o un espacio vacío al que se puede acoplar cualquier elemento.

Me gustan los Noes geométricos y desentonados:
El vacío de Oteiza es un vaciamiento intencionado y un no a la escultura.
El espacio vacío creado de Turrel en sus instalaciones luminosas es un no a lo material.
Y el vacío de Henry Moore en sus figuras es un canto a la soledad complaciente de los humanos.

El no de los gandules es un sí disfrazado de pereza, es un no menor y con minúscula; el No de los valientes es un paso adelante para la razón.

El No como materia artística es indomable y el No poético es la mejor expresión de lirismo, sonoro y redondo.


Artículos de Vicente Chumilla

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Pintor y grabador yeclano. Colaborador de elperiodicodeyecla.com con artículos sobre Yecla o temas relacionados con el arte y su localidad natal.
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1 COMENTARIO

  1. «Compro este artículo».
    El NO muy útil para la Yecla sumisa, la del lameculismo del SI a todo… por aquello de estar en lo más alto de la pirámide social a base de hacer la pelota y decir SI a los que supuestamente están en la cúspide de esa pirámide y son los que admiten a los plebeyos en fase de hacerlos patricios, aunque tengan menos pasta que una pizzería en la Franja de Gaza.
    El SI por costumbre es síntoma de sumisión. Olé muy bien.
    El NO necesita un aprendizaje. En eso estamos, aprendiendo, vamos con buena nota. O NO?

Vicente Chumilla
Vicente Chumilla
Pintor y grabador yeclano. Colaborador de elperiodicodeyecla.com con artículos sobre Yecla o temas relacionados con el arte y su localidad natal.
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