Ante la entrada constante de perros y gatos, que se encuentran en situación de abandono o desprotección, los voluntarios de Spandy están desbordados de trabajo. No cuentan, actualmente, con un mínimo de personas suficiente para atender a todos los animales que llegan a la protectora.
Los voluntarios están desarrollando una intensa labor diaria para cuidar de ellos lo mejor posible y, al mismo tiempo, mantener en condiciones dignas las instalaciones. Sin embargo, se enfrentan a varios problemas a los que urge encontrar solución por el bien de los animales. Nos lo cuenta con detalle, Inma Verdú, miembro de Spandy.
¿Cuál es la situación actual de Spandy?
No disponemos de un refugio como tal, ya que las instalaciones se componen de un añadido de jaulas y varios patios, sin un techo ni paredes que realmente le den el sentido de albergue. Por ello, nuestros animales están expuestos a las inclemencias del tiempo. Los voluntarios buscamos ideas y soluciones para que estén lo mejor posible, pero nuestros recursos materiales y económicos son muy limitados.
¿Cuándo nació Spandy y cómo ha sido la evolución hasta la actualidad?
Nació formalmente en el 2010, gracias a los intentos de un grupo de personas que veían que el servicio de atención a los animales en situación de abandono o vulnerabilidad era insuficiente.
Las ordenanzas municipales permitían el sacrificio de perros y gatos, sin mirar salud, comportamiento, etc. Únicamente, la causa era no llevar microchip y que ninguna persona reclamara dicho animal.
Todo esto ha cambiado gracias a la labor de Spandy y al apoyo de la ciudadanía que ha reivindicado a los responsables municipales que esa situación debía de cambiar. También la colaboración indispensable de la Concejalía de Sanidad y el Servicio Veterinario Municipal. La búsqueda de la protección de estos animales es responsabilidad municipal y de todos.
¿Qué tipo de ayudas habéis recibido?
La colaboración ciudadana e institucional ha sido y sigue siendo fundamental. Por ley, el bienestar de los animales considerados domésticos que se encuentran abandonados es labor municipal, principalmente, y Spandy realiza gran parte de esta tarea. Dicho de otra manera: el voluntariado está cubriendo esa responsabilidad que debería ser llevada a cabo por personal profesional y con un salario.
En la práctica, los apoyos que recibimos desde el sector institucional han ido aumentando, pero no de manera paralela al trabajo y las necesidades de la protectora en sí.
Hay avances, aunque también hay temas en los que llevamos atascados desde el inicio de la colaboración.
¿Cuáles son esos temas? ¿Qué es lo que más urgentemente necesitáis ahora?
En estos momentos precisamos de apoyos más concretos y específicos. Por un lado, la construcción de un albergue digno o mejora de las instalaciones actuales, que no sean parches ni remiendos.
Por otro lado, la contratación de personal que realice las tareas que hasta ahora se están cubriendo por parte del voluntariado. En este sentido, necesitamos un aumento de las subvenciones, coherente con las necesidades de la protectora, para poder afrontar los gastos que tenemos, los cuáles superaron los 40.000 euros el pasado año, frente a unos 7000 euros que recibimos de ayuda institucional.
El dinero nos permitiría contratar a un trabajador a media jornada para que atienda a los animales que viven en el refugio.
No podemos comparar situaciones porque todas las protectoras sufrimos una realidad parecida. Sin embargo, podemos afirmar que en Villena o Jumilla poseen un refugio como tal y una dotación económica municipal muy superior a la que recibe Spandy en Yecla.
Y si no se le da solución urgente, ¿cuáles pueden ser las consecuencias?
El voluntariado que puede encargarse de la atención de perros y gatos es insuficiente. Lo explico con detalle para que se comprenda lo que está sucediendo: Los animales son atendidos dos veces al día, mañana y tarde, los siete días de la semana, sea el día que sea. Como es comprensible, el voluntariado tiene su trabajo, necesidades y compromisos personales, viéndose obligado a combinarlos con las labores como voluntario de Spandy, que bien pueden verse como una carga laboral más, por el tiempo y esfuerzo que deben dedicarse.
Es habitual que nos encontremos con semanas en las que la responsabilidad de la atención del albergue recaiga en unas pocas personas voluntarias, sobre todo porque el resto de compañeros están trabajando. Esta situación es de extrema urgencia afrontarla y buscar una solución con la imprescindible y necesaria actuación del Ayuntamiento de Yecla. Spandy necesita que personal contratado y asegurado se dedique a atender a los animales del albergue, sobre todo en horario de lunes a viernes por las mañanas.
De lo contrario, y aunque hasta ahora nunca ha sucedido, los animales podrían quedarse sin atender, y no se puede permitir que ni se limpie el lugar donde viven, ni
se les alimente, ni se medique a los animales enfermos, y tampoco que se vean en una situación de abandono, ya que cuando llegan a Spandy, les prometemos que esto nunca les volverá a suceder.
¿De qué otras maneras se puede colaborar para mejorar la atención y
el cuidado de los perros?
Además de la esencial actuación de la institución pública municipal, aprovechamos para hacer un llamamiento a la ciudadanía, ser voluntario de Spandy es una labor donde se aprende diariamente, donde crecemos personalmente gracias a las situaciones que afrontamos, y sobre todo, donde disfrutamos con aquellos que nos necesitan porque nosotros somos responsables de su situación, los perros y gatos abandonados de Yecla.
Lo que necesita la protectora, es que dejen de tomarle el pelo. Están asumiendo un servicio que debería de estar prestando el Ayuntamiento y lo hacen en precario y con una subvención inferior a las necesidades reales que tiene la protectora. ¡Pero dicen algo! Nada fortalece la autoridad tanto como el silencio.
A mi me gustaría trabajar en la protectora.