España alcanza el liderato mundial en número de trasplantes de órganos y donaciones. Con una tendencia al alza, hace ya tiempo que se superaron los 100.000 trasplantes después de algo más de medio siglo. Este hecho es derivado de la magnífica gestión realizada por la Organización Nacional de Trasplantes, buque insignia en una cuestión que llevan a buen puerto toda la red nacional.
No se puede aspirar a una sociedad que tenga como prioridad el desarrollo económico y el progreso sin pensar en una sociedad “sana”. Mirar la salud como calidad de vida es una máxima de la ONT, que busca reducir la brecha de tiempo en lista de espera de un posible donante.
“Un trasplante es sustituir un órgano o tejido enfermo por otro que funcione adecuadamente”, hígado, corazón, riñón, médula, etc. Así lo define el Ministerio de Sanidad.
Las historias de vida pueden llegar a ser conmovedoras cuando hablas con personas trasplantadas que han pasado por lo mismo y dentro de ese proceso cada uno encierra su propia historia.
Esa persona anónima que da parte de su vida en favor de alargar la de otra persona enferma que ni conoce, es un grandísimo gesto humano y solidario.
Un trasplante de corazón, como órgano principal y especialmente sensible, es un nuevo nacimiento, porque quien lo recibe de alguna manera vuelve a nacer, y continúa viviendo gracias a la generosidad de un donante anónimo que, a pesar de ya no estar, en cierta forma no se marcha del todo.
El Hospital de la Arrixaca implantó el primer trasplante con éxito de corazón en el verano de 1999 y, en 2023, se realizaron veinte trasplantes de corazón hasta mediados de diciembre, siendo uno de los centros de referencia en muchas especialidades. Entre ellas destaca el grandísimo equipo de cardiología, que sigue liderando en España el trasplante cardíaco con órganos de donación mediante asistolia.
La colaboración entre los diversos profesionales es un elemento clave en el diagnóstico. Las autoridades sanitarias deben mantener los puntos establecidos y los servicios prestados hasta la fecha, incluso ampliarlos, para que a los pacientes trasplantados sometidos a tratamientos prolongados les resulte un bálsamo más que necesario.
El paciente trasplantado, con el corazón en la mano, sabe que ha tenido una segunda oportunidad y que tiene que continuar su vida cotidiana, incluso revalorizarla. En este sentido, es fundamental compartir experiencias para optimizar y aprovechar los recursos y sistemas a aplicar, con las herramientas y asesoramiento que ofrecen las distintas entidades y asociaciones.
Murcia es pionera tanto en trasplantes como en donaciones, sabiendo que un trasplante es cosa de tres: una donación generosa, la destreza de la medicina y el paciente haciendo frente a los tratamientos.
La historia de mi yerno, que venía a contarles, después de muchos años de seguimiento con el cardiólogo Francisco Pastor, es que tenía un corazón débil y que ya no daba más de sí, por lo tanto se incluyó en lista de espera para cuando llegara un corazón compatible. Dentro de ese tiempo, unos ocho meses, él trabajó mucho la paciencia, cuidándose mucho y con un estado de ánimo y serenidad favorables, cosa que es muy importante.
El día de la operación, con cara de ilusión y esperanza, entró al quirófano y nos despedimos. Ante lo que supone una intervención de esa envergadura, y que estaríamos toda la mañana con el alma en vilo, para pasar las horas nos fuimos al Santuario de la Fuensanta. Allí estuvimos casi toda la mañana y en la Virgen de la Fuensanta también depositamos nuestra esperanza.
Cuando salió de la mesa de operaciones, donde todo está conectado y todo tiene que funcionar, comenzó la cuenta atrás. El doctor Sergio Cánovas, jefe de servicio y cirujano que le operó, nos dijo que las primeras veinticuatro/cuarenta y ocho horas eran cruciales ante cualquier posible reacción, y que dentro de la extrema precaución todo había salido bien y podríamos verle unos minutos. Fue impresionante verle en cama por el pasillo, acompañado hasta la UCI por el conjunto del equipo que le había intervenido, después de realizar todo un trabajo de cirugía que me atrevería a definir de ingeniería punta.
En la planta tercera centro, después de seis días en la UCI y tres semanas acompañándole junto a una cama destinada al familiar, todo el proceso, con la cautela que un hecho como este provoca, hace justo un año de aquel 20 de septiembre de 2023, miércoles de feria, donde hubo una cirugía a corazón abierto. Lo que sigue importando es que el corazón continúe adaptándose a su nuevo cuerpo.
A raíz de esto, he visto a varios trasplantados, algunos de muchísimo tiempo, en este último año. Todos derrochan una alegría y una inmensa gratitud, llevando una vida medianamente “plena” con un corazón nuevo, lo cual indica que la palabra donante se queda corta para definir un gesto tan grande.
Hay muchas personas que están en lista de espera, con el corazón en un puño, esperando el de otra que, desgraciadamente, se ha ido. Hay más personas que necesitan un corazón que donantes. De este modo, creo que la donación es parecida a un puente, y de ahí la importancia de hacernos donantes, porque se ayuda de forma vital a un semejante que recibe un órgano imprescindible, sin saber nunca de quién procede.
La concienciación supone siempre la mejora de los comportamientos, relaciones y actitudes sociales de las personas. En un complicado proceso, con algún ligero susto, dentro de un piano donde se tocan muchas teclas, seguimos tocando madera. Contando todos los días, mi yerno cumple un año con un corazón nuevo y continúa con sus citas y pruebas, siguiendo los protocolos, así como toda la medicación prescrita para evitar cualquier tipo de rechazo y poder mantener sano el corazón donado. Todo ello bajo la supervisión de la doctora Iris Garrido, quien lleva a cabo su seguimiento y rehabilitación cardíaca.
El corazón siempre tiene razones físicas o de amor para reposar en algún sitio. Sabiendo que es duro, porque de alguna forma se establece un vínculo entre la muerte y la vida, ya que tiene que morir una persona para que otra sobreviva. Casi bordeando lo mágico dentro de cada piel, como si fuera la varita la que elige al mago y no al revés. La creencia cierta de que entre un donante y un trasplantado hay una vida entrelazada de por vida en un mundo donde, ante tantas cosas superfluas e innecesarias, de tal suerte, ser donante es el gesto más generoso de la vida.
Después de leer todo esto de los trasplantes me viene a la mente la necesidad de defender la SANIDAD PUBLICA. ¿Qué bolsillo de clase trabajadora, media… podría aguantar este tipo de operaciones (trasplantes) sin una sanidad pública?
Hay (fuertes) intereses en dar un salto en la privatización sanitaria. Grandes fondos extranjeros y nacionales, buscan un mayor control de la sanidad, degradando o privatizando la sanidad pública. El nicho de negocio es colosal y su afán de hacerse con el sector es aún mayor.
Ojo con nuestra sanidad pública, abaratamiento del despido, pensiones recortadas y privatizadas… Hablan de la jubilación a los 72 años.
Como se explica todo esto? SACUDIR PARA SAQUEAR?
Así es. La tensión política en España no es generada por jueces franquistas de la ultraderecha o las cloacas del Estado, que existen y son tóxicos…se busca «sacudir» al actual ejecutivo, debilitarlo, para que actúe más acorde a los intereses de unos centros de poder (círculos empresariales que conviven con el capital extranjero, bancos y multinacionales) interesados en aplicar el «programa Milei»
Dentro de estos intereses de degradar lo público y lo social se encuentra nuestra SANIDAD PUBLICA.
¿En estos casos que se dice? ¡¡QUE LA SANIDAD PUBLICA SE DEFIENDE!!
La parte humana de lo que supone este tipo de operaciones, la resume muy bien José Antonio. Solo un apunte del riesgo que corre nuestra SANIDAD PUBLICA y lo que ocultan.