Con toda solemnidad, la población yeclana cumplió con la tradición del entierro del Cristo Yacente, en el nicho horadado que hay en la fachada de la Iglesia de San Francisco. Una tradición que data del siglo XVIII y que cada año se efectúa al terminar la Procesión del Santo Entierro.
Como testigos principales, la imagen de la Virgen de los Dolores y Soledad, portada a hombros por los miembros de la cofradía, y acompañada por las autoridades eclesiásticas y civiles en una de las procesión de mayor seguimiento de la ciudad.
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Inmediatamente después, centenares de personas, que aguardaban en las inmediaciones, acompañaron a la Virgen en la procesión de la Soledad, entonando el canto del “Stabat Mater» hasta la iglesia del Hospitalico, en donde finalizó el desfile.
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Fue, como es costumbre, un momento único de la Semana Santa de Yecla en la que volvieron a sonar los cantos de dolor por la muerte de Cristo.Avanzada la madrugada tuvo lugar la plática de despedida del consiliario del Cabildo y párroco de la basílica José Antonio Abellán.