En España, el último adiós tiene un respaldo de calidad certificada cuando de ataúdes se trata. Esa certificación de que el último viaje es seguro se da en Yecla. En concreto, en el Centro Tecnológico del Mueble y la Madera (CETEM).
CETEM es el único en España con capacidad para garantizar la seguridad de féretros mediante el sello de la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC). Los técnicos de CETEM someten los ataúdes a rigurosas pruebas de resistencia y durabilidad, indispensables tanto para inhumaciones en los tradicionales cementerios como para las incineraciones que cada vez se escoge más como forma de terminar.
El director de CETEM, José Francisco Puche, explica que las pruebas de resistencia y durabilidad aplicadas a los féretros son un valor añadido. «No un requisito obligatorio, pero resultan clave para acceder a licitaciones públicas o acuerdos con grandes empresas funerarias que ya lo reclaman». CETEM trabaja para las fábricas de ataúdes, no para las funerarias que cada vez exigen a las empresas fabricantes certificados de calidad para que no hay problemas en un servicio tan delicado como este.
Laboratorio de pruebas
En estas instalaciones, cerca de 300 productos de mobiliario se someten anualmente a pruebas de uso, lo que incluye desde el mobiliario doméstico hasta equipamientos especializados, con ensayos que se ajustan a cada contexto de uso. Unos 5 o 6 modelos de ataúdes pasan cada mes por CETEM para probarlos.
El procedimiento específico para los ataúdes comprende tres pruebas que evalúan su resistencia estructural. En la primera se coloca un maniquí de 73 kilos que simula el peso de un cadáver. Luego se deja caer repetidamente el cuerpo simulado en el interior de la caja desde una altura de 40 centímetros. De esta forma se asegura que el féretro soporte el peso en condiciones reales.
Además, la segunda prueba imita el traqueteo en los traslados funerarios, donde el ataúd es sometido a repetidos impactos leves. La última de las pruebas se realiza para ataúdes con asas. Consiste en colgar el ataúd durante 20 minutos, asegurando que estas puedan soportar el peso del cuerpo sin comprometer su integridad. Aunque cada vez se fabrican menos ataúdes con asas, según explican en CETEM.
Materiales ecológicos
En línea con las tendencias ecológicas el sector se inclina cada vez más hacia materiales sostenibles. En los últimos años, se ha incrementado el uso de rellenos de paja sin pigmentos para el acolchado, especialmente en féretros destinados a la incineración. Con ello se busca reducir la emisión de gases contaminantes. Esta evolución hacia productos funerarios más sostenibles responde al aumento de incineraciones y a una mayor demanda de soluciones ecológicas en todas las fases del proceso.
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