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🍁 domingo 22 diciembre 2024
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La sombra del perro: Historias de humanidad

Los cuentos de navidad suelen tratar situaciones dramáticas que suceden a nuestro alrededor, personajes pobres, afligidos, al borde de la desesperación, que consiguen salir de sus penosas existencias como consecuencia de un milagro, o por la buena obra de algún benefactor de buen corazón que les salva de su trágico destino. No es el caso de los relatos (nunca he sabido diferenciar con nitidez la diferencia de éstos con los cuentos) que Ramona López Gómez nos ofrece en La sombra del perro que nos introduce en territorios de marginalidad cotidiana, atravesadas por vivencias desesperadas, al borde de abismos insondables en ocasiones, revelando realidades turbadoras y conmovedoras con las que convivimos y que en muchas ocasiones ignoramos o pasamos por alto.   Aunque La sombra del perro es la primera publicación en solitario de la autora, Ramona es una celebrada escritora. Conocidos son sus artículos en ElDiario.es y La Opinión de Murcia por su compromiso social y feminista, así como por su notable habilidad comunicativa. También ha publicado relatos en ediciones colectivas.Conozco a Ramona personalmente desde hace unos años. He sido testigo de su inquebrantable humanidad y compromiso social. Siempre la he considerado una persona lúcida y brillante, con gran facilidad para expresar lo que piensa y lo que siente. Su facilidad de palabra hace de ella una comunicadora excepcional. Pero es, sobre todo, una mujer valiente, segura de sí misma, que expresa sus convicciones sin tapujos, decidida y con un gran sentido del humor, como demuestra en sus escritos. Es constante y trabajadora, nunca desfallece, siempre está dispuesta para lo que haga falta, la pereza no es uno de sus defectos, sino todo lo contrario. En definitiva, es un ejemplo para quienes tenemos la suerte de tenerla cerca. la sombra del perroSerá por todas estas cualidades de la autora que estos relatos rebosan bondad, comprensión, humanidad y humildad. Las historias que nos narra son descarnadas, sobrecogedoras, y sus protagonistas habitan en los márgenes, viviendo al límite, inmersos, casi siempre, en la sordidez de sus precarias vidas, y cuando te sumerges en sus historias no puedes evitar sufrir con ellos, apiadarte de sus dramáticas existencias, llorar sus desgracias, produciendo en los lectores, entre los que me incluyo, emociones encontradas de rabia, tristeza, ternura y empatía que conducen a las lágrimas, pero también a la risa, gracias al humor, a veces hilarante, con que logra abordar las historias, porque Ramona es capaz de sacar el lado divertido y cómico de lo más ingrato.Los personajes de estos relatos no son salvados por ángeles o dioses compasivos que han decidido darles un respiro, ni son agraciados con un número de lotería que aparece en sus bolsillos por arte magia, sino que se ven obligados a subsistir por sus propios medios, si es que consiguen salir adelante. Porque quien da las pinceladas de estas vidas al límite conoce bien de lo que habla. Ramona se crio en Las Torres de Cotillas, en plena Vega Media del rio Segura; ha crecido rodeada de esas chimeneas de las fábricas de conserva exhalando humo, tan características de nuestro entorno, repletas de trabajadoras de toda la comarca de las clases menos favorecidas en un intento por mejorar sus frágiles economías familiares, aguantando las órdenes de capataces y patrones implacables, despiadados, que acentúan su inmisericorde trato por el simple hecho de que sus empleadas o subordinadas son mujeres. Ramona, que conoce de primera mano estas situaciones y ha sido capaz de relatarlas en toda su crudeza, describiendo descarnadamente ese ambiente machista y denigrante de toda esa gente que no han tenido ninguna oportunidad ni la ayuda de nadie para salir de ese sórdido mundo en el que nacieron, contra lo que solo cabe la posibilidad de narcotizarse, caer en la dependencia del alcohol o en el lóbrego mundo de la prostitución y la delincuencia, el trapicheo, la demencia, el maltrato infantil y la violencia de género. De todas estas situaciones se hacen eco los 37 relatos, ingeniosos, ocurrentes, realistas y crueles de La sombra del perro, que, abordados con tanta sensibilidad, intensidad y valentía, resultan conmovedores.Los hay muy duros, como Ocio 24, en el que narra sin concesiones ni miramiento la vida cotidiana de mujeres dedicadas a la prostitución; los hay hermosos, tristes, y sobrecogedores como Pañuelo palabra, Atlas, El jardín de las delicias o Encofradores; los hay muy dramáticos como La parábola del hijo pródigo; poéticos, dulces, como Ma-ria-na; divertidos y buenísimos, como Cartas; hasta de crímenes, como Temporada de tomate; o rebosantes de ternura, como Con prisa camina tu sombra (la del perro). Cada uno de estos espléndidos relatos tiene su propia esencia, su particularidad, sus protagonistas únicos e irrepetibles, aunque algunos de estos personajes aparezcan inesperadamente en más de un relato, acercándose con ello al género de la novela. Sin embargo, aunque todos tienen como nexo común una cruda y difícil realidad, no se lleven a engaño, si en alguno de estos se manifiesta con socarronería y humor “Lo malo de mi madre es que era mala. Tenía el lomo como un serrucho”, dice una hija de su madre en Lobas, por poner un ejemplo; o con expresivas frases poéticas y hermosas: “La nieve es suave y confortable y huele a tarde de lluvia”, nos cuenta Manuelita, una de sus protagonistas, cuando intenta evadirse de su desdichada vida, en Pañuelo palabra; la desventura y la desdicha emergen en cada relato, sin filtro, con toda su crudeza. Absolutamente nada que ver con un cuento de navidad.

Ana Fructuoso
Ana Fructuoso
Fructuoso es Jefa de Sección (Reclamaciones y Recursos) en el área de Gestión Académica de la Universidad de Murcia, donde lleva trabajando 35 años.

Los cuentos de navidad suelen tratar situaciones dramáticas que suceden a nuestro alrededor, personajes pobres, afligidos, al borde de la desesperación, que consiguen salir de sus penosas existencias como consecuencia de un milagro, o por la buena obra de algún benefactor de buen corazón que les salva de su trágico destino. No es el caso de los relatos (nunca he sabido diferenciar con nitidez la diferencia de éstos con los cuentos) que Ramona López Gómez nos ofrece en La sombra del perro que nos introduce en territorios de marginalidad cotidiana, atravesadas por vivencias desesperadas, al borde de abismos insondables en ocasiones, revelando realidades turbadoras y conmovedoras con las que convivimos y que en muchas ocasiones ignoramos o pasamos por alto.   Aunque La sombra del perro es la primera publicación en solitario de la autora, Ramona es una celebrada escritora. Conocidos son sus artículos en ElDiario.es y La Opinión de Murcia por su compromiso social y feminista, así como por su notable habilidad comunicativa. También ha publicado relatos en ediciones colectivas.Conozco a Ramona personalmente desde hace unos años. He sido testigo de su inquebrantable humanidad y compromiso social. Siempre la he considerado una persona lúcida y brillante, con gran facilidad para expresar lo que piensa y lo que siente. Su facilidad de palabra hace de ella una comunicadora excepcional. Pero es, sobre todo, una mujer valiente, segura de sí misma, que expresa sus convicciones sin tapujos, decidida y con un gran sentido del humor, como demuestra en sus escritos. Es constante y trabajadora, nunca desfallece, siempre está dispuesta para lo que haga falta, la pereza no es uno de sus defectos, sino todo lo contrario. En definitiva, es un ejemplo para quienes tenemos la suerte de tenerla cerca. la sombra del perroSerá por todas estas cualidades de la autora que estos relatos rebosan bondad, comprensión, humanidad y humildad. Las historias que nos narra son descarnadas, sobrecogedoras, y sus protagonistas habitan en los márgenes, viviendo al límite, inmersos, casi siempre, en la sordidez de sus precarias vidas, y cuando te sumerges en sus historias no puedes evitar sufrir con ellos, apiadarte de sus dramáticas existencias, llorar sus desgracias, produciendo en los lectores, entre los que me incluyo, emociones encontradas de rabia, tristeza, ternura y empatía que conducen a las lágrimas, pero también a la risa, gracias al humor, a veces hilarante, con que logra abordar las historias, porque Ramona es capaz de sacar el lado divertido y cómico de lo más ingrato.Los personajes de estos relatos no son salvados por ángeles o dioses compasivos que han decidido darles un respiro, ni son agraciados con un número de lotería que aparece en sus bolsillos por arte magia, sino que se ven obligados a subsistir por sus propios medios, si es que consiguen salir adelante. Porque quien da las pinceladas de estas vidas al límite conoce bien de lo que habla. Ramona se crio en Las Torres de Cotillas, en plena Vega Media del rio Segura; ha crecido rodeada de esas chimeneas de las fábricas de conserva exhalando humo, tan características de nuestro entorno, repletas de trabajadoras de toda la comarca de las clases menos favorecidas en un intento por mejorar sus frágiles economías familiares, aguantando las órdenes de capataces y patrones implacables, despiadados, que acentúan su inmisericorde trato por el simple hecho de que sus empleadas o subordinadas son mujeres. Ramona, que conoce de primera mano estas situaciones y ha sido capaz de relatarlas en toda su crudeza, describiendo descarnadamente ese ambiente machista y denigrante de toda esa gente que no han tenido ninguna oportunidad ni la ayuda de nadie para salir de ese sórdido mundo en el que nacieron, contra lo que solo cabe la posibilidad de narcotizarse, caer en la dependencia del alcohol o en el lóbrego mundo de la prostitución y la delincuencia, el trapicheo, la demencia, el maltrato infantil y la violencia de género. De todas estas situaciones se hacen eco los 37 relatos, ingeniosos, ocurrentes, realistas y crueles de La sombra del perro, que, abordados con tanta sensibilidad, intensidad y valentía, resultan conmovedores.Los hay muy duros, como Ocio 24, en el que narra sin concesiones ni miramiento la vida cotidiana de mujeres dedicadas a la prostitución; los hay hermosos, tristes, y sobrecogedores como Pañuelo palabra, Atlas, El jardín de las delicias o Encofradores; los hay muy dramáticos como La parábola del hijo pródigo; poéticos, dulces, como Ma-ria-na; divertidos y buenísimos, como Cartas; hasta de crímenes, como Temporada de tomate; o rebosantes de ternura, como Con prisa camina tu sombra (la del perro). Cada uno de estos espléndidos relatos tiene su propia esencia, su particularidad, sus protagonistas únicos e irrepetibles, aunque algunos de estos personajes aparezcan inesperadamente en más de un relato, acercándose con ello al género de la novela. Sin embargo, aunque todos tienen como nexo común una cruda y difícil realidad, no se lleven a engaño, si en alguno de estos se manifiesta con socarronería y humor “Lo malo de mi madre es que era mala. Tenía el lomo como un serrucho”, dice una hija de su madre en Lobas, por poner un ejemplo; o con expresivas frases poéticas y hermosas: “La nieve es suave y confortable y huele a tarde de lluvia”, nos cuenta Manuelita, una de sus protagonistas, cuando intenta evadirse de su desdichada vida, en Pañuelo palabra; la desventura y la desdicha emergen en cada relato, sin filtro, con toda su crudeza. Absolutamente nada que ver con un cuento de navidad.

Ana Fructuoso
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Fructuoso es Jefa de Sección (Reclamaciones y Recursos) en el área de Gestión Académica de la Universidad de Murcia, donde lleva trabajando 35 años.
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Fructuoso es Jefa de Sección (Reclamaciones y Recursos) en el área de Gestión Académica de la Universidad de Murcia, donde lleva trabajando 35 años.
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