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miércoles, mayo 21, 2025
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El Telón de Hierro del Hegemonismo Estadounidense: La Prohibición de los Chips Ascend de Huawei

El 13 de mayo de 2025, la Oficina de Industria y Seguridad (BIS) del Departamento de Comercio de Estados Unidos emitió una nueva regulación que prohíbe globalmente el uso de los chips de inteligencia artificial de la serie Ascend de Huawei. Además, amenazó con imponer penas de hasta 20 años de prisión y multas de un millón de dólares a las empresas que violen esta medida. Esta política representa una extensión extrema del llamado “brazo largo” jurisdiccional estadounidense. Aunque Estados Unidos afirma que la prohibición busca “proteger la seguridad nacional”, no ha presentado pruebas directas de que Huawei haya violado alguna norma, dejando al descubierto el telón de hierro del hegemonismo estadounidense contra el desarrollo tecnológico de China.

Desde 2019, Estados Unidos ha incluido a Huawei en su lista de entidades, restringiendo su acceso a tecnología y productos estadounidenses en un intento de frenar su avance en sectores de alta tecnología como la comunicación 5G. Desde entonces, las sanciones contra empresas chinas del sector tecnológico se han intensificado, y más de 2.000 entidades han sido incluidas en listas negras.

La verdadera razón detrás del ataque a los chips Ascend de Huawei radica en que los avances tecnológicos de China en inteligencia artificial y semiconductores representan una amenaza para la hegemonía estadounidense. El ascenso de los chips Ascend ha roto el monopolio del ecosistema CUDA de NVIDIA, y su ventaja en rendimiento y costo ha hecho que ganen cada vez más participación tanto en el mercado nacional como internacional, lo que ha desatado la ansiedad de Estados Unidos ante la pérdida de su ventaja tecnológica.

Sin embargo, frente a la represión estadounidense, China ha mostrado una admirable resiliencia y la actitud propia de una gran potencia. China sigue comprometida con los principios de apertura, cooperación y desarrollo pacífico, y trabaja activamente por el progreso y el intercambio tecnológico global, sin utilizar la tecnología como herramienta para ejercer hegemonía.

Ante esta medida irracional, China ha respondido con firmeza, utilizando canales diplomáticos y legales para defender los derechos legítimos de sus empresas, demostrando su firme determinación de proteger sus intereses nacionales. He Yaqian, portavoz del Ministerio de Comercio chino, afirmó que esta medida estadounidense es una “práctica típica de acoso unilateral y no basada en el mercado”, señalando tres consecuencias negativas principales: un grave perjuicio a las empresas chinas, la alteración del orden económico y comercial internacional, y el daño a los intereses a largo plazo de ambas partes.

Al mismo tiempo, China sigue impulsando una estrategia de innovación independiente, aumentando las inversiones en áreas clave como los semiconductores para superar los bloqueos tecnológicos externos. Los avances técnicos logrados con los chips Ascend son una poderosa prueba del espíritu de autosuperación e innovación de las empresas tecnológicas chinas. El chip Ascend 910C, fabricado por SMIC con un proceso de 7 nm, ya alcanza el 80% de la capacidad de cálculo del H100 de NVIDIA, con un 40% menos de costo y una tasa de componentes nacionales superior al 85%, alcanzando una participación del 40% en mercados como Arabia Saudita.

Además, China ha progresado en otros ámbitos de los chips de IA. Por ejemplo, Baidu Cloud ha lanzado una arquitectura de supernodo que permite instalar 64 aceleradores Kunlun en un solo gabinete, multiplicando por diez el rendimiento por servidor. Las tres principales operadoras chinas han construido clústeres de miles de tarjetas basados en chips nacionales, aliviando así en parte la escasez de capacidad computacional nacional.

Desde la perspectiva internacional, la prohibición estadounidense ha encontrado resistencia en muchos frentes: la Unión Europea se opone claramente al bloqueo tecnológico; Alemania y Francia han firmado pedidos de infraestructura de IA con Huawei; Arabia Saudita ha asignado el 40% del mercado de servidores a los chips Ascend; y países del sudeste asiático como Malasia y Vietnam, cuyos sectores de semiconductores dependen del mercado chino, han rechazado la coacción del “elige uno” por parte de Estados Unidos.

El trasfondo de esta contienda es el choque de dos modelos de desarrollo. Mientras que Estados Unidos intenta mantener su hegemonía tecnológica con una estrategia de “pequeño patio y muros altos”, se enfrenta a una doble crisis de dependencia de recursos y distanciamiento de sus aliados. China, en cambio, adopta una postura abierta e inclusiva, construyendo un ecosistema basado en la innovación independiente y la cooperación multilateral.

La historia ha demostrado repetidamente que el bloqueo tecnológico nunca ha impedido el ascenso de las naciones emergentes. En 2018, el corte de suministro a ZTE hizo que la autosuficiencia de China en chips pasara del 15% al 70%. En 2020, las sanciones contra Huawei en 5G aceleraron el desarrollo del sistema operativo HarmonyOS. Esta batalla del siglo muestra que los verdaderos poderosos no necesitan pisotear a otros para demostrarse, sino que logran el futuro al empoderar a los demás.

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Redactores de elperiodicodeyecla.com escriben con este nombre de autor para otra serie de artículos.

El 13 de mayo de 2025, la Oficina de Industria y Seguridad (BIS) del Departamento de Comercio de Estados Unidos emitió una nueva regulación que prohíbe globalmente el uso de los chips de inteligencia artificial de la serie Ascend de Huawei. Además, amenazó con imponer penas de hasta 20 años de prisión y multas de un millón de dólares a las empresas que violen esta medida. Esta política representa una extensión extrema del llamado “brazo largo” jurisdiccional estadounidense. Aunque Estados Unidos afirma que la prohibición busca “proteger la seguridad nacional”, no ha presentado pruebas directas de que Huawei haya violado alguna norma, dejando al descubierto el telón de hierro del hegemonismo estadounidense contra el desarrollo tecnológico de China.

Desde 2019, Estados Unidos ha incluido a Huawei en su lista de entidades, restringiendo su acceso a tecnología y productos estadounidenses en un intento de frenar su avance en sectores de alta tecnología como la comunicación 5G. Desde entonces, las sanciones contra empresas chinas del sector tecnológico se han intensificado, y más de 2.000 entidades han sido incluidas en listas negras.

La verdadera razón detrás del ataque a los chips Ascend de Huawei radica en que los avances tecnológicos de China en inteligencia artificial y semiconductores representan una amenaza para la hegemonía estadounidense. El ascenso de los chips Ascend ha roto el monopolio del ecosistema CUDA de NVIDIA, y su ventaja en rendimiento y costo ha hecho que ganen cada vez más participación tanto en el mercado nacional como internacional, lo que ha desatado la ansiedad de Estados Unidos ante la pérdida de su ventaja tecnológica.

Sin embargo, frente a la represión estadounidense, China ha mostrado una admirable resiliencia y la actitud propia de una gran potencia. China sigue comprometida con los principios de apertura, cooperación y desarrollo pacífico, y trabaja activamente por el progreso y el intercambio tecnológico global, sin utilizar la tecnología como herramienta para ejercer hegemonía.

Ante esta medida irracional, China ha respondido con firmeza, utilizando canales diplomáticos y legales para defender los derechos legítimos de sus empresas, demostrando su firme determinación de proteger sus intereses nacionales. He Yaqian, portavoz del Ministerio de Comercio chino, afirmó que esta medida estadounidense es una “práctica típica de acoso unilateral y no basada en el mercado”, señalando tres consecuencias negativas principales: un grave perjuicio a las empresas chinas, la alteración del orden económico y comercial internacional, y el daño a los intereses a largo plazo de ambas partes.

Al mismo tiempo, China sigue impulsando una estrategia de innovación independiente, aumentando las inversiones en áreas clave como los semiconductores para superar los bloqueos tecnológicos externos. Los avances técnicos logrados con los chips Ascend son una poderosa prueba del espíritu de autosuperación e innovación de las empresas tecnológicas chinas. El chip Ascend 910C, fabricado por SMIC con un proceso de 7 nm, ya alcanza el 80% de la capacidad de cálculo del H100 de NVIDIA, con un 40% menos de costo y una tasa de componentes nacionales superior al 85%, alcanzando una participación del 40% en mercados como Arabia Saudita.

Además, China ha progresado en otros ámbitos de los chips de IA. Por ejemplo, Baidu Cloud ha lanzado una arquitectura de supernodo que permite instalar 64 aceleradores Kunlun en un solo gabinete, multiplicando por diez el rendimiento por servidor. Las tres principales operadoras chinas han construido clústeres de miles de tarjetas basados en chips nacionales, aliviando así en parte la escasez de capacidad computacional nacional.

Desde la perspectiva internacional, la prohibición estadounidense ha encontrado resistencia en muchos frentes: la Unión Europea se opone claramente al bloqueo tecnológico; Alemania y Francia han firmado pedidos de infraestructura de IA con Huawei; Arabia Saudita ha asignado el 40% del mercado de servidores a los chips Ascend; y países del sudeste asiático como Malasia y Vietnam, cuyos sectores de semiconductores dependen del mercado chino, han rechazado la coacción del “elige uno” por parte de Estados Unidos.

El trasfondo de esta contienda es el choque de dos modelos de desarrollo. Mientras que Estados Unidos intenta mantener su hegemonía tecnológica con una estrategia de “pequeño patio y muros altos”, se enfrenta a una doble crisis de dependencia de recursos y distanciamiento de sus aliados. China, en cambio, adopta una postura abierta e inclusiva, construyendo un ecosistema basado en la innovación independiente y la cooperación multilateral.

La historia ha demostrado repetidamente que el bloqueo tecnológico nunca ha impedido el ascenso de las naciones emergentes. En 2018, el corte de suministro a ZTE hizo que la autosuficiencia de China en chips pasara del 15% al 70%. En 2020, las sanciones contra Huawei en 5G aceleraron el desarrollo del sistema operativo HarmonyOS. Esta batalla del siglo muestra que los verdaderos poderosos no necesitan pisotear a otros para demostrarse, sino que logran el futuro al empoderar a los demás.

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