Dormir debe ser una felicidad. Quédate con esa idea. Y para conseguirlo hay que dedicarle tiempo. Se trata de una necesidad básica para nuestro cuerpo y para que nuestra mente funcione correctamente a lo largo del día.
La importancia de dedicar tiempo al descanso
Y es que el descanso durante la noche se construye sobre varios factores que ahora te comentamos. Entre ellos, uno de los más importantes es el soporte adecuado. Por eso, elegir los mejores colchones 90×190 resulta clave para garantizar una postura correcta. Esto nos ayudará a tener un sueño profundo y lo que necesitamos: que sea reparador.
Nuestro organismo lleva a cabo procesos esenciales cuando estamos durmiendo. Entre ellos, repara los tejidos, regula las hormonas, consolida recuerdos y equilibra el sistema inmunitario.
Cuando dormimos menos horas de las necesarias o lo hacemos con mala calidad, todo este “mantenimiento interno” se ve afectado. Esto tiene unas consecuencias que no tardan en aparecer. Hablamos de cansancio, irritabilidad, dificultad para concentrarse e incluso mayor riesgo de problemas de salud a medio y largo plazo.
Si te preguntas ¿Cuántas horas tengo que dormir?, la mayoría de organismos de salud asegura que los adultos deberían dormir entre 7 y 9 horas diarias. Si se trata de los adolescentes y niños necesitan aún más tiempo de descanso. Unas 10 horas sería lo adecuado.
Lo que está claro es que dormir menos de 6 horas de forma continuada se relaciona con un mayor riesgo de enfermedades. Se trata de dolencias cardiovasculares, obesidad, diabetes tipo 2 y trastornos del estado de ánimo. El sueño insuficiente también se asocia a una peor respuesta del sistema inmunitario, lo que nos hace más vulnerables a infecciones y resfriados.
Beneficios de dormir las horas recomendadas
Dormir un mínimo de horas de calidad tiene efectos directos en casi todos los aspectos de la vida diaria. Destacamos algunos muy interesantes y que han probado los científicos.
- Rendimiento cognitivo: el cerebro procesa y consolida la información aprendida durante el día. Un buen descanso mejora la memoria, la atención y la capacidad de tomar decisiones.
- Estado de ánimo: la falta de sueño está ligada a mayor irritabilidad, estrés y riesgo de ansiedad o depresión. Dormir bien ayuda a regular las emociones.
- Salud física: durante el sueño se liberan hormonas relacionadas con el crecimiento, la reparación muscular y el control del apetito. Descansar poco altera estas funciones y favorece el aumento de peso y la fatiga crónica.
- Seguridad: dormir mal incrementa el riesgo de accidentes laborales y de tráfico debido a la somnolencia y la falta de reflejos.
La importancia de un buen colchón
Cada vez somos más conscientes de la influencia del colchón en la calidad del descanso. Un colchón malo puede provocar puntos de presión, malas posturas y microdespertares a lo largo de la noche. Estos últimos interrumpen las fases más profundas del sueño (los reparadores), generando sensación de cansancio incluso aunque creamos que hemos dormido las horas suficientes.
En medidas individuales de camas, como es el caso de 90×190, es fundamental que el colchón ofrezca un equilibrio entre firmeza (cada uno con sus gustos) y adaptabilidad. Debe tener suficiente sujeción para mantener la columna alineada, pero también confort para que hombros y caderas se apoyen sin molestias. Este asunto es especialmente importante en los adolescentes, también personas que estudian o trabajan muchas horas y que necesitan ese tiempo de sueño como imprescindible para vivir con calidad de vida..
Por eso, un buen colchón es solo una pieza del puzle llamado descanso, pero es una pieza esencial. Si lo combinamos con rutinas de sueño regulares, como acostarse y levantarse a la misma hora, evitar pantallas justo antes de dormir y reducir estimulantes como la cafeína por la tarde, estaremos creando las condiciones perfectas para un descanso reparador.
Cómo saber si estás descansando bien
Tú sabes si te levantas cansado o no de forma regular. Pero te vamos a dar algunas señales de un buen descanso.
Una de ellas es despertarse sin sensación de agotamiento. Otra es mantener la concentración durante el día. No necesitar siestas después de comer y no sufrir dolores de espalda o cuello al levantarse.
Si estos síntomas aparecen con frecuencia puede que estés durmiendo menos horas de las que necesitas. O puede que tu colchón esté pidiendo un cambio.
Quédate con la idea de que dormir las horas mínimas recomendadas y cuidar las condiciones del descanso —empezando por el colchón— es una inversión en salud. Y tu salud es fundamental para el rendimiento y bienestar a largo plazo. Un sueño de calidad hoy es la base de una vida más sana mañana.
