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🌼 sábado 20 abril 2024
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Proteste Ahora!: ¿Nadie para al ver a una persona tirada en el suelo en la carretera?

Se llama Bego, es voluntaria de Spandy. Nos ha enviado esta conmovedora historia que tiene dos caras. Una cargada de solidaridad, ayudando a un animal moribundo. La otra, repleta de interrogantes sobre los valores que encierra esta sociedad y que es la cara más oscura del relato.


El día 7 de febrero dieron aviso de la presencia de un perro al borde de la carretera, en la nacional 344. Soy voluntaria en la protectora Spandy y me fui a buscarlo.

En el aviso decían que estaba en sentido Jumilla, en la parte que tiene tres carriles, cerca del casco urbano. Después de recorrer la carretera de Jumilla hasta la curva del pino, ida y vuelta cuatro veces, no conseguí ver al perro.

Pedí a la persona que me pasó el aviso que preguntara con más exactitud a quien lo había visto por el punto exacto donde se encontraba. Al final, conseguí que me dijeran que «donde hay un trocito de camino junto a la carretera». Imaginé que se referían a donde queda un trocito de la carretera antigua justo en el puerto. Me fui allí y seguía sin verlo, pero en ese trozo de carretera antigua pude entrar con el coche hasta una vaguada donde ya no podía seguir, de modo que dejé el coche y fui andando junto a los arbustos. Y a unos 300 metros, escondido bajo los arbustos, lo vi.

Era un perro blanco, calculé que de unos treinta kilos. Como en todos los rescates, lo primero es comprobar la actitud del animal para no ponernos en un riesgo innecesario y así lo hice, me senté junto a él y le dejé a su alcance un poco de comida. 

Poco a poco vi que era muy dócil y le empecé a acariciar la cabeza, me dejó hacerlo y entonces le puse la tarrina entera de comida. Cuando se la había comido, decidí levantarle a ver si andaba. Al hacerlo vi que sus patas traseras colgaban, no podía andar, llegó a acercarse un poco al borde de la carretera, junto al quitamiedos y ahí se dejó caer, tumbado en el suelo. Además iba lleno de heridas y estaba temblando.

Necesitaba ayuda para levantarlo, no solo por el peso, también porque había que cogerlo correctamente para no empeorar su lesión. Decidí avisar a los compañeros de que necesitaba ayuda. Una de las voluntarias de Spandy me dijo que acababa de salir de trabajar y en un rato entraba de nuevo, pero en vez de irse a comer iba a ayudarme. Al poco, otra compañera también dijo que iba.

Decidí tumbarme junto al perro. Hacía tanto viento y tanto frío que le abracé y le cubrí lo que pude con mi plumas. Y ahí estuvimos los dos, tumbados y abrazados en el borde de la carretera, perpendicular a ella. Mi cabeza estaba justo delante del quitamiedos. Los coches que iban en dirección Jumilla no veían al perro, lo tapaba yo. Pero a mí sí me veían.

Y aquí es donde yo quería llegar.

Estuve tumbada en el borde de la carretera unos veinte minutos. Desde la carretera solo se veía una mujer tirada en el suelo al borde de la carretera y completamente quieta. Pues en todo ese tiempo ni un solo coche paró al menos a preguntar si estaba bien. Alguno aflojaba, miraba y seguía, pero la mayoría ni aflojaban.

¿En qué clase de personas nos estamos convirtiendo?

¿Nos hemos deshumanizado?

Me encuentro inmensamente triste por la falta de reacción de los conductores y también porque después de llevarlo al veterinario hubo que sacrificar al perro, que tenía la columna rota.

He decidido contarlo. A ver qué opináis los demás.


Esta lectora ha participado con sus comentarios en la sección Proteste Ahora! de elperiodicodeyecla.com. Usted también puede hacerlo es muy fácil. Nos puede mandar hechos noticiables, quejas, fotos y lo que considere al número del whatsapp de elperiodicodeyecla.com: 644 25 49 81. Por correo electrónico a: epy@elperiodicodeyecla.com  También a través de nuestras redes sociales recibimos mensajes de los lectores que participan en la sección de protestas vecinales.

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Elperiodicodeyecla.com. Diario digital de la ciudad de Yecla desde 2008. Información diaria de la localidad.

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El día 7 de febrero dieron aviso de la presencia de un perro al borde de la carretera, en la nacional 344. Soy voluntaria en la protectora Spandy y me fui a buscarlo.

En el aviso decían que estaba en sentido Jumilla, en la parte que tiene tres carriles, cerca del casco urbano. Después de recorrer la carretera de Jumilla hasta la curva del pino, ida y vuelta cuatro veces, no conseguí ver al perro.

Pedí a la persona que me pasó el aviso que preguntara con más exactitud a quien lo había visto por el punto exacto donde se encontraba. Al final, conseguí que me dijeran que «donde hay un trocito de camino junto a la carretera». Imaginé que se referían a donde queda un trocito de la carretera antigua justo en el puerto. Me fui allí y seguía sin verlo, pero en ese trozo de carretera antigua pude entrar con el coche hasta una vaguada donde ya no podía seguir, de modo que dejé el coche y fui andando junto a los arbustos. Y a unos 300 metros, escondido bajo los arbustos, lo vi.

Era un perro blanco, calculé que de unos treinta kilos. Como en todos los rescates, lo primero es comprobar la actitud del animal para no ponernos en un riesgo innecesario y así lo hice, me senté junto a él y le dejé a su alcance un poco de comida. 

Poco a poco vi que era muy dócil y le empecé a acariciar la cabeza, me dejó hacerlo y entonces le puse la tarrina entera de comida. Cuando se la había comido, decidí levantarle a ver si andaba. Al hacerlo vi que sus patas traseras colgaban, no podía andar, llegó a acercarse un poco al borde de la carretera, junto al quitamiedos y ahí se dejó caer, tumbado en el suelo. Además iba lleno de heridas y estaba temblando.

Necesitaba ayuda para levantarlo, no solo por el peso, también porque había que cogerlo correctamente para no empeorar su lesión. Decidí avisar a los compañeros de que necesitaba ayuda. Una de las voluntarias de Spandy me dijo que acababa de salir de trabajar y en un rato entraba de nuevo, pero en vez de irse a comer iba a ayudarme. Al poco, otra compañera también dijo que iba.

Decidí tumbarme junto al perro. Hacía tanto viento y tanto frío que le abracé y le cubrí lo que pude con mi plumas. Y ahí estuvimos los dos, tumbados y abrazados en el borde de la carretera, perpendicular a ella. Mi cabeza estaba justo delante del quitamiedos. Los coches que iban en dirección Jumilla no veían al perro, lo tapaba yo. Pero a mí sí me veían.

Y aquí es donde yo quería llegar.

Estuve tumbada en el borde de la carretera unos veinte minutos. Desde la carretera solo se veía una mujer tirada en el suelo al borde de la carretera y completamente quieta. Pues en todo ese tiempo ni un solo coche paró al menos a preguntar si estaba bien. Alguno aflojaba, miraba y seguía, pero la mayoría ni aflojaban.

¿En qué clase de personas nos estamos convirtiendo?

¿Nos hemos deshumanizado?

Me encuentro inmensamente triste por la falta de reacción de los conductores y también porque después de llevarlo al veterinario hubo que sacrificar al perro, que tenía la columna rota.

He decidido contarlo. A ver qué opináis los demás.


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3 COMENTARIOS

  1. Entras en un camino apartado de la carretera…sigues andando 300metros y por arte de magia al tumbarte con el perro apareces en la historia junto a la carretera a la vista de todos….en fin lo que me parece más peligroso es hacer el trayecto 4 veces buscando un perro evidentemente mirando a ambos lados poniendo en peligro a los demás conductores

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