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🍁 sábado 23 noviembre 2024
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Arte y realidad

―La realidad supera a la ficción y el arte imita a la vida ―dije. Y sin dejarme tomar aire para seguir la frase, Vicente me interrumpió.
―La realidad imita al arte, y actualmente la imagen sustituye a lo real. Nos gusta más la leyenda que la historia y por eso los políticos, los comerciantes y los predicadores nos ofrecen relatos, para que nos olvidemos de lo auténtico, y esos mismos son los que aseguran que el arte es inútil, pero eso es falso, el arte es un bálsamo para entender el mundo.
―Pero el arte clásico es el que mejor entiende la gente de a pie ―Vicente me mira sonriente y prosigue:
―Es verdad, pero la pintura clásica es menos realista de lo que pensamos.
―En las pinturas de Velázquez o de Rubens parece que las figuras se van a salir del cuadro.
―Sí, eso parece, manejaban muy bien la técnica, pero no son reales, voy a intentar explicarme:

―No es lo mismo una figura de un Museo de Cera que la escultura griega, o el retrato de Goya modelado por Benlliure. Se supone que los tres son muy realistas. Las figuras de cera parecen muertos embalsamados. El David de Miguel Ángel o la Victoria de Samotracia son vida pura o vida insuflada en la escultura. Un retrato en pintura o en escultura es el tiempo detenido, pero no el de un microsegundo como en las fotografías, es el resultado de una detenida observación. Otro ejemplo, si colocáramos a una modelo desnuda junto a una pintura realizada por un artista clásico, nos llamaría más la atención la pintura que la muchacha.

Victoria de Samotracia

Los trigales de Van Gogh, con los cuervos sobrevolando un azul ultramar intenso, es mucho más interesante que un sembrado amarillo en cualquier campo castellano. En el primer caso gozaríamos de una imagen hermosa, en el segundo nos molestarían las moscas o el sol nos cegaría. Otro más, un atardecer con toda su belleza nunca alcanzará la emoción de un atardecer de Turner, quizás porque en la pintura es permanente, un poco falsa y por lo tanto más cercana a nuestra sensibilidad. También es verdad que depende de quien sea el espectador, porque hay gente que en un cuadro no ve nada más que manchas y en un atardecer no es capaz de emocionarse.

―Pero tú  hablas de pintura y yo me refiero a las emociones ante la realidad.

―A eso me voy a referir ahora:
Frente a una mujer sujetando el cadáver de su hijo ensangrentado no seríamos capaces de mantener la vista en ellos más de un minuto, porque ahí hay un drama auténtico, mientras que el de la sexta angustia de Gregorio Fernández hay algo que nos conmueve, pero somos capaces de contemplar la escena gracias a la belleza de sus formas o de su policromía y el drama se nos ofrece envuelto en belleza.

La realidad a veces apesta, tiene ruido, y en algunos casos duele. El arte ofrece a los sentidos el drama en porciones asimilables.
La muerte de un hijo debe ser tremenda, pero representada en bodas de sangre de Garcia Lorca es dramáticamente emotiva y poética, soportable gracias a las palabras de Federico.

―Y escuchando música recreamos en nuestra memoria emociones difíciles de explicar con palabras. Ver matar a alguien en directo es horrible, en el teatro es sobrecogedor, pero soportable. Lloramos emocionados ante el suicidio de Antígona, pero frente al suicidio de un pariente se nos nublaría la vista y no podríamos mirar.

Echad una ojeada a la política actual y veréis que cada partido o dirigente nos ofrece un relato que la mayoría de las veces no tiene nada que ver con la realidad; esto puede parecer una exageración pero que cada uno piense en el dirigente al que no votaría nunca.

―¿Entonces tú afirmas que lo importante es el relato?
―No, yo digo que a través del arte se percibe mejor la vida y que los que gobiernan el mundo inventan relatos para entretenernos y que no veamos la realidad.


Relatos de Teo Carpena

Teo Carpena
Teo Carpena
Historias y leyendas de un hombre y su perro, que busca en los recuerdos su identidad. Teo Carpena emigró con su familia a Francia, después de la jubilación vuelve a Yecla y junto a varios amigos recompone su historia. Contacta conmigo en teocarpena@yahoo.es

―La realidad supera a la ficción y el arte imita a la vida ―dije. Y sin dejarme tomar aire para seguir la frase, Vicente me interrumpió.
―La realidad imita al arte, y actualmente la imagen sustituye a lo real. Nos gusta más la leyenda que la historia y por eso los políticos, los comerciantes y los predicadores nos ofrecen relatos, para que nos olvidemos de lo auténtico, y esos mismos son los que aseguran que el arte es inútil, pero eso es falso, el arte es un bálsamo para entender el mundo.
―Pero el arte clásico es el que mejor entiende la gente de a pie ―Vicente me mira sonriente y prosigue:
―Es verdad, pero la pintura clásica es menos realista de lo que pensamos.
―En las pinturas de Velázquez o de Rubens parece que las figuras se van a salir del cuadro.
―Sí, eso parece, manejaban muy bien la técnica, pero no son reales, voy a intentar explicarme:

―No es lo mismo una figura de un Museo de Cera que la escultura griega, o el retrato de Goya modelado por Benlliure. Se supone que los tres son muy realistas. Las figuras de cera parecen muertos embalsamados. El David de Miguel Ángel o la Victoria de Samotracia son vida pura o vida insuflada en la escultura. Un retrato en pintura o en escultura es el tiempo detenido, pero no el de un microsegundo como en las fotografías, es el resultado de una detenida observación. Otro ejemplo, si colocáramos a una modelo desnuda junto a una pintura realizada por un artista clásico, nos llamaría más la atención la pintura que la muchacha.

Victoria de Samotracia

Los trigales de Van Gogh, con los cuervos sobrevolando un azul ultramar intenso, es mucho más interesante que un sembrado amarillo en cualquier campo castellano. En el primer caso gozaríamos de una imagen hermosa, en el segundo nos molestarían las moscas o el sol nos cegaría. Otro más, un atardecer con toda su belleza nunca alcanzará la emoción de un atardecer de Turner, quizás porque en la pintura es permanente, un poco falsa y por lo tanto más cercana a nuestra sensibilidad. También es verdad que depende de quien sea el espectador, porque hay gente que en un cuadro no ve nada más que manchas y en un atardecer no es capaz de emocionarse.

―Pero tú  hablas de pintura y yo me refiero a las emociones ante la realidad.

―A eso me voy a referir ahora:
Frente a una mujer sujetando el cadáver de su hijo ensangrentado no seríamos capaces de mantener la vista en ellos más de un minuto, porque ahí hay un drama auténtico, mientras que el de la sexta angustia de Gregorio Fernández hay algo que nos conmueve, pero somos capaces de contemplar la escena gracias a la belleza de sus formas o de su policromía y el drama se nos ofrece envuelto en belleza.

La realidad a veces apesta, tiene ruido, y en algunos casos duele. El arte ofrece a los sentidos el drama en porciones asimilables.
La muerte de un hijo debe ser tremenda, pero representada en bodas de sangre de Garcia Lorca es dramáticamente emotiva y poética, soportable gracias a las palabras de Federico.

―Y escuchando música recreamos en nuestra memoria emociones difíciles de explicar con palabras. Ver matar a alguien en directo es horrible, en el teatro es sobrecogedor, pero soportable. Lloramos emocionados ante el suicidio de Antígona, pero frente al suicidio de un pariente se nos nublaría la vista y no podríamos mirar.

Echad una ojeada a la política actual y veréis que cada partido o dirigente nos ofrece un relato que la mayoría de las veces no tiene nada que ver con la realidad; esto puede parecer una exageración pero que cada uno piense en el dirigente al que no votaría nunca.

―¿Entonces tú afirmas que lo importante es el relato?
―No, yo digo que a través del arte se percibe mejor la vida y que los que gobiernan el mundo inventan relatos para entretenernos y que no veamos la realidad.


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Historias y leyendas de un hombre y su perro, que busca en los recuerdos su identidad. Teo Carpena emigró con su familia a Francia, después de la jubilación vuelve a Yecla y junto a varios amigos recompone su historia. Contacta conmigo en teocarpena@yahoo.es
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