Laura, la del puesto de salazones en el mercado central, necesitaba comunicarse con el alguacil guipuzcoano que tripulaba la nave Andrómeda IV, que en ese instante atravesaba a la velocidad de la luz nuestra galaxia.
La murciana pidió intimidad y, en una pequeña sala del Museo Lunar de Fresnedillas de la Oliva, se dispuso todo. Estaba muy nerviosa: iba a ver a su amado después de varios meses y a una distancia inconcebible para ella.
Después de un chisporroteo, como si doscientos grillos se pelearan dentro de un bote de hojalata, vio la imagen de Iñaki.
—Estás muy delgado, cariño. Cuando vuelvas te voy a preparar un chuletón de los que te gustan —por el auricular escuchó una voz con acento norteamericano:
—Señora, primero hable usted y después le contestará él. La conexión directa nos resulta imposible por deficiencias técnicas. Sea escueta, como si mandara telegramas.
«Menuda mierda de conexión», pensó para sí, pero no dijo nada porque sabía que la escuchaban.
Le molestó no poder hablar directamente con su amado, que este no le pudiera contestar en tiempo real y, para colmo, que unos yanquis escucharan su conversación. Pero, resignada, inició su mensaje:
—Han pasado solo tres semanas desde que te fuiste y no dejan de pasar cosas extraordinarias: han retirado de la tienda de Matilde una partida de peluches coreanos que devoraban por dentro a las mascotas de los niños huérfanos. Las cocineras de las residencias de ancianos de toda España se niegan a seguir guisando carne para los residentes; ahora les sirven zumos de manzana reineta con un brebaje clandestino que contiene el néctar de la vida eterna para el desayuno. Los del servicio funerario municipal están muy preocupados: pueden quedarse sin empleo. Los sepultureros han convocado una huelga y dicen que están dispuestos a desenterrar a los familiares de los políticos y de las cocineras. Los obispos españoles han editado una carta pastoral advirtiendo a sus fieles de que es pecado alimentarse con esas pócimas y han declarado a las manzanas como “alimentos del demonio”.
—Solo Dios puede alargar o acortar la vida —ha declarado el Papa desde el balcón del Vaticano.
Laura hizo una pausa para beber agua y secarse el sudor. Hacía un calor tremendo, la calefacción de la sala estaba altísima. Se quitó la camisa y el sujetador para que su novio pudiera disfrutar de buenas vistas y continuó:
—Los camareros de la cafetería donde desayunábamos los domingos ahora sirven como aperitivo sesos rebozados de lagartos chinos y han provocado largas colas de clientes de toda la península. Claudia está bien, come mejor que antes, pero le ha dado por decir que por las noches las escaleras de los supermercados tragan psicoanalistas rusos y amanece con los ojos enrojecidos de tanto llorar. Yo estoy mejor de lo mío. Ayer asistí a la consulta de un masajista yeclano y, después del masaje, se disfrazó de lagarterana para hacerme el amor. Disfruté como nunca, pero no te fui infiel: pensaba todo el tiempo en ti. Te echo de menos. Vuelve pronto.
Los técnicos de la NASA pusieron en marcha toda la tecnología disponible y todo su empeño en que la comunicación fuera exitosa, debido a la importancia del momento.
Ni a Laura ni al astronauta les dijeron la verdad: el alguacil había iniciado un viaje sin regreso. El presidente Trump dio el visto bueno al mensaje de la española, aunque no entendía nada. El director de la CIA tenía dudas.
Iñaki apareció en la pantalla ojeroso y demacrado. Laura sonrió.
—¡Guapetón! —sabía que no podía escucharla, pero ese piropo le salió del alma.
Apareció un rótulo que decía: De Iñaki para Laura.
—Amor mío, yo también te echo de menos. Las vistas por aquí son preciosas, pero el sabor a glutamato me está matando y los biberones de sidra resultaron ser de agua bendita azucarada. Las tabletas masticables con sabor a carne me producen flatulencias espantosas; paso hambre y he adelgazado veinte kilos.
Los movimientos de los labios y el sonido no coincidían: había un desfase labial.
—He descubierto un planeta habitado por vascos. Cuando vuelva, llevaré conmigo a dos aizkolaris con orejas verdes y a un tamborilero que dice que es imposible la existencia de Bilbao. Dile a Claudia que he visto estrellas que bailan al son de danzas diabólicas y que en la Luna hay un cráter lleno de luciérnagas. Tus pechos son más hermosos que todas las galaxias del universo. ¡Maite zaitut! Agur.
La pantalla fue a negro, y desde el servicio de inteligencia chino, el MSS, están intentando descifrar los mensajes entre la enamorada y el cosmonauta. Desde la agencia espacial rusa, un intérprete murciano ha sentenciado: “Estos son dos trastornaos.”
En la NASA siguen analizando y han contratado a un experto ricoteño en mensajes cifrados. En el CNI español aseguran que estos mensajes encierran consignas políticas peligrosas.


















🐊🦎🐊🦎🐊🦎
Toma paniquesas
Para viajes aeroespaciales el que hizo Toni Lebranc en la película «El Astronauta», El viaje al espacio fue diseñado y construido por la SANA, Sociedad Anónima de Naves Aeroespaciales. El entrenamiento fue en el desierto de Almería, por ser un sitio con cierta similitud con otros planetas.
La película tiene una escena para un Goya, (sin son pequeños, dos) que es cando vestido de astronauta se pasea como si estuviera en la luna con un botijo de agua en la mano.
El amor de Laura tampoco se queda corto con el viaje de su amor que atraviesa la Vía Láctea. No es menos cierto que los yanquis no atraviesan su momento con Trump y las comunicaciones tenían peor calidad que «la emisora clandestina la «Pirenaica».
Estos fallos de comunicación les lleva a no estar centrados, cuando Laura le dice al alguacil que desde que se fue habían pasado cosas extraordinarias. Se deja sin señalar que VOX y PP habían roto su matrimonio de conveniencia, que se habían aprobado unas TASAS de basuras tan elevadas como el cohete y, que Nueva York había elegido a un alcalde socialista e inmigrante.
La nueva tendencia de alimentación no ha tenido el «aval» necesario y se sigue manteniendo las gachasmigas PoPulares que es el único momento donde López Miras se centra en lo que está.
Diciendo que con gachasmigas se necesitan menos radiólogos.
Después de que Laura tuviese esa conversación con su amor, pensando no conocer que ya no regresaría, negativo, era una argucia para no volver a la tierra mientras en Yecla no se de un cambio de gobierno.
Los de la UCO esto no lo saben, al ir muy atareado con informes que no se lo traga ni Villarejo.
El momento cuándo Laura se quita el sujetador, ha sufrido un recorte como los de Juanma Moreno con la Sanidad Pública andaluza. Dicen que la censura es cosa de VOX por su «puritanismo moral» otros que es de Feijooo que también recortaría el SMI, las pensiones…
Bueno que es domingo y estos de S Pola ya están llamando para irnos a desayunar. Fin al viaje.