El Taller de Huerto Ecológico nació en 2014 a partir de una propuesta del Centro de Día de Ampy, la Asociación de Personas con discapacidad intelectual de Yecla. Se trata de un innovador proyecto que está demostrando día a día que la agricultura ecológica es perfectamente sostenible y más necesaria que nunca. Además, es una salida laboral con mucho futuro. La actividad se inició con la ayuda económica de Fundación La Caixa y se mantiene anualmente con una subvención de la Concejalía de Política Social del Ayuntamiendo.
De hecho, “el taller se creó no sólo para que fuera ocupacional como una actividad más del Centro, sino que tiene un objetivo más trascendente: crear una empresa con el 70% de trabajadores con cierta discapacidad” explica Eliecer Soriano, ingeniero agrícola y coordinador del Huerto. Por eso, la mayor parte de la formación es práctica, sobre el terreno, pero también teórica, en el aula.
¿Por qué agricultura ecológica en lugar de convencional?
Cuando surgió la idea los organizadores tenían claro que no querían exponer a nadie del equipo a sustancias químicas tóxicas. También en ese momento la agricultura ecológica estaba en auge, ya sea por moda, por salud o por sabor.
Lo que estaba claro es que este estilo de cultivo sería un gran estímulo para los participantes y, a la vez, una oportunidad de trabajo estable. Con este proyecto querían también ser un ejemplo de que otro tipo de agricultura es posible en Yecla: sostenible y respetuosa con la salud de la Tierra y de las personas.
Respeto a la biodiversidad
Este estilo de agricultura favorece la biodiversidad. “Esto quiere decir que tenemos mucha variedad de hortalizas y verduras, y hacemos rotación de cultivos, al contrario de la agricultura intensiva que realiza monocultivos. Nosotros plantamos diversos tipos de árboles, arbustos o hierbas para atraer gran variedad de insectos, pájaros y plantas. Hay personas que no entienden por qué no quitamos las hierbas supuestamente malas y siempre les comento que éstas también cumplen su función dentro del ecosistema. Por ejemplo, la veza -comenta Eliecer señalando una hierba- es un tipo de leguminosa que fija el nitrógeno del aire en el suelo y lo enriquece. No tiene sentido matarla y menos con un herbicida que contamina la tierra. Preferimos respetar el equilibrio natural”.
Ellos hacen su propio compost o abono, reutilizando los restos del huerto, del jardín y de la cocina. Las gallinas también contribuyen porque sus deshechos son muy útiles en este proceso. De esta manera, elaboran el mejor alimento para la huerta. Después, la tierra da frutos y de nuevo “lo que no sirve” se reutiliza. Así se abre y se cierra un ciclo de autosuficiencia.
“Me siento muy bien, me gustaría trabajar en el campo siempre”
El coordinador, Eliecer, destaca por encima de todo, el estímulo tan positivo que supone para los catorce participantes estar en contacto con la naturaleza: “Están aprendiendo a alimentarse de forma más saludable porque antes no comían tanta fruta y verdura como ahora. Además, los viernes se llevan su cesta de recompensa a casa y esto favorece que hablen con sus familias sobre la comida sana”
Todos coinciden en que a raíz de la experiencia del huerto han notado un gran cambio en los alimentos, porque el tacto y el sabor de la comida son muy diferentes al que estaban acostumbrados.
David: “A lo largo de este año la experiencia en la huerta me ha aportado muchas cosas positivas en mi vida. Me encanta el campo y es un placer estar aquí, cuando me tenga que ir lo echaré de menos. Además, Eliecer se ocupa muy bien de nosotros, nos acompaña en todo y me ha enseñado cosas que no sabía; para mí es más que un coordinador, es un amigo. No me canso de trabajar, siempre llego a casa más contento.
Jose Vicente: “Llevo cuatro años y a mí me gusta mucho el huerto, los animales y todo lo que hacemos. Me siento muy bien y me gustaría trabajar en esto siempre”.
Luis: “Comencé el pasado mes de octubre. Me encanta ver cómo las verduras van creciendo naturalmente, sin intervenir con ningún producto químico. Me gusta tocar y sentir las plantas, por eso evito en la medida de lo posible utilizar guantes”.
Aunque a simple vista pueda parecer una actividad agotadora, ellos lo llevan muy bien y el esfuerzo tiene su recompensa: “disfrutamos mucho la mañana con los compañeros mientras trabajamos en equipo, comemos juntos y hablamos de cosas interesantes”, comentan entusiasmados.
¿Cómo se puede colaborar con el proyecto?
Se pueden adquirir las verduras del huerto en la cooperativa Biotremol (C/Corredera). Próximamente, informarán sobre nuevos lugares en los cuales adquirir los productos. También tienen pendiente lanzar una campaña de Crowdfunding. Todo el dinero recaudado se reinvierte en el proyecto en forma de donativos.
Otra manera de colaborar es a través del voluntariado. Para ser voluntario en el Huerto Ecológico de AMPY es necesario contactar con la trabajadora social y rellenar una hoja de inscripción en el Centro de Día (C/Narciso Yepes S/N de Yecla). Actualmente, son tres las voluntarias que acompañan en el trabajo diario del huerto y ayudan a desempeñar las distintas tareas junto a los usuarios.
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Bien por AMPY, dando una soberana lección a los depredadores de nuestros recursos naturales y a los «gestores» que lo consienten mirando para otro lado. Estaremos atentos a la campaña de crowdfunding.