Lo natural sigue ganando terreno gracias a la concienciación del consumidor. Los amantes del vino los aprecian, desde hace tiempo, pero últimamente se nota que también los consumen. Son los vinos que se elaboran alejados de los compuestos químicos tanto en el campo como en la bodega. Y Yecla es una tierra privilegiada en esta materia por tener, entre otros, dos factores a su favor: el clima y el suelo calizo.
De las 4.696,31 hectáreas de viñedos que se encuentran dentro de la Denominación de Origen Yecla, 3.134 hectáreas están certificadas como ecológicas. Es decir, cerca del 67 por ciento. Y tres de las nueve bodegas de la D.O Yecla sólo elaboran vino ecológico.
Son varios los motivos que empujan a los agricultores a trabajar sin químicos. Se pueden resumir en: rentabilidad, calidad de la uva y el aumento de la demanda. La uva que se obtiene en ecológico se paga un 15 por ciento más que la convencional. Además, al ahorro que supone el no utilizar productos para evitar plagas,hay que sumarle menos trabajo, menos gasóleo y que hay ayudas públicas a este tipo de agricultura.
Es la ecuación que marca un futuro cada vez más sostenible con el medio ambiente en el sector vitivinícola que registra un aumento en las ventas de algo más de un 20% en el último año, según los datos de la propia entidad reguladora.
Con todo, otra de las claves es que la uva que se obtiene no tiene diferencias de sabor y calidad respecto a la convencional. Una uva con la que obtuvieron casi tres millones de litros de vino la campaña del año pasado.
El secretario de Denominación de Origen Yecla y gerente de Bodegas Barahonda, Antonio Candela ha participado esta semana en la feria Millésime Biofach. Es una de las citas más importantes del mundo en materia del vino ecológico donde se dieron conocer unas 28.000 muestras de este producto. Allí, seis bodegas yeclanas han participado y algunas han cosechado premios internacionales por la calidad de sus productos. Es una feria multitudinaria que crece exponencialmente porque “cada vez se busca más lo natural”.
Candela considera que uno de los elementos clave del auge de esta agricultura en el municipio han sido “las feromonas mediante el método de confusión sexual para proteger a los cultivos de las plagas”. La técnica consiste en distribuir en la parcela un número elevado de difusores de la feromona de la hembra. El macho, al no encontrarlas, no las pueden fecundar y se evitan plagas.
En el año 2002 Bodegas la Purísima decidió comercializar el primero de sus vinos ecológicos. Desde entonces, siguen apostando ellos hasta el punto que ahora mismo el 15% de todo lo que comercializan es ecológico. Tienen tres vinos de este tipo con los que están registrando un crecimiento de en torno a un 20% anual en este mercado, explica su enólogo Pedro José Azorín.
Este experto en la elaboración de vinos relata que la cantidad de sulfitos que se pueden utilizar en su elaboración es muy baja. “Hoy en día no basta con ser ecológico. También tienes que ser ecológico vegano. Para clarificar el vino no se pueden utilizar agentes de origen animal, como la proteína del huevo. Por eso utilizamos los de origen vegetal para ser 100 por 100 natural”.
Este tipo de vinos tienen como destino principal el mercado del norte de europa, aunque hay excepciones como pedidos que llegan de Corea o de Filipinas. Los precios son un poco mayores que si fueran convencionales pero “el consumidor asume que debe pagar un poco más por su origen”.
En Bodegas Castaño, confirman una demanda creciente en otros mercados.“Nuestros viñedos convencionales únicamente difieren de los ecológicos en la certificación, pero las prácticas vitivinícolas son las mismas en ambos casos y eso lo permite únicamente por las características de nuestro terruño”, explica la responsable de comunicación de la bodega Mari Carmen Puche. Esta bodega elabora cuatro vinos certificados ecológicos, blanco macabeo, rosado monastrell y dos tintos monastrell.
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Pioneros
Pascual Azorín fue uno de los agricultores pioneros en el término municipal en cultivar sus treinta hectáreas de terreno de forma ecológica. Empezó el año 2000 aunque no pudo cosechar nada hasta que pasaron cinco años para que su finca se “limpiara” de los químicos que se habían utilizado hasta entonces. Ahora solo utiliza materia orgánica para enriquecer el suelo y aprovecha la propia poda para aportar nutrientes.“Cuando dije en la bodega que iba a llevar uva ecológica me dijeron que ellos no iban a hacer es tipo de vino. Tuve sus más y sus menos”, relata este hombre que se enorgullece de la decisión contracorriente que tomó y al que el tiempo ha dado la razón. “Fue arriesgado porque si durante esos cinco años me hubiera llegado una epidemia se hubiera llevado toda la producción por delante. Tuve suerte”, asegura.Además de suerte, la climatología de la zona y el tiempo de suelo ayudaron y mucho a éste y a otros agricultores a sacar adelante su proyecto ya que el intenso frío y la sequedad son unos pesticidas naturales que aporta la comarca. Este agricultor trabaja con tres cultivos tradicionales de la zona como son los viñedos, los olivos y la almendra. “Hasta que deje de trabajar seguiré con lo ecológico porque cada vez se pide más, no tengo problemas en venderlo y me pagan más”, explica. El camino que emprendió hace ya casi 20 años abrió un sendero que el resto está tomando. “Hay muchos compañeros que están cambiando a ecológico. Eso es bueno para nosotros, la tierra y para la salud”.
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