El cernícalo primilla, el más pequeño de nuestros halcones fue, hasta mediados del pasado siglo, un habitante frecuente de torres, cortijos, casonas, palacios y castillos situados en regiones dedicadas a la agricultura y la ganadería extensivas, en las que podía encontrar abundantes invertebrados con los que alimentarse.
Las transformaciones sufridas por el campo español en las últimas décadas mermaron su hábitat y ocasionaron un acusado declive, aunque en los últimos años la situación de la especie parece haberse estabilizado tras verse favorecida por numerosas iniciativas y planes de conservación.
Hace un par de semanas, algunos miembros de ANIDA tuvieron ocasión de acompañar en su visita a la ZEPA «Estepas de Yecla» a Mónica Rubio, periodista y bióloga, responsable del blog elclickverde.com.
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El objetivo era la grabación de un pequeño videorreportaje sobre el cernícalo primilla en nuestra zona, con especial hincapié en la precaria situación a la que se enfrentan sus poblaciones por el deterioro y modificación de los tejados donde establecen sus nidos.
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