La atmósfera de la Semana Santa en Yecla se vio resplandecida por la luz de innumerables faroles al paso del Cristo Yacente. Se creo un espectáculo único en la procesión más distintiva de todas: la procesión de los farolicos.
Cada martes de la Semana Santa yeclana, multitudes se congregan a lo largo del breve trayecto por el centro de la ciudad para presenciar este evento tan especial, arraigado en la tradición local.
La procesión está estrechamente vinculada a los niños del antiguo Colegio de Escuelas Pías, quienes acompañaban al Cristo Yacente con velas y faroles en un emotivo traslado desde la capilla hasta la basílica, preparando la imagen para la solemne Procesión del Santo Entierro.
Desfile dessde San Francisco
Alrededor de las 9 de la noche, el desfile inició su lento recorrido desde la Iglesia de San Francisco, con niños que exhibían con renovada ilusión los farolicos elaborados durante semanas. Algunos de estos faroles son confeccionados por los propios niños, mientras que otros son adquiridos a entidades como la Asociación de Minusválidos Psíquicos de Yecla (AMPY), cuyo taller da vida a estas coloridas obras de arte, cada una única en su estilo.
Desde los más pequeños, apenas unos meses de edad, hasta los mayores, los niños volvieron a ser el foco de atención en esta noche de celebración. En ciertas áreas del recorrido, la multitud era tan densa que apenas dejaba espacio para el paso de la procesión con la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Cristo Yacente y la Agonía.
La única imagen que se procesionó en esta ocasión fue la del Santísimo Cristo Yacente, portada en andas y cerrando el desfile, que culminó en la basílica de la Purísima aproximadamente una hora después de su inicio, como es costumbre.
Galería de fotografías, por Juanjo Martínez