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🌼 jueves 18 abril 2024
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Félix López, gerente de Fama: «Tengo estropeado el chip de saber comportarme»

No le verán con una corbata. Si entran en las instalaciones de Fama Sofás buscando al jefe y se cruzan con Félix López seguramente no creerán que es él. No aparenta ser el capitán de una empresa que empezó hace décadas con tres trabajadores y ahora se ha convertido en un trasatlántico que cada día fabrica 500 sofás diferentes gracias a las 190 personas que están empleadas.

A Félix el éxito no le quita el sueño porque es feliz y quiere seguir siéndolo. “Seré de las personas más felices del mundo. No por el dinero, sino porque llego a mi casa después de trabajar, me abro una coca-cola fría y una bolsa de patatas…¿Se puede ser más feliz?”. Una reflexión tan simple que asombra al escucharse de una persona que ha revolucionado el mundo del sofá con diseños completamente diferentes y conceptos arriesgados que  triunfan en los cinco continentes.

Quizás para entender esa filosofía hay que irse a la década de los setenta. Entonces vivía un joven jugador de fútbol que militaba en los juveniles del Real Madrid y en la selección Española. Se llamaba Pepete, murió de cáncer y era primo de Félix. “Me enseñó mucho de la vida. Me decía que cuando despertaba y respiraba disfrutaba más que el 90% de la gente que no se da cuenta lo maravillosa que es la vida y solo se fija en lo malo”. 

En la pócima secreta de Félix López para alcanzar la felicidad, versus éxito, se mezclan varios ingredientes: un puñado sobrado de sentido común, una gran dosis de pasión y el toque de modestia que tienen las personas inteligentes. 

Este hombre no para de inventar, arriesgando con elementos como el color en los muebles tapizados. Eso le permitió conquistar el hasta entonces gris mercado anglosajón. No le convence que le llamen visionario. Apuesta por “el sentido común porque lo analizamos todo tanto que vemos las cosas claras”.

Trabaja diseñando, que es su gran y verdadera pasión. Si pudiera dejaría la gestión de la empresa para dedicarse únicamente a diseñar sofás, mesas, alfombras y telas o lo que se ponga por delante.

Y no le gusta salir en la foto porque odia el postureo y es bastante políticamente incorrecto.”No soy empresario de la copa y el puro. Tengo estropeado el chip de saber comportarme”. Lo habitual es que Félix López delegue en gente de su equipo para actos sociales, premios y demás eventos. Lo normal es que hable en plural porque “somos un gran equipo trabajando con honestidad y está prohibida la frase: se hace ésto porque mis cojones. Y la otra expresión de porque lo dice el jefe”.  

Tiene 57 años, una mujer, tres hijos, una nieta y una empresa que gestionar de lunes a sábado. “Ahora paso unas 12 horas. Antes más, venía a las 5 de la madrugada y estaba todo el día. La gente que no trabaja no sabrá lo que se disfruta al coger vacaciones”. Su padre comenzó con una modesta empresa de harina que pronto abandonó atraído por el incipiente sector del mueble en Yecla. Con apenas recursos y muchas ganas echó a andar la fábrica que sería el embrión de Fama Sofás. En aquellas instalaciones, con apenas 7 años Félix ya sabía lo que era el proceso de fabricar sofás entre clase y clase.

Fue el pequeño de cinco hermanos, de ellos tres trabajaron en la empresa familiar. Un niño tímido al que su madre maleducó en lo de comer de todo y hoy en día sigue rechazando las verduras en su plato. Ya entonces sus hermanos le miraban con asombro porque con apenas un par de ladrillos y dos cosas más montaba un juego. Su prodigiosa imaginación ya estaba aflorando.

De joven se marchó a Murcia a estudiar. “Mi sueño era el diseño aunque cada vez he tenido que hacer más gestor de la empresa”. Volvió, y a los pocos meses Fama fabricó un modelo de sofá que hoy en día sigue vigente por su originalidad.

Literalmente se le saltan las lágrimas cuando recapacita sobre el equipo de personas que le rodea en la empresa y cuando habla de sus hijos y de su mujer, Manoli, que es la única capaz de sacarle de la rutina del trabajo.

Se le llena la boca cuando habla de sus hijos. “Siempre les he dicho que hicieran algo que les apasionara y que se formaran para no tener que aguantar a ningún capullo. Tengo a la familia y muy pocos amigos. Cuando salgo por la puerta de la empresa me olvido de todo. Cuando vuelvo me acuerdo de los problemas y disfruto solucionándolos. Tengo una norma: ponerlos en fila y solventarlos de uno en uno”.

Un amigo suyo le dijo una vez que tenía el don de ser capaz de sacar lo mejor de las personas. Otro no entendía cuando Félix le aseguró que sería feliz regalando los sofás que fabrica porque disfruta de verdad cuando alguien se lleva un sofá y luego le dice que está encantado.

Si un día ven el perfil profesional de Félix López en plataformas de internet leerán que el sistema de fabricación que tiene Fama se denomina OCHP. No se vuelvan locos pensando que esas iniciales corresponden a tecnicismos en inglés o similares. En una gran cortina de 20 metros de longitud situada en el almacén de Fama está la explicación. OCHP significa: olivica comía, huesecico al plato.


 

Ángel Alonso
Ángel Alonso
Director de elperiodicodeyecla.com. Entró a formar parte de este medio de comuncación en 2003 y en 2008 digitalizó lo que era un medio local impreso. Especilizado en información local de Yecla.

No le verán con una corbata. Si entran en las instalaciones de Fama Sofás buscando al jefe y se cruzan con Félix López seguramente no creerán que es él. No aparenta ser el capitán de una empresa que empezó hace décadas con tres trabajadores y ahora se ha convertido en un trasatlántico que cada día fabrica 500 sofás diferentes gracias a las 190 personas que están empleadas.

A Félix el éxito no le quita el sueño porque es feliz y quiere seguir siéndolo. “Seré de las personas más felices del mundo. No por el dinero, sino porque llego a mi casa después de trabajar, me abro una coca-cola fría y una bolsa de patatas…¿Se puede ser más feliz?”. Una reflexión tan simple que asombra al escucharse de una persona que ha revolucionado el mundo del sofá con diseños completamente diferentes y conceptos arriesgados que  triunfan en los cinco continentes.

Quizás para entender esa filosofía hay que irse a la década de los setenta. Entonces vivía un joven jugador de fútbol que militaba en los juveniles del Real Madrid y en la selección Española. Se llamaba Pepete, murió de cáncer y era primo de Félix. “Me enseñó mucho de la vida. Me decía que cuando despertaba y respiraba disfrutaba más que el 90% de la gente que no se da cuenta lo maravillosa que es la vida y solo se fija en lo malo”. 

En la pócima secreta de Félix López para alcanzar la felicidad, versus éxito, se mezclan varios ingredientes: un puñado sobrado de sentido común, una gran dosis de pasión y el toque de modestia que tienen las personas inteligentes. 

Este hombre no para de inventar, arriesgando con elementos como el color en los muebles tapizados. Eso le permitió conquistar el hasta entonces gris mercado anglosajón. No le convence que le llamen visionario. Apuesta por “el sentido común porque lo analizamos todo tanto que vemos las cosas claras”.

Trabaja diseñando, que es su gran y verdadera pasión. Si pudiera dejaría la gestión de la empresa para dedicarse únicamente a diseñar sofás, mesas, alfombras y telas o lo que se ponga por delante.

Y no le gusta salir en la foto porque odia el postureo y es bastante políticamente incorrecto.”No soy empresario de la copa y el puro. Tengo estropeado el chip de saber comportarme”. Lo habitual es que Félix López delegue en gente de su equipo para actos sociales, premios y demás eventos. Lo normal es que hable en plural porque “somos un gran equipo trabajando con honestidad y está prohibida la frase: se hace ésto porque mis cojones. Y la otra expresión de porque lo dice el jefe”.  

Tiene 57 años, una mujer, tres hijos, una nieta y una empresa que gestionar de lunes a sábado. “Ahora paso unas 12 horas. Antes más, venía a las 5 de la madrugada y estaba todo el día. La gente que no trabaja no sabrá lo que se disfruta al coger vacaciones”. Su padre comenzó con una modesta empresa de harina que pronto abandonó atraído por el incipiente sector del mueble en Yecla. Con apenas recursos y muchas ganas echó a andar la fábrica que sería el embrión de Fama Sofás. En aquellas instalaciones, con apenas 7 años Félix ya sabía lo que era el proceso de fabricar sofás entre clase y clase.

Fue el pequeño de cinco hermanos, de ellos tres trabajaron en la empresa familiar. Un niño tímido al que su madre maleducó en lo de comer de todo y hoy en día sigue rechazando las verduras en su plato. Ya entonces sus hermanos le miraban con asombro porque con apenas un par de ladrillos y dos cosas más montaba un juego. Su prodigiosa imaginación ya estaba aflorando.

De joven se marchó a Murcia a estudiar. “Mi sueño era el diseño aunque cada vez he tenido que hacer más gestor de la empresa”. Volvió, y a los pocos meses Fama fabricó un modelo de sofá que hoy en día sigue vigente por su originalidad.

Literalmente se le saltan las lágrimas cuando recapacita sobre el equipo de personas que le rodea en la empresa y cuando habla de sus hijos y de su mujer, Manoli, que es la única capaz de sacarle de la rutina del trabajo.

Se le llena la boca cuando habla de sus hijos. “Siempre les he dicho que hicieran algo que les apasionara y que se formaran para no tener que aguantar a ningún capullo. Tengo a la familia y muy pocos amigos. Cuando salgo por la puerta de la empresa me olvido de todo. Cuando vuelvo me acuerdo de los problemas y disfruto solucionándolos. Tengo una norma: ponerlos en fila y solventarlos de uno en uno”.

Un amigo suyo le dijo una vez que tenía el don de ser capaz de sacar lo mejor de las personas. Otro no entendía cuando Félix le aseguró que sería feliz regalando los sofás que fabrica porque disfruta de verdad cuando alguien se lleva un sofá y luego le dice que está encantado.

Si un día ven el perfil profesional de Félix López en plataformas de internet leerán que el sistema de fabricación que tiene Fama se denomina OCHP. No se vuelvan locos pensando que esas iniciales corresponden a tecnicismos en inglés o similares. En una gran cortina de 20 metros de longitud situada en el almacén de Fama está la explicación. OCHP significa: olivica comía, huesecico al plato.


 

Ángel Alonso
Ángel Alonso
Director de elperiodicodeyecla.com. Entró a formar parte de este medio de comuncación en 2003 y en 2008 digitalizó lo que era un medio local impreso. Especilizado en información local de Yecla.
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1 COMENTARIO

  1. Este email es compartido. Escribe mi sobrino y alguien más que no tengo porqué desvelar. El caso es que leído este artículo, escribe el tío.
    Sobre todo me ha emocionado el recordar a Pepete (Gil). Detrás del Instituto Azorín había un «campo de fútbol» de tierra con porterías. Llegué a jugar con él en ese campo cuando todavía estaba en sus inicios futbolísticos. Ya destacaba por su fortaleza. No llegué a conocerlo a fondo. Su amor por la vida, seguramente algo tendría que ver su enfermedad. Uno se da cuenta de lo que tiene, lamentablemente, cuando piensa que lo puede perder.
    La empresa Fama es muy grande, no conozco la empresa perfecta, pero si puedo decir lo que dicen los chinos: «Hay que copiar lo bueno». A este empresarios los tenían que copiar muchos otros.
    Felicidades por el premio.
    Un murciano amigo compañero de muchos avatares tiene una variante: «Olivica comía, huesecico al suelo. Mejor al plato más curioso.

Ángel Alonso
Ángel Alonso
Director de elperiodicodeyecla.com. Entró a formar parte de este medio de comuncación en 2003 y en 2008 digitalizó lo que era un medio local impreso. Especilizado en información local de Yecla.
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