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🐣 martes 19 marzo 2024
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Dan la razón a una yeclana a la que inyectaron de golpe cinco dosis de fertilidad

Tenían que haberle suministrado el medicamento en varias sesiones pero cogieron el camino de en medio: todas a la vez. El Consejo Jurídico de la Región (CJRM), a instancias de la Consejería de Salud, ha dado la razón a una vecina de Yecla a la que en un centro de salud de la ciudad le inyectaron de golpe un medicamento para estimulación ovárica que estaba prescrito para administrarse en cinco dosis.

La resolución recoge que tiene derecho a ser indemnizada por el valor del fármaco y por el coste del control ecográfico al que acudió el día anterior a los hechos. Así se recoge en el dictamen emitido por el Consejo Jurídico de la Región (CJRM) a instancias de la Consejería de Salud.

La cantidad a indemnizar se eleva a 879 euros, por los citados conceptos. Rechaza abonarle también los 4.000 euros que la reclamante solicitó por daño moral.

Sobre ese último extremo, el Consejo comenta que “resulta evidente que la interesada debe hacer frente a un inconveniente con el que no contaba, motivado por el retraso en el que se va a incurrir en la nueva aplicación del tratamiento de fertilidad”. Ello, añade, “no quiere decir que se le haya colocado en una situación de sufrimiento o padecimiento psíquico, de zozobra, de ansiedad o de angustia de tal naturaleza que merezca ser objeto de resarcimiento, máxime cuando no lo ha demostrado de manera conveniente”.

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Causa y efecto

Para este órgano, no hay duda del daño causado por la forma de suministrarle el medicamento, por el que se reclama, y el anormal funcionamiento del servicio público, cuyas consecuencias han de ser afrontadas por la administración regional, aunque limitando su extensión a los dos capítulos citados.

Recoge el informe que los hechos se produjeron en febrero de 2017, cuando la demandante acudió al centro de salud para que le inyectaran el medicamento, que le había sido prescrito en la clínica privada donde se estaba sometiendo a un tratamiento de fertilidad. Añade que, como aseguró que le daban miedo las inyecciones, desistió de administrarse las dosis ella misma.

La forma de hacerlo en el centro de salud no fue la correcta.


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Tenían que haberle suministrado el medicamento en varias sesiones pero cogieron el camino de en medio: todas a la vez. El Consejo Jurídico de la Región (CJRM), a instancias de la Consejería de Salud, ha dado la razón a una vecina de Yecla a la que en un centro de salud de la ciudad le inyectaron de golpe un medicamento para estimulación ovárica que estaba prescrito para administrarse en cinco dosis.

La resolución recoge que tiene derecho a ser indemnizada por el valor del fármaco y por el coste del control ecográfico al que acudió el día anterior a los hechos. Así se recoge en el dictamen emitido por el Consejo Jurídico de la Región (CJRM) a instancias de la Consejería de Salud.

La cantidad a indemnizar se eleva a 879 euros, por los citados conceptos. Rechaza abonarle también los 4.000 euros que la reclamante solicitó por daño moral.

Sobre ese último extremo, el Consejo comenta que “resulta evidente que la interesada debe hacer frente a un inconveniente con el que no contaba, motivado por el retraso en el que se va a incurrir en la nueva aplicación del tratamiento de fertilidad”. Ello, añade, “no quiere decir que se le haya colocado en una situación de sufrimiento o padecimiento psíquico, de zozobra, de ansiedad o de angustia de tal naturaleza que merezca ser objeto de resarcimiento, máxime cuando no lo ha demostrado de manera conveniente”.

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Causa y efecto

Para este órgano, no hay duda del daño causado por la forma de suministrarle el medicamento, por el que se reclama, y el anormal funcionamiento del servicio público, cuyas consecuencias han de ser afrontadas por la administración regional, aunque limitando su extensión a los dos capítulos citados.

Recoge el informe que los hechos se produjeron en febrero de 2017, cuando la demandante acudió al centro de salud para que le inyectaran el medicamento, que le había sido prescrito en la clínica privada donde se estaba sometiendo a un tratamiento de fertilidad. Añade que, como aseguró que le daban miedo las inyecciones, desistió de administrarse las dosis ella misma.

La forma de hacerlo en el centro de salud no fue la correcta.


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