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🍁 sábado 14 diciembre 2024
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Los viajes de antaño

En la actualidad el trasporte y comunicación con las poblaciones vecinas se realiza a través de unas carreteras de segundo y tercer orden, por donde circulan, casi ininterrumpidamente, multitud de coches y camiones de gran tonelaje. Desde principios de siglo hasta bien entrada la mitad del mismo, Yecla ofrecía perspectivas muy sombrías en este aspecto. El que nos encontrásemos tan mal situados, en el último rincón de la región murciana, nos creaba a todos serios inconvenientes que entorpecían la marcha y el progreso de nuestra ciudad, en todos los órdenes y sentidos.

¿Por qué no llegó el tren de vía ancha?

El eterno problema de la implantación de la vía ancha que habría de dar un excelente nudo de comunicaciones con las capitales cercanas, tuvo que quedar definitivamente anclado en punto muerto. Ignoramos qué pensarían nuestros antepasados para oponerse a tal proyecto ante las autoridades de entonces, cuando se hallaban con los trámites para la puesta en marcha de las obras. Hubo más tarde que desistir ante la terquedad de ciertos vecinos influyentes. ¿Qué era lo que alegaban éstos para tirar por tierra semejante proyecto de tan grandes beneficios para la ciudad? No lo sabemos. Tampoco hacemos mucho caso a la opinión de la gente, que no siempre suelen hablar con sinceridad y buena intención. Aseguran que únicamente “escrúpulos de conciencia” pudieron oponerse a la mejora, ya que los adelantos y beneficios llevaban consigo “la perversión de costumbres, inmoralidades…..”

Hubo entonces que resignarse a cualquier idea progresista y aceptar como bueno el tristemente célebre ferrocarril de vía estrecha, llamado “Chicharra”, para recorrer una extensa zona que comprendía desde Alcoy, hasta Cieza, con paradas en varias estaciones del trayecto, entre ellas Yecla, Jumilla, Bañeres, y alguna más que no recordamos. El “Chicharra”, -desconociendo el origen de tal nombre- estaba compuesto por una locomotora que funcionaba con carbón y tres o cuatro vagones de reducidas dimensiones. Su camino era lento, casi desesperante. Tanto es así que se cuenta, en plan anecdótico, que en más de una ocasión los viajeros se apeaban en marcha, robaban unas cuantas uvas de la viña más próxima y con un ligero trote alcanzaban al convoy, sin el menor esfuerzo.

Tras el Chicharra, el tren autovía

Desterrado el “Chicharra” para siempre, se puso en circulación el también célere autovía, con motor de gasolina, que proporcionaba a los usuarios una relativa comodidad. Este medio de locomoción, constaba de un par de unidades a lo sumo, pudiendo desarrollar cierta velocidad, no supersónica, ni mucho menos. Ahora bien, el viajero que por primera vez hacía uso de uno de estos autovías experimentaba una sensación extraña, casi de vértigo. No sabemos si las piezas que componían su complicado mecanismo ajustaban perfectamente unas con otras, ya que de ser así, no se explica el continuo vaivén a que estábamos sometidos una vez dentro de sus departamentos.

Se ponía en marcha y además de percibir un ruido como de latas vacías en continuo choque que nos acompañaba hasta el final del trayecto, resultaba que nuestro cuerpo también se ponía en brusco movimiento y en un baile trepidante, cual si fuéramos excitados a ello por la música de loco ritmo. Ni que decir tiene que el viaje en cuestión era recomendado para las personas con pesadez de estómago, pues aquel traqueteo facilitaba muy mucho a digestión en breve plazo de cualquier alimento.

Hoy, en cambio, se hace necesario marchar al paso vertiginoso de los demás y, para ello, nada como abstenerse de poner trabas a toda idea noble y sensata que se traduzca en una mejora para nuestro pueblo, en su caminar progresivo hacia un mejor futuro.


Libro: Relatos del ayer.

Editado por el Hogar de la Tercera Edad de Yecla/Universidad Popular de Yecla

/INSERSO.

Dep. Legal: MU-34/1988.

Tema: “Sabiduría popular”.

Página 62.

José Antonio Ortega
José Antonio Ortega
"DESDE MI PUPITRE" Intento aprender cada día, y como observador atento procuro escribir un poco de todo con respeto y disciplina, de recuerdos, necesidades y de aquello que mientras pueda, vaya encontrándome por el camino, siempre dando gracias al estímulo de la vida.

En la actualidad el trasporte y comunicación con las poblaciones vecinas se realiza a través de unas carreteras de segundo y tercer orden, por donde circulan, casi ininterrumpidamente, multitud de coches y camiones de gran tonelaje. Desde principios de siglo hasta bien entrada la mitad del mismo, Yecla ofrecía perspectivas muy sombrías en este aspecto. El que nos encontrásemos tan mal situados, en el último rincón de la región murciana, nos creaba a todos serios inconvenientes que entorpecían la marcha y el progreso de nuestra ciudad, en todos los órdenes y sentidos.

¿Por qué no llegó el tren de vía ancha?

El eterno problema de la implantación de la vía ancha que habría de dar un excelente nudo de comunicaciones con las capitales cercanas, tuvo que quedar definitivamente anclado en punto muerto. Ignoramos qué pensarían nuestros antepasados para oponerse a tal proyecto ante las autoridades de entonces, cuando se hallaban con los trámites para la puesta en marcha de las obras. Hubo más tarde que desistir ante la terquedad de ciertos vecinos influyentes. ¿Qué era lo que alegaban éstos para tirar por tierra semejante proyecto de tan grandes beneficios para la ciudad? No lo sabemos. Tampoco hacemos mucho caso a la opinión de la gente, que no siempre suelen hablar con sinceridad y buena intención. Aseguran que únicamente “escrúpulos de conciencia” pudieron oponerse a la mejora, ya que los adelantos y beneficios llevaban consigo “la perversión de costumbres, inmoralidades…..”

Hubo entonces que resignarse a cualquier idea progresista y aceptar como bueno el tristemente célebre ferrocarril de vía estrecha, llamado “Chicharra”, para recorrer una extensa zona que comprendía desde Alcoy, hasta Cieza, con paradas en varias estaciones del trayecto, entre ellas Yecla, Jumilla, Bañeres, y alguna más que no recordamos. El “Chicharra”, -desconociendo el origen de tal nombre- estaba compuesto por una locomotora que funcionaba con carbón y tres o cuatro vagones de reducidas dimensiones. Su camino era lento, casi desesperante. Tanto es así que se cuenta, en plan anecdótico, que en más de una ocasión los viajeros se apeaban en marcha, robaban unas cuantas uvas de la viña más próxima y con un ligero trote alcanzaban al convoy, sin el menor esfuerzo.

Tras el Chicharra, el tren autovía

Desterrado el “Chicharra” para siempre, se puso en circulación el también célere autovía, con motor de gasolina, que proporcionaba a los usuarios una relativa comodidad. Este medio de locomoción, constaba de un par de unidades a lo sumo, pudiendo desarrollar cierta velocidad, no supersónica, ni mucho menos. Ahora bien, el viajero que por primera vez hacía uso de uno de estos autovías experimentaba una sensación extraña, casi de vértigo. No sabemos si las piezas que componían su complicado mecanismo ajustaban perfectamente unas con otras, ya que de ser así, no se explica el continuo vaivén a que estábamos sometidos una vez dentro de sus departamentos.

Se ponía en marcha y además de percibir un ruido como de latas vacías en continuo choque que nos acompañaba hasta el final del trayecto, resultaba que nuestro cuerpo también se ponía en brusco movimiento y en un baile trepidante, cual si fuéramos excitados a ello por la música de loco ritmo. Ni que decir tiene que el viaje en cuestión era recomendado para las personas con pesadez de estómago, pues aquel traqueteo facilitaba muy mucho a digestión en breve plazo de cualquier alimento.

Hoy, en cambio, se hace necesario marchar al paso vertiginoso de los demás y, para ello, nada como abstenerse de poner trabas a toda idea noble y sensata que se traduzca en una mejora para nuestro pueblo, en su caminar progresivo hacia un mejor futuro.


Libro: Relatos del ayer.

Editado por el Hogar de la Tercera Edad de Yecla/Universidad Popular de Yecla

/INSERSO.

Dep. Legal: MU-34/1988.

Tema: “Sabiduría popular”.

Página 62.

José Antonio Ortega
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13 COMENTARIOS

  1. La gente de derechas suelen aburrirse mucho. Mira donde has encontrado algo para no aburrirte, el estar leyéndome. Yo tampoco me aburro contigo.
    Abundo en el aburrimiento. FELIZ DIA DE LA CONSTITUCION ESPAÑOLA para todas y todos.
    Besos telemáticos. Lo mismo ya no puedo contestarte porque estoy liado con la maleta para salir para Cazorla. Sé que no te interesa, pero lo mismo a otros/as si les importa.

  2. Chele, feliz día de la Constitución española. Los que vivimos muchos años en dictadura apreciamos enormemente la Constitución que sin ser la panacea y la solución de todo, es muy importante el mantenerla. Posiblemente no se tardará mucho en reformarla a mejor.
    Y déjame que susurre lo que me de la gana que para eso soy «libre». El otro susurrador de besos el ex-líder se pasó décadas en la Calle San Francisco besando y haciendo pamplinas con gran éxito.
    Chele, como los besos no los patentó déjame que pueda competir con el líder supremo. Uno telemático para ti y otro, si me lo permiten, para la alcaldesa que la pobre no puede seguir el ritmo (pamplinero y besucón) de su antecesor.

    ¡¡FELIZ DIA DE LA CONSTITUCION ESPAÑOLA!! Para todos y todas.

  3. El susurrador de besos acabo aburriendo y a ti te está pasando lo mismo.
    Me gustaba más el cupy que se centraba en opinar sobre las noticias. el cupy que siempre tiene al susurrador de besos and company entre sus opiniones ya cansa. En fin, seguiremos leyendo tus fanaticas opiniones que por lo menos opinas, como tu dices en este «país libre».

  4. Chele me tomo como un cumplido lo de besitos. No soy un «susurrador de besos» como el ex-líder local, hoy revuelto entre tránsfugas y ultras en el gobierno regional, pero voy hacer una excepción. Uno telemático para ti.

    Hoy estoy contento porque los socialistas murcianos ha elegido a Pepe Vélez como nuevo secretario general. Tan bueno como el arroz de Calasparra.
    Empieza la cuenta atrás del cambio en la Región. Guarda esto para el futuro.
    Es decir, dejaremos a los del freno de mano de la historia para que entre el progreso.
    En esta región hace mucho tiempo que se huele a «chota política». Falta de higiene democrática y fuertes olores a corrupción.

  5. Leyendo a Jose me viene a la mente que Yecla no es conservadora producto de una atomizada pequeña burguesía, básicamente, industrial, sino que viene de atrás, cuando este pueblo todavía era, en su base económica, agrícola.
    Los argumentos para no tener un tren de vía ancha fueron por inmoralidad, perversión y supuestamente relajación de las costumbres de tipo religioso…y todo eso.
    Algunos, unos pocos muy influyentes (clase dominante de la época) a tope con el freno de mano de la historia.
    ¡Al final el progreso se abre paso! Hoy después de más de 25 años de espera tenemos hasta una autovía a Murcia.
    El próximo freno de la historia, al parecer, lo van a protagonizar los que mantienen las tesis de un totalitario Nuevo Orden Mundial que pretende autodirigirnos. En cada vacuna habrá un chipsss.
    Los que defienden estas tesis conspiratorias, son los antivacunas, los totalitarios…y no muy lejos el fascismo debidamente financiado por los intereses del gran capital.
    Cuando se habla de gran capital, que las pequeñas, medianas empresas, emprendedores, autónomos…estos que no se den por aludidos.
    Estos no son el capital financiero, los ganadores de la globalización.

José Antonio Ortega
José Antonio Ortega
"DESDE MI PUPITRE" Intento aprender cada día, y como observador atento procuro escribir un poco de todo con respeto y disciplina, de recuerdos, necesidades y de aquello que mientras pueda, vaya encontrándome por el camino, siempre dando gracias al estímulo de la vida.
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