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🍁 viernes 22 noviembre 2024
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Siete milibares de atmósfera en Marte

He leído que en Marte la presión atmosférica media es de 7 milibares, mientras que en la tierra es de 1024. No entiendo de esas medidas, pero dicen que el sonido viaja a menos velocidad y los chillidos agudos apenas se oyen, con lo cual los gritos típicos yeclanos quedarían silenciados. Me gustaría vivir allí un ratico, aunque solo fuese por eso, pero no sé qué es peor, si el escándalo de los bares españoles o el chirriar metálico persistente del puñetero planeta rojo. Sin duda, lo peor son los vientos que ocasionalmente producen tormentas de polvo; el aire yeclano es más sano, aunque me levante dolor de cabeza; y no digo nada para no desanimar a mis colegas, pero prefiero el canto de los pájaros y el silencio de las montañas terrícolas, a las ventiscas marcianas.

No tenía ningún libro de Azorín, pero ha sido tanta la insistencia de todos los que me conocen por aquí, que he leído «La Voluntad». El escritor monovero escribe en el Epílogo unas cartas dirigidas a Pío Baroja y viene a decir más o menos que todas las grandes obras de este pueblo están sin terminar. Nombra algunos casos como la iglesia nueva y afirma: “Esto indica que en el pueblo yeclano hay un comienzo de voluntad, una iniciación de energía, que se agota rápidamente, que acaba en cansancio invencible”.

Y continúa diciendo cosas del estilo sobre la falta de constancia de los habitantes de nuestro pueblo. Estoy de acuerdo con él a medias, es posible que el pasado haya influido de manera importante en los habitantes actuales, pero todos los de mi pandilla no son así, son tercos e insistente, lo que se suele llamar por estos lares “cabezones” y Ana es incansable. Quizás el escritor no se fijó lo suficiente en las mujeres campesinas o en los artesanos, y solo pensó en los acomodados burgueses.

Desde que Azorín escribiera «La voluntad» han pasado más de cien años.

Ana es la personificación de la perseverancia y el otro día preparó una reunión de la pandilla para ver cómo va el asunto de los muebles para Marte. Nos aclaró que está investigando las condiciones del planeta vecino y que las posibilidades de crear colonias allí son muy difíciles, pero Elon Musk está pensando en construir una residencia para turistas y viajes ociosos para millonarios y ya nos hemos puesto en contacto con su empresa SpaceX. Aun así, parece que todavía le faltan algunos detallitos que pulir.

—He tenido una breve conversación con una secretaria de la empresa, que es de padres yeclanos —aclara el Panocha—, pero me ha dicho que no ve práctico lo de los muebles y que el señor Musk no puede atendernos hasta finales del 2025.

Esto desanima a cualquiera, así que hemos decidido que ese no es el mejor camino para alcanzar nuestros objetivos.

Por otro lado, Ana lleva una semana de reuniones intentando crear una coordinadora de fabricantes de muebles. “Ni hablar. Lo de los muebles en Marte es una locura”, le han respondido todos; y es que eso de los proyectos a largo plazo les parece una perdida de tiempo. Aun así, la impulsiva y creativa Ana atajó con otra idea: ¿Y tapizados para los cohetes que vamos a fabricar nosotros? Se liaron entonces a discutir unos con otros para saber cómo sería el reparto económico y como dice Salvador, es como aquella familia que discutía sobre el reparto de la herencia antes de que los padres fallecieran, sin saber que los viejos habían testamentado a favor del asilo de ancianos de Yecla.

—¿Y la Feria del Mueble interplanetaria? —preguntó Pedrito.

—Lo primero es lo primero —recalcó Salvador.

—Hombre claro, y lo segundo es lo segundo —le respondió el Panocha y las risas y el desmadre se impusieron. Abrimos una botella de Jumilla e intentamos seguir. Y aclaro lo de nuestra afición al vino jumillano: dos bodegas, una de Jumilla y otra de La Fuente del Pino se han ofrecido a financiar parte de la expedición si llevamos un cartel con sus vinos y ofrecemos a los viajeros vinos de sus bodegas para aliviar la travesía y endulzar los ánimos. Nos pareció una idea estupenda y compramos una docena de botellas.

Estas reuniones están siendo divertidas, aunque mi perro Saturno bosteza y se escabulle cada vez que escucha la palabra cohete, Marte o viaje espacial; es un animal muy terrenal y pragmático.

Hoy tenemos un componente nuevo en la pandilla. Me lo han presentado como Juanico, el hijo del Candiles, y le llaman con ironía “El Linterna”. Este se va a dedicar a investigar en las redes sociales. ¡Esto parece la multinacional del disparate o una jaula de grillos!

El Linterna dice que hay mucha desazón en Facebook por el transporte interplanetario y nos cuenta que el compañero Ortega piensa que los cohetes solo son de ida. Además, Agustín ha propuesto a Killo Periquillo para que se encargue del transporte. Además, el Linterna nos cuenta que vio el otro día un programa de Iker Jiménez en la televisión donde hablaban del Helio-3 como combustible potentísimo y que el tal Killo Periquillo está pensando en meter este carburante al depósito de su camión para intentar llegar a Marte.

—Pero vamos a ver, cabezones —dice Salvador intentando poner orden— que ese puñetero Helio-3 está en la Luna y lo van a extraer los americanos para producir energía nuclear. Además, que a Marte no se puede ir en camión.

—Eso ha dicho Killo Periquillo y ha pensado sacarse el carné espacial para conducir cohetes —nos contó el Linterna. Así que, por unanimidad y aclamación popular, Killo Periquillo ha sido nombrado capitán y piloto de la expedición yeclana. A partir de ahora lo llamaremos «Capitán Zaplana», en honor al ilustre militar yeclano.

—¡Hasta en infinito y más allá! —ha gritado El Panocha.

Aun con todo, estamos tristes porque las empresas locales no creen en nuestro proyecto, no entienden de sueños ni de programas a largo plazo. A lo mejor tenía razón Azorín. De la iniciativa publica ni hablamos, eso ni lo hemos intentado, pero los políticos se dedican solo a parlotear para conseguir votos; esa parece ser su única tarea. Por lo tanto, estamos buscando patrocinadores en otros pueblos de los alrededores donde son algo más entusiastas y agradecidos.

Hay una empresa de Tomelloso interesada en el proyecto y han propuesto un nombre original: “El Universo, a dos pasos de Tomelloso”. A su vez, unos arquitectos de Almansa nos han mandado unos planos para poder fabricar nuestro cohete. Hay que aclarar que esto no es más que un proyecto, pero ya tenemos una amenaza ecologista diciendo que el Cerrico de la Fuente no se toca, pues como ya sabéis habíamos propuesto montar ahí nuestra estación espacial. Así que, con sorna, les propusimos construir la lanzadera en lo que iba a ser la granja de cerdos del Arabí y notamos cómo se encendían de rabia. Lo propuso Salvador con cierta lógica, pues asegura que los extraterrestres crearon las pinturas rupestres. «Qué mejor sitio para iniciar la conquista del espacio», les dijo. Casi se lo comen.

A la Asociación de Amigos de la Música de Yecla les hemos propuesto que compongan un himno, una marcha o un pasodoble, lo que ellos elijan, para tocarlo antes de disparar el primer propulsor yeclano. Sin duda, han sido los mas receptivos y ya están en ello; siempre pasa lo mismo: los artistas son los primeros y los más generosos.

Por último, varios pintores locales se han ofrecido para decorar el cohete con imágenes icónicas como la cúpula de la Purísima, la Dama Oferente del Cerro de los Santos o el busto de Adriano. Como veis, todo marcha.

Al final de la tarde, apareció Concha por la reunión con una nieta suya que se me acercó peligrosamente intentando tocarme con la mano llena de chocolate. De la nariz le colgaban unos mocos muy verdes; me dio un ataque de tos que casi me ahogo. Los niños me producen alergias raras; menos mal que Salvador siempre está al quite y se la llevó para alejarla de mí y lavarle la cara y las manos.

En lo que no nos ponemos de acuerdo es en el nombre de nuestra estación espacial. Son tres los nombres que barajamos: Isaac Asimov, Stanislaw Lem o Virgen del Castillo. También estamos buscando nombres para el primer cohete y para eso vamos a abrir una ronda de consultas. Admitimos ideas.


Blog de Teo Carpena

Teo Carpena
Teo Carpena
Historias y leyendas de un hombre y su perro, que busca en los recuerdos su identidad. Teo Carpena emigró con su familia a Francia, después de la jubilación vuelve a Yecla y junto a varios amigos recompone su historia. Contacta conmigo en teocarpena@yahoo.es

He leído que en Marte la presión atmosférica media es de 7 milibares, mientras que en la tierra es de 1024. No entiendo de esas medidas, pero dicen que el sonido viaja a menos velocidad y los chillidos agudos apenas se oyen, con lo cual los gritos típicos yeclanos quedarían silenciados. Me gustaría vivir allí un ratico, aunque solo fuese por eso, pero no sé qué es peor, si el escándalo de los bares españoles o el chirriar metálico persistente del puñetero planeta rojo. Sin duda, lo peor son los vientos que ocasionalmente producen tormentas de polvo; el aire yeclano es más sano, aunque me levante dolor de cabeza; y no digo nada para no desanimar a mis colegas, pero prefiero el canto de los pájaros y el silencio de las montañas terrícolas, a las ventiscas marcianas.

No tenía ningún libro de Azorín, pero ha sido tanta la insistencia de todos los que me conocen por aquí, que he leído «La Voluntad». El escritor monovero escribe en el Epílogo unas cartas dirigidas a Pío Baroja y viene a decir más o menos que todas las grandes obras de este pueblo están sin terminar. Nombra algunos casos como la iglesia nueva y afirma: “Esto indica que en el pueblo yeclano hay un comienzo de voluntad, una iniciación de energía, que se agota rápidamente, que acaba en cansancio invencible”.

Y continúa diciendo cosas del estilo sobre la falta de constancia de los habitantes de nuestro pueblo. Estoy de acuerdo con él a medias, es posible que el pasado haya influido de manera importante en los habitantes actuales, pero todos los de mi pandilla no son así, son tercos e insistente, lo que se suele llamar por estos lares “cabezones” y Ana es incansable. Quizás el escritor no se fijó lo suficiente en las mujeres campesinas o en los artesanos, y solo pensó en los acomodados burgueses.

Desde que Azorín escribiera «La voluntad» han pasado más de cien años.

Ana es la personificación de la perseverancia y el otro día preparó una reunión de la pandilla para ver cómo va el asunto de los muebles para Marte. Nos aclaró que está investigando las condiciones del planeta vecino y que las posibilidades de crear colonias allí son muy difíciles, pero Elon Musk está pensando en construir una residencia para turistas y viajes ociosos para millonarios y ya nos hemos puesto en contacto con su empresa SpaceX. Aun así, parece que todavía le faltan algunos detallitos que pulir.

—He tenido una breve conversación con una secretaria de la empresa, que es de padres yeclanos —aclara el Panocha—, pero me ha dicho que no ve práctico lo de los muebles y que el señor Musk no puede atendernos hasta finales del 2025.

Esto desanima a cualquiera, así que hemos decidido que ese no es el mejor camino para alcanzar nuestros objetivos.

Por otro lado, Ana lleva una semana de reuniones intentando crear una coordinadora de fabricantes de muebles. “Ni hablar. Lo de los muebles en Marte es una locura”, le han respondido todos; y es que eso de los proyectos a largo plazo les parece una perdida de tiempo. Aun así, la impulsiva y creativa Ana atajó con otra idea: ¿Y tapizados para los cohetes que vamos a fabricar nosotros? Se liaron entonces a discutir unos con otros para saber cómo sería el reparto económico y como dice Salvador, es como aquella familia que discutía sobre el reparto de la herencia antes de que los padres fallecieran, sin saber que los viejos habían testamentado a favor del asilo de ancianos de Yecla.

—¿Y la Feria del Mueble interplanetaria? —preguntó Pedrito.

—Lo primero es lo primero —recalcó Salvador.

—Hombre claro, y lo segundo es lo segundo —le respondió el Panocha y las risas y el desmadre se impusieron. Abrimos una botella de Jumilla e intentamos seguir. Y aclaro lo de nuestra afición al vino jumillano: dos bodegas, una de Jumilla y otra de La Fuente del Pino se han ofrecido a financiar parte de la expedición si llevamos un cartel con sus vinos y ofrecemos a los viajeros vinos de sus bodegas para aliviar la travesía y endulzar los ánimos. Nos pareció una idea estupenda y compramos una docena de botellas.

Estas reuniones están siendo divertidas, aunque mi perro Saturno bosteza y se escabulle cada vez que escucha la palabra cohete, Marte o viaje espacial; es un animal muy terrenal y pragmático.

Hoy tenemos un componente nuevo en la pandilla. Me lo han presentado como Juanico, el hijo del Candiles, y le llaman con ironía “El Linterna”. Este se va a dedicar a investigar en las redes sociales. ¡Esto parece la multinacional del disparate o una jaula de grillos!

El Linterna dice que hay mucha desazón en Facebook por el transporte interplanetario y nos cuenta que el compañero Ortega piensa que los cohetes solo son de ida. Además, Agustín ha propuesto a Killo Periquillo para que se encargue del transporte. Además, el Linterna nos cuenta que vio el otro día un programa de Iker Jiménez en la televisión donde hablaban del Helio-3 como combustible potentísimo y que el tal Killo Periquillo está pensando en meter este carburante al depósito de su camión para intentar llegar a Marte.

—Pero vamos a ver, cabezones —dice Salvador intentando poner orden— que ese puñetero Helio-3 está en la Luna y lo van a extraer los americanos para producir energía nuclear. Además, que a Marte no se puede ir en camión.

—Eso ha dicho Killo Periquillo y ha pensado sacarse el carné espacial para conducir cohetes —nos contó el Linterna. Así que, por unanimidad y aclamación popular, Killo Periquillo ha sido nombrado capitán y piloto de la expedición yeclana. A partir de ahora lo llamaremos «Capitán Zaplana», en honor al ilustre militar yeclano.

—¡Hasta en infinito y más allá! —ha gritado El Panocha.

Aun con todo, estamos tristes porque las empresas locales no creen en nuestro proyecto, no entienden de sueños ni de programas a largo plazo. A lo mejor tenía razón Azorín. De la iniciativa publica ni hablamos, eso ni lo hemos intentado, pero los políticos se dedican solo a parlotear para conseguir votos; esa parece ser su única tarea. Por lo tanto, estamos buscando patrocinadores en otros pueblos de los alrededores donde son algo más entusiastas y agradecidos.

Hay una empresa de Tomelloso interesada en el proyecto y han propuesto un nombre original: “El Universo, a dos pasos de Tomelloso”. A su vez, unos arquitectos de Almansa nos han mandado unos planos para poder fabricar nuestro cohete. Hay que aclarar que esto no es más que un proyecto, pero ya tenemos una amenaza ecologista diciendo que el Cerrico de la Fuente no se toca, pues como ya sabéis habíamos propuesto montar ahí nuestra estación espacial. Así que, con sorna, les propusimos construir la lanzadera en lo que iba a ser la granja de cerdos del Arabí y notamos cómo se encendían de rabia. Lo propuso Salvador con cierta lógica, pues asegura que los extraterrestres crearon las pinturas rupestres. «Qué mejor sitio para iniciar la conquista del espacio», les dijo. Casi se lo comen.

A la Asociación de Amigos de la Música de Yecla les hemos propuesto que compongan un himno, una marcha o un pasodoble, lo que ellos elijan, para tocarlo antes de disparar el primer propulsor yeclano. Sin duda, han sido los mas receptivos y ya están en ello; siempre pasa lo mismo: los artistas son los primeros y los más generosos.

Por último, varios pintores locales se han ofrecido para decorar el cohete con imágenes icónicas como la cúpula de la Purísima, la Dama Oferente del Cerro de los Santos o el busto de Adriano. Como veis, todo marcha.

Al final de la tarde, apareció Concha por la reunión con una nieta suya que se me acercó peligrosamente intentando tocarme con la mano llena de chocolate. De la nariz le colgaban unos mocos muy verdes; me dio un ataque de tos que casi me ahogo. Los niños me producen alergias raras; menos mal que Salvador siempre está al quite y se la llevó para alejarla de mí y lavarle la cara y las manos.

En lo que no nos ponemos de acuerdo es en el nombre de nuestra estación espacial. Son tres los nombres que barajamos: Isaac Asimov, Stanislaw Lem o Virgen del Castillo. También estamos buscando nombres para el primer cohete y para eso vamos a abrir una ronda de consultas. Admitimos ideas.


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Historias y leyendas de un hombre y su perro, que busca en los recuerdos su identidad. Teo Carpena emigró con su familia a Francia, después de la jubilación vuelve a Yecla y junto a varios amigos recompone su historia. Contacta conmigo en teocarpena@yahoo.es
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