Apenas una hora y media en coche separa Yecla de Cartagena, una costa que sigue teniendo numerosos rincones de gran belleza por descubrir. Una escapada de un par de días puede ser la ocasión perfecta para recorrerla y perderse entre sus playas y sus calas, sus acantilados o sus castillos. Tal vez, un fin de semana no sea suficiente para recorrer los 250 kilómetros de la Costa Cálida a fondo, pero si situamos la visita en la zona que está más cercana a Cartagena, hasta el Puerto de Mazarrón, podemos llegar a aprovechar muy bien el tiempo disponible.
Visitar la ciudad
No todo va a ser costa en este viaje. Y empezar por Cartagena puede ser una gran opción, especialmente si llegamos un viernes por la noche para hospedarnos en alguno de sus hoteles y utilizarlo como “base de operaciones” para estos dos días. Para empezar, podemos disfrutar de la siempre atractiva gastronomía cartagenera, con sus delicias del mar, ya sean a través de los calderos de arroz y pescado o con los salazones. Todo ello sin dejar de lado lo que viene del campo, como las alcachofas, las habas o los guisantes.
Para algunas tardes en las que no vayamos a ver las puestas de sol en sus playas, también tiene mucho que ofrecernos la ciudad. Empezando por el espectacular anfiteatro de Cartagena, que data del siglo I d.c. y fue transformado en plaza de toros en el siglo XIX. Anterior en el tiempo, incluso, es la Casa de la Fortuna, que se suma a otras tantas atracciones para los amantes de la historia clásica, como el barrio del Foro Romano.
Volviendo al siglo XIX, vale la pena deleitarse con la impresionante arquitectura del Casino de Cartagena. A pesar de que a algunos pueda parecer que su actividad está más relacionada con el casino España online que conocemos hoy en versión digital, y que sigue la tradición de los juegos clásicos de aparecieron en aquella época, como la Ruleta, lo cierto es que este edificio modernista organiza otro tipo de eventos, vinculados a la música y el baile, así como exposiciones temáticas.
El camino hacia el mar
Sin salir todavía de la ciudad, el primer contacto con el mar llega a través del Puerto cartagenero, en el que se pueden visitar el Museo Nacional de Arqueología Subacuática, diversas esculturas de gran interés artístico o los astilleros. El camino puede extenderse hasta uno de los primeros rincones privilegiados; la Cala Cortina, previo paso por playas como la de Cola de Caballo. Hay que tener en cuenta que el camino que va hasta Mazarrón, objeto de esta guía, es uno de los más vírgenes de España, por lo que, aunque la satisfacción sea impresionante para los viajeros, los accesos no son precisamente los más cómodos que podamos encontrar.
Pero sí se generan rutas de enorme interés para el visitante. Uno de los mejores ejemplos es el de La Azohía, mucho más cerca de Mazarrón, hacia la Sierra de Muela, al mismo tiempo que su ubicación también nos permite llegar a la Playa de San Ginés. La Azohía, declarada Bien de Interés Cultural, es una ocasión perfecta para conocer el antiguo arte de pesca conocido como ¨la almadraba¨. Y no hay mejor lugar para descubrirlo que en esta localidad de pescadores.
En este recorrido se mezcla la belleza del paisaje con los restos bélicos de enfrentamientos y enclaves militares históricos, con cañones abandonados y fortalezas que, en otros tiempos, tuvieron un enorme protagonismo en la construcción de las civilizaciones. De todos estos parajes, vale la pena detenerse en el Cabo Tiñoso, puesto que su vista de la costa es inigualable. Antes de volver a Cartagena es imprescindible, si no se ha visitado antes, hacer una parada en el Bolete, donde, arropados por la majestuosa montaña a nuestras espaldas, la paz del mar invade al visitante.
