Me gusta escribir historias de la gente, y entre ellas no podía faltar la referente a Juan García.
Podríamos decir que Juan no llegó al mundo con un pan bajo el brazo, pero sí que nació en un palacio. Su madre, Belén, dio a luz en la antigua Casa de los Portillo, también conocida como Casa de los Ortega. Debido al exilio de su abuelo materno, los padrinos del bautizo fueron los dueños de la casa.
Actualmente, esta casa ubicada en el número 37 (en piedra) de la calle España, vista desde la Placeta Ortega, conserva su encanto clásico. Destaca su escudo tallado en piedra, el portón de doble hoja, seis ventanales de madera en la parte alta, seis balcones con persianas mallorquinas en la parte central y cuatro ventanales grandes con rejas casi a ras de suelo.
Don José del Portillo y del Portillo, licenciado en Derecho, fue alcalde de Yecla y dejó una notable huella durante su mandato. Estuvo casado con doña María Spuche Lacy y tuvo descendencia, entre ellos don Juan del Portillo y Spuche, también abogado, quien quedó parapléjico finalizando la Guerra Civil. Este último contrajo matrimonio años después con doña María del Carmen Rodríguez.
Juan García, segundo de cinco hermanos, vivió en esta casa hasta los 18 años. Su hermano mayor ya fallecido nació en la calle San Fernando, mientras que los tres menores nacieron en el Hospitalico. La casa, tal como él la recuerda, contaba con una bodega con tinajas que aún se conservan. También albergaba una leyenda sobre un supuesto tesoro escondido, aunque nunca se halló evidencia de su existencia.
Los amplios salones, el patio interior de dos alturas y el garaje para un coche de caballos, porque daba a la calle San Antonio, eran distintivos del lugar. Aunque una vez intentaron utilizar este coche en una película, ya estaba en un estado inservible.
En la casa había dos áreas diferenciadas: a la derecha, la zona destinada a los señores, con cocina y habitaciones; y a la izquierda, una distribución similar para el personal de servicio.
Belén, madre de Juan y portera de los Portillo, falleció hace casi cinco años a los 96 años. Además de cuidar la casa, supervisaba al cocinero y las dos doncellas que trabajaban allí. Belén era conocida por su lucidez y amabilidad. Tuve el gusto de conocerla con sus dulces rasgos, acompañada de su hija Lucía, cuando alguna vez coincidíamos en el Sintrom y yo iba con mi padre.
Por su parte, Paco García el “salero” y padre de Juan, trabajó como tractorista en las grandes fincas de los Portillo. Entre los cultivos más destacados estaba el de Tobarrillas, donde incluso hubo una corrida de toros en su momento. Paco también niveló lo que hoy es la calle España para su asfaltado.
En cuanto a la familia Portillo, eran propietarios de una alcoholera situada en la actual Avda. Literato Azorín, donde ahora se encuentra Mercadona.
Gracias a la iniciativa del Ayuntamiento de Yecla en 1983, la casa-palacio Ortega-Portillo de finales del Siglo XVIII, fue rescatada de la demolición y habilitada como Casa de Cultura. Una placa en su interior recuerda su transformación en un centro cultural al servicio del pueblo.
Este lugar forma parte de la historia de Yecla, y también de la vida de Juan García. Aquí conoció a Lorenza, quien entró a trabajar como sirvienta y es su esposa desde hace 49 años.
Juan, abuelo de cinco nietos, por este orden: Claudio, Alma, Noa, Luca (sin ese) y Abril; recuerda la subida de las escaleras con doble tramo y las vidrieras, entre otros detalles que aún se conservan. Al igual que guarda como oro en paño muchos recuerdos, de la “Ca Cu”, como él cariñosamente llama a la Casa de Cultura. Un lugar simbólico para Yecla.