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🌼 lunes 29 abril 2024
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Libros al fresco, el club de lectura que reivindica las plazas

“Eva, ¿hacemos un club de lectura en Yecla?”. En el verano de 2023, Cristina Santa escribió este WhatsApp a su amiga Eva Sanjorge. Pocas horas después, tenían un cartel anunciando Libros al fresco. «Somos muy de ‘lo hacemos y ya vemos'», relatan.

Pues ese club que nació con la intención de aglutinar a ellas y a sus madres por puro compromiso acogió a más de 30 personas en aquellas calurosas noches del pasado verano. Y eso las motivó. Y hoy las motiva todavía más, porque Libros al fresco no es un club al uso, «es una reivindicación de la lectura, de la comunidad y de las plazas de los pueblos». Ahí es nada.

Cristina Santa y Eva Sanjorge
Cristina Santa y Eva Sanjorge

El debut literario del club fue con Génie la loca, una obra que encapsula la belleza de la literatura francesa del siglo XX y que, según Eva y Cristina, fue elegido por cómo sus páginas resonaban con esa vida que tanto anhelaban en Yecla. Esta elección no solo reflejaba una afinidad literaria, sino también un deseo de conectar con los espacios abiertos y la vida comunitaria del pueblo. «Al leer este libro encontramos un párrafo que describía a ‘hombres que sacan sillas al umbral de sus puertas, se sientan a horcajadas, charlan con los vecinos‘. Y por una vez creímos en el destino», cuentan. «Fue curioso comentarlo en la Plaza Mayor», me aseguran.

Y es que el club se percibe a sí mismo como esa anhelada reivindicación de otro tiempo, un espacio, la plaza, donde la informalidad da paso a conversaciones profundas y enriquecedoras. «Las plazas tienen una esencia especial. Comparten con las bibliotecas que son espacios abiertos a todos; intentamos utilizarlos para que recuperen el valor que siempre han tenido», apuntillan.

Las sesiones, que se extienden por un máximo de una hora y media, se convierten en un tiempo detenido, dedicado a la reflexión colectiva y al intercambio de ideas. «Pensando y reflexionando el tiempo pasa volando, pero además, es así como se cambia el mundo, al menos el tuyo propio», argumentan las fundadoras de Libros al fresco.

En invierno buscan cobijo

La transición hacia espacios cubiertos durante los meses más fríos ha sido fluida, especialmente en el Edificio Bioclimático, y aunque el entorno cambia, el espíritu del club permanece intacto. Las sesiones mantienen su carácter abierto e informal, fomentando un diálogo que trasciende las paredes de cualquier recinto.

La participación activa y el intercambio de ideas florecen tanto al aire libre como en interiores, apoyados por una cuenta de Instagram atractiva, un lenguaje informal, «algún aperitivo de vez en cuando» y el esfuerzo por mantener una comunicación inclusiva.

El club se reúne los sábados por la mañana y de manera presencial. «Intentamos realizar una actividad cada cinco o seis semanas y no necesariamente un club de lectura», añaden. Y no existe compromiso, es decir, te apuntas a las sesiones que puedas y quieras. La inscripción se hace a través de un formulario online que se publica en su cuenta de Instagram @librosalfresco y que se comparte también a través de un grupo de Whatsapp. 

Libros al fresco

Las mujeres y la literatura

Con una programación que, en este primer año, ha abarcado desde la literatura francesa hasta novelas gráficas ―Lo que más me gusta son los monstruos― o ciencia ficción ―Los niños elegidos, del yeclano Carlos Rubio, que asistió a la sesión―, Libros al fresco se define por su diversidad literaria y su compromiso con la inclusividad. La mayoría de sus lecturas, así como sus participantes, son mujeres, reflejando una tendencia hacia la reivindicación y el reconocimiento de las voces femeninas en la literatura.

«Quizás por esto también la mayoría de personas que vienen a las tertulias son mujeres, porque por fin nos estamos viendo representadas», matizan. Y es que, como bien reconocen Cristina y Eva, «la mujer ha estado mucho tiempo asociada a la casa y a los cuidados y verlas en espacios públicos, dedicando tiempo a la lectura y a tejer redes, resulta emocionante».

El club, además, ha logrado establecer colaboraciones fundamentales, como con la Biblioteca Regional de Murcia, que ha permitido a Libros al fresco acceder a préstamos colectivos de libros, eliminando así el coste de la lectura para sus miembros. «Nos tratan genial y lo tienen todo organizadísimo», cuentan emocionadas. Ahora, las lecturas ya no tienen por qué suponer un coste, «algo que nos parece muy importante». Aun así, muestran su claro apoyo a las librerías locales, de ahí que apuesten también por autores yeclanos como Carlos Rubio.

Además, hay otro aspecto importante que quieren matizar. Aunque hay mucha gente joven en el grupo, no es un grupo de lectura juvenil. «Las lecturas que elegimos son para un público joven-adulto. En el club hay gente de 18 años y de más de 60; casi más de estos últimos», explican. Y es que, como bien indican, tener puntos de vista intergeneracionales aporta un valor incalculable a Libros al fresco.

Libros al fresco
Libros al fresco junto al autor yeclano Carlos Rubio

Más allá de la lectura

Pero el club de lectura impulsado por Eva Sanjorge y Cristina Santa ya es mucho más que eso. En Navidad se aventuraron a organizar un amigo invisible de libros y ahora van a dar un paso más al atreverse con una ruta por las calles de Yecla que Azorín y Pío Baroja inmortalizaron en sus páginas. «Defendemos que la literatura está en muchos sitios y que es para todo el mundo, no solo para quienes leen libros», reflexionan.

¿Y cuál es el siguiente paso? Ni ellas lo saben. «No tenemos techo ni paredes», afirman emocionadas. «Solo tenemos unos cuantos ladrillos y vamos improvisando…». Esto es, lo que empezó como un proyecto casi familiar, ha trascendido hasta convertirse en un espacio abierto «donde leemos y lo pasamos bien». En conclusión, Libros al fresco ha evolucionado más allá de un simple club de lectura, convirtiéndose en un movimiento cultural que celebra la literatura en todas sus formas. 

Eva y Cristina, junto con los miembros de Libros al fresco, han creado un espacio donde la literatura se vive y respira, donde las páginas de los libros se funden con la vida de las plazas y donde cada encuentro es un acto de comunidad, reflexión, aprendizaje y apoyo mutuo.

En Yecla, los días de verano y ahora también los de frío y lluvia, resuenan con el eco de la lectura compartida, haciendo de Libros al fresco un testimonio vibrante de cómo la literatura puede transformar espacios, conectar personas y enriquecer comunidades.

libros-al-fresco


Preguntas breves para terminar

―Libro favorito de los que habéis leído en el club

―Nuestro querido Gènie la loca.

―¿Cuál es el libro que menos expectativas os despertaba y que más os ha sorprendido después?

―La novela gráfica Lo que más me gusta son los monstruos.

―¿Cuál ha sido vuestro mayor descubrimiento literario gracias al club?

―La habíamos descubierto antes, pero a Irene Solà siempre hay que redescubrirla

―A qué autora os gustaría leer y que participara en una de vuestras sesiones

―Ojalá comentar el próximo libro y primero del verano “Hamnet” con su autora Maggie O’Farrell.

―¿Cuál es vuestra plaza favorita para llevar a cabo las sesiones?

―La Plaza Mayor

―¿Personalmente, preferís libro en papel o electrónico?

―Los dos. Emocionalmente, siempre papel; racionalmente, a veces
electrónico.

―¿Qué libro recomendaríais a alguien que no se haya enganchado a la lectura?

―Que venga al club y pruebe y, luego, que se enganche a la lectura si quiere.

―Si pudierais pedir un deseo para el futuro de Libros al fresco, ¿cuál sería?

―Que haya gente que lo replique en otros pueblos, otras plazas y otros lugares es nuestra mayor ilusión. Y que cumplamos muchos años más.

David Val
David Val
El periodista David Val escribe artículos en elperiodicodeyecla.com desde sus inicios. Se encarga de secciones como deportes y otras labores de promoción de este medio de comunicación.

“Eva, ¿hacemos un club de lectura en Yecla?”. En el verano de 2023, Cristina Santa escribió este WhatsApp a su amiga Eva Sanjorge. Pocas horas después, tenían un cartel anunciando Libros al fresco. «Somos muy de ‘lo hacemos y ya vemos'», relatan.

Pues ese club que nació con la intención de aglutinar a ellas y a sus madres por puro compromiso acogió a más de 30 personas en aquellas calurosas noches del pasado verano. Y eso las motivó. Y hoy las motiva todavía más, porque Libros al fresco no es un club al uso, «es una reivindicación de la lectura, de la comunidad y de las plazas de los pueblos». Ahí es nada.

Cristina Santa y Eva Sanjorge
Cristina Santa y Eva Sanjorge

El debut literario del club fue con Génie la loca, una obra que encapsula la belleza de la literatura francesa del siglo XX y que, según Eva y Cristina, fue elegido por cómo sus páginas resonaban con esa vida que tanto anhelaban en Yecla. Esta elección no solo reflejaba una afinidad literaria, sino también un deseo de conectar con los espacios abiertos y la vida comunitaria del pueblo. «Al leer este libro encontramos un párrafo que describía a ‘hombres que sacan sillas al umbral de sus puertas, se sientan a horcajadas, charlan con los vecinos‘. Y por una vez creímos en el destino», cuentan. «Fue curioso comentarlo en la Plaza Mayor», me aseguran.

Y es que el club se percibe a sí mismo como esa anhelada reivindicación de otro tiempo, un espacio, la plaza, donde la informalidad da paso a conversaciones profundas y enriquecedoras. «Las plazas tienen una esencia especial. Comparten con las bibliotecas que son espacios abiertos a todos; intentamos utilizarlos para que recuperen el valor que siempre han tenido», apuntillan.

Las sesiones, que se extienden por un máximo de una hora y media, se convierten en un tiempo detenido, dedicado a la reflexión colectiva y al intercambio de ideas. «Pensando y reflexionando el tiempo pasa volando, pero además, es así como se cambia el mundo, al menos el tuyo propio», argumentan las fundadoras de Libros al fresco.

En invierno buscan cobijo

La transición hacia espacios cubiertos durante los meses más fríos ha sido fluida, especialmente en el Edificio Bioclimático, y aunque el entorno cambia, el espíritu del club permanece intacto. Las sesiones mantienen su carácter abierto e informal, fomentando un diálogo que trasciende las paredes de cualquier recinto.

La participación activa y el intercambio de ideas florecen tanto al aire libre como en interiores, apoyados por una cuenta de Instagram atractiva, un lenguaje informal, «algún aperitivo de vez en cuando» y el esfuerzo por mantener una comunicación inclusiva.

El club se reúne los sábados por la mañana y de manera presencial. «Intentamos realizar una actividad cada cinco o seis semanas y no necesariamente un club de lectura», añaden. Y no existe compromiso, es decir, te apuntas a las sesiones que puedas y quieras. La inscripción se hace a través de un formulario online que se publica en su cuenta de Instagram @librosalfresco y que se comparte también a través de un grupo de Whatsapp. 

Libros al fresco

Las mujeres y la literatura

Con una programación que, en este primer año, ha abarcado desde la literatura francesa hasta novelas gráficas ―Lo que más me gusta son los monstruos― o ciencia ficción ―Los niños elegidos, del yeclano Carlos Rubio, que asistió a la sesión―, Libros al fresco se define por su diversidad literaria y su compromiso con la inclusividad. La mayoría de sus lecturas, así como sus participantes, son mujeres, reflejando una tendencia hacia la reivindicación y el reconocimiento de las voces femeninas en la literatura.

«Quizás por esto también la mayoría de personas que vienen a las tertulias son mujeres, porque por fin nos estamos viendo representadas», matizan. Y es que, como bien reconocen Cristina y Eva, «la mujer ha estado mucho tiempo asociada a la casa y a los cuidados y verlas en espacios públicos, dedicando tiempo a la lectura y a tejer redes, resulta emocionante».

El club, además, ha logrado establecer colaboraciones fundamentales, como con la Biblioteca Regional de Murcia, que ha permitido a Libros al fresco acceder a préstamos colectivos de libros, eliminando así el coste de la lectura para sus miembros. «Nos tratan genial y lo tienen todo organizadísimo», cuentan emocionadas. Ahora, las lecturas ya no tienen por qué suponer un coste, «algo que nos parece muy importante». Aun así, muestran su claro apoyo a las librerías locales, de ahí que apuesten también por autores yeclanos como Carlos Rubio.

Además, hay otro aspecto importante que quieren matizar. Aunque hay mucha gente joven en el grupo, no es un grupo de lectura juvenil. «Las lecturas que elegimos son para un público joven-adulto. En el club hay gente de 18 años y de más de 60; casi más de estos últimos», explican. Y es que, como bien indican, tener puntos de vista intergeneracionales aporta un valor incalculable a Libros al fresco.

Libros al fresco
Libros al fresco junto al autor yeclano Carlos Rubio

Más allá de la lectura

Pero el club de lectura impulsado por Eva Sanjorge y Cristina Santa ya es mucho más que eso. En Navidad se aventuraron a organizar un amigo invisible de libros y ahora van a dar un paso más al atreverse con una ruta por las calles de Yecla que Azorín y Pío Baroja inmortalizaron en sus páginas. «Defendemos que la literatura está en muchos sitios y que es para todo el mundo, no solo para quienes leen libros», reflexionan.

¿Y cuál es el siguiente paso? Ni ellas lo saben. «No tenemos techo ni paredes», afirman emocionadas. «Solo tenemos unos cuantos ladrillos y vamos improvisando…». Esto es, lo que empezó como un proyecto casi familiar, ha trascendido hasta convertirse en un espacio abierto «donde leemos y lo pasamos bien». En conclusión, Libros al fresco ha evolucionado más allá de un simple club de lectura, convirtiéndose en un movimiento cultural que celebra la literatura en todas sus formas. 

Eva y Cristina, junto con los miembros de Libros al fresco, han creado un espacio donde la literatura se vive y respira, donde las páginas de los libros se funden con la vida de las plazas y donde cada encuentro es un acto de comunidad, reflexión, aprendizaje y apoyo mutuo.

En Yecla, los días de verano y ahora también los de frío y lluvia, resuenan con el eco de la lectura compartida, haciendo de Libros al fresco un testimonio vibrante de cómo la literatura puede transformar espacios, conectar personas y enriquecer comunidades.

libros-al-fresco


Preguntas breves para terminar

―Libro favorito de los que habéis leído en el club

―Nuestro querido Gènie la loca.

―¿Cuál es el libro que menos expectativas os despertaba y que más os ha sorprendido después?

―La novela gráfica Lo que más me gusta son los monstruos.

―¿Cuál ha sido vuestro mayor descubrimiento literario gracias al club?

―La habíamos descubierto antes, pero a Irene Solà siempre hay que redescubrirla

―A qué autora os gustaría leer y que participara en una de vuestras sesiones

―Ojalá comentar el próximo libro y primero del verano “Hamnet” con su autora Maggie O’Farrell.

―¿Cuál es vuestra plaza favorita para llevar a cabo las sesiones?

―La Plaza Mayor

―¿Personalmente, preferís libro en papel o electrónico?

―Los dos. Emocionalmente, siempre papel; racionalmente, a veces
electrónico.

―¿Qué libro recomendaríais a alguien que no se haya enganchado a la lectura?

―Que venga al club y pruebe y, luego, que se enganche a la lectura si quiere.

―Si pudierais pedir un deseo para el futuro de Libros al fresco, ¿cuál sería?

―Que haya gente que lo replique en otros pueblos, otras plazas y otros lugares es nuestra mayor ilusión. Y que cumplamos muchos años más.

David Val
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El periodista David Val escribe artículos en elperiodicodeyecla.com desde sus inicios. Se encarga de secciones como deportes y otras labores de promoción de este medio de comunicación.
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El periodista David Val escribe artículos en elperiodicodeyecla.com desde sus inicios. Se encarga de secciones como deportes y otras labores de promoción de este medio de comunicación.
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