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🍁 viernes 22 noviembre 2024
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Antonio Gandía, un entrenador yeclano para la Barça Academy Chengdu

Antonio Gandía tiene 32 años

y es licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y Maestro de Educación Primaria. Poco después de acabar sus estudios universitarios, hace casi una década, decidió sacarse el título de entrenador en la Real Federación Española de Fútbol. 

Al principio, y desde que tenía 16 años, su labor como entrenador se desempeñó en Yecla. En diferentes etapas, formó parte del plantel técnico de la SDFB Yecla, de la EF Ciudad de Yecla y de la escuela de fútbol del Yeclano Deportivo.

En 2015, con el título de nivel II de entrenador bajo el brazo, hizo las maletas y partió hacia China. Primero trabajó como entrenador en Xi’an y posteriormente en Chongqing. Después volvió a Yecla, probó una incursión en Reino Unido, se sacó en ese tiempo el título de nivel 3 de entrenador y en agosto de 2018 decidió volver a probar suerte en el gigante asiático. 

Desde septiembre de este año, Antonio Gandía es entrenador y coordinador de la Barça Academy Chengdu, donde entrena a un equipo Élite, donde juegan los mejores niños de su franja de edad (hasta 8 años), y coordina varios turnos de grupos de academia.

En esta entrevista, Gandía profundiza en todo el proceso vital que le ha llevado a ser uno de los entrenadores de esta prestigiosa academia, encargada de exportar el modelo del FC Barcelona a escala internacional, con la idea de extender su marca y transmitir la filosofía de trabajo y los valores propios de este club al resto del mundo. 

antonio gandía entrenador
—Desde muy joven has entrenado a equipos de fútbol base en Yecla, pero en 2015 diste el salto a China. ¿Cómo tomaste esa decisión y qué viviste en esos primeros nueve meses allí?

—En aquel entonces tenía 28 años. Llevaba entrenando en Yecla desde los 16, primero en liga local y luego en federados (con la EF Ciudad de Yecla y la SDFB Yecla). Viendo que aquí no había mucho margen de progresión, me planteé salir fuera a encontrar alguna buena oferta. Un día, Sergio, un amigo de la universidad, me aconsejó mandar mi currículum a Lama Academy (una academia de entrenadores españoles en China en la que él estaba trabajando). Fui seleccionado y me fui para allá.

En esta primera aventura, viví una experiencia totalmente nueva, en un país con una cultura muy distinta, pero que me acogió con los brazos abiertos y que me mostró otras formas de vida. Mi adaptación fue mucho mejor gracias a mis compañeros, a los que siempre estaré agradecido. Fue la primera vez que pude vivir del fútbol. Me enseñó a valorar mucho más, si cabe, a mi familia y amigos. Y aprendí lo difícil que es empezar de cero en otro país tan distinto y la importancia de ser fuerte mentalmente y de estar rodeado de excelentes compañeros.

Inicialmente, trabajé algo más de dos meses en Xi’an y, después, me trasladaron a Chongqing. En ambas ciudades, mi trabajo consistió en entrenar a grupos de diversos niveles y unas edades comprendidas entre los 5 y los 17 años. Teníamos un equipo de competición con los jugadores de mejor nivel de una determinada franja de edad, varios grupos de un nivel más intermedio y otros grupos que tenían un nivel más bajo.

En ocasiones, también teníamos que desarrollar clases o eventos de captación, para poder fichar a más jugadores. La metodología era similar a la utilizada aquí en España, aunque tratando de adaptarla a los grupos y a las circunstancias, que podían abarcar desde chicos con un buen nivel a otros que no habían jugado en su vida. Trabajábamos siempre con un entrenador asistente chino, que hacía las veces de traductor.

—Por lo que veo en tu curriculum, después volviste a Yecla y seguiste trabajando en el fútbol base, hasta que en 2017 viajaste a Reino Unido para probar suerte allí. Sin embargo, al final te decantaste por volver a China. En agosto de 2018 empezaste a trabajar como entrenador de LaLiga en Jingzhou. ¿Qué trabajo desempeñabas en ese momento?

—Tras finalizar esta primera aventura en China, permanecí una temporada en Yecla, entrenando al Juvenil A de la SDFB Yecla y al Alevín B de la EF del Yeclano Deportivo. Pero, en ese momento, a mi mujer le surgió la posibilidad de ir a Inglaterra (región de Oxfordshire) para trabajar en un instituto y me fui allí con ella. Estuve echando ofertas a equipos y academias de fútbol, pero no hubo suerte.

Me lo tomé como un periodo para mejorar mi inglés, ganar algo de dinero (trabajando en una pizzería y, luego, en un almacén) y reforzar la idea de que lo que realmente me gustaba era entrenar. Mientras estaba en Inglaterra, a través de mi amigo Fernando (con quien coincidí en Lama) solicité trabajo en LaLiga. Tuve varias entrevistas, les gustó mi perfil y me asignaron una plaza para la temporada siguiente en Jingzhou (Hubei). Así que volví a China.

—Por lo visto, el objetivo era trabajar en diversos proyectos deportivos para implantar el fútbol en el gigante asiático gracias a un acuerdo del gobierno chino con LaLiga. ¿Formabas parte de este proyecto?

—Sí, eso es. He estado diez meses formando parte de este proyecto en el que, como bien comentas, LaLiga tiene un acuerdo con el gobierno chino para enviar entrenadores españoles a determinados centros de primaria, secundaria e, incluso, algunas universidades, con el fin de tratar de ayudar a desarrollar el fútbol en China.

No obstante, no tiene nada que ver con el trabajo que se realiza en las academias. En el proyecto de LaLiga, los entrenadores entran a formar parte de la plantilla de profesores del centro al que van y tienen a su cargo a uno o varios de los equipos de fútbol del centro y, a su vez, dan clases de Educación Física. En teoría, en esta materia se debería trabajar fútbol, pero, en un buen número de casos, es muy difícil hacerlo por el escaso nivel del alumnado o por la poca predisposición de muchos de ellos o del propio centro.

—Por lo que cuentas, no cabe duda de que el nivel futbolístico en China no era muy importante. ¿Lo viste como la gran oportunidad que esperabas?

—Sin llegar a ser el trabajo de mis sueños, porque eso sería en el ámbito profesional, sí que fue una gran oportunidad para reengancharme y volver a ser entrenador de fútbol en China. Lo considero como un paso más que me acerca a mi objetivo. En general, las condiciones económicas que nos ofrecen son bastante interesantes y, por supuesto, mucho mejores que las que hay en España. El hecho de volver a dedicarme al fútbol como entrenador y poder hacerlo con una gran empresa como LaLiga también fue un aliciente para decidirme a probar suerte en este proyecto.

Me ha servido para conocer otra parte de la realidad del fútbol chino, la referida al trabajo que se realiza desde los centros escolares, que es muy diferente al de las academias españolas en China. En el proyecto de LaLiga influye mucho el centro que te toque, la ciudad, la provincia o la cultura previa de fútbol en la zona. Pero, sobre todo, la capacidad del entrenador de solucionar las cosas por sí mismo, su forma de llevar las relaciones sociales, su paciencia, etc. Estas cosas ya te las advierten desde un principio.

—Sin embargo, este verano, llegó la gran noticia. La Barça Academy te ofreció una oportunidad para ser entrenador y coordinador de su escuela de Chengdu. ¿Cómo se desarrolla tu trabajo?

—En la Barça Academy de Chengdu los entrenadores somos, a la vez, entrenadores y coordinadores. Es decir, entrenamos a uno o varios equipos Élite (con los mejores niños de los que disponemos en cada franja de edad) tres o cuatro veces por semana y coordinamos y ayudamos a los grupos de academia que entrenan nuestros entrenadores locales.

Además, también colaboramos con colegios de la ciudad para entrenar a grupos o equipos de sus centros. Aquí lo que más importa es la calidad del proceso formativo y los valores, por encima de los resultados obtenidos y de lo económico. Y esto es algo que es muy complicado de encontrar, por eso lo valoro enormemente.

Por supuesto que siempre les vamos haciendo un seguimiento, para ir viendo sus evoluciones. Pero debemos ser realistas: nuestro objetivo principal es dar calidad en el entrenamiento a través de una propuesta identificativa y distinta. A partir de ahí, la idea es poder ayudar a que el fútbol de Chengdu y el nivel formativo de nuestros entrenadores locales crezca y mejore continuamente.

antonio gandía entrenador
—¿Cambia mucho la forma de entrenar en China con la que, por ejemplo, llevabas a cabo en la EF Ciudad de Yecla, SDFB Yecla y en la EF Yeclano Deportivo? ¿Qué aspectos se trabajan más?

—Hay mucha diferencia entre la forma de trabajar el fútbol de los chinos y la de los españoles. Pero también hay diferencias entre la manera de trabajar de Barça Academy y la de otras academias españolas o europeas. Al final, debemos entender que estas diferencias existen no solamente por el país, sino también por la forma de entender el fútbol dentro de una misma ciudad o de los clubes.

En Yecla tenemos varios clubes y ninguno de ellos trabaja de la misma forma. Pero la mayor diferencia entre España y China, hoy por hoy, es la cultura de fútbol. En nuestro país el fútbol es parte de nuestra vida diaria y está por todas partes. Para la mayoría de los chinos, en cambio, es un deporte más, que lleva unos años con cierto auge, pero la gente no suele hablar de fútbol. Es más, incluso muchos jugadores y entrenadores de fútbol apenas lo ven en la televisión.

En la Barça Academy se intenta trabajar con la metodología del club desde el principio. Inicialmente, quizás les cuesta más asimilar nuestro método. Sin embargo, a la larga, aprenden y mejoran mucho más en todos los aspectos. La metodología que empleamos en la Barça Academy está centrada en el futbolista, en ayudarle a crecer a todos los niveles, priorizando lo referido a la comprensión del juego y a la toma de decisiones.

Por eso se trabajan situaciones jugadas en las que el balón y la interacción entre los jugadores siempre están presentes, adaptándolas a cada nivel, pero buscando que sean lo más cercanas posible a lo que plantea el juego real.

Esto choca frontalmente con la metodología china, que es muy similar a la que se estilaba en España hace 25-30 años: todo basado en el trabajo físico (sin balón la mayoría de veces), en tareas técnicas muy analíticas y descontextualizadas del juego y con ideas de un fútbol con escasa creatividad y recursos. Nuestro trabajo también está en convencerles de que en China también se puede trabajar con nuestra propuesta y que esta les ayudará a progresar mucho más rápido y con más calidad.

—¿Te ha costado adaptarte en esta tercera etapa? ¿Cómo se desarrolla la vida en una ciudad como Chengdu, con más de 14 millones de habitantes? ¿Qué tal con el idioma, os ponen traductores?

—En esta tercera etapa todo ha sido, si cabe, más sencillo. Con las dos experiencias previas, ya sé cómo manejarme con los chinos, entiendo mejor su cultura y su forma de ser y de pensar, y tras vivir en mi cuarta ciudad en China, puedo comparar cómo es la vida diaria en todas ellas.

Además, en nuestra academia la integración es muy rápida, ya que todos te acogen y ayudan desde el primer día como si te conociesen de toda la vida. El ambiente de trabajo y el trato personal son fantásticos.

Xi’an es una ciudad histórica y muy rica a nivel cultural, aunque no es excesivamente grande. Chongqing es mucho más grande, pero todavía no está muy occidentalizada. Jingzhou es una ciudad de la China central, más pobre, con un carácter mucho más cerrado y rural y también muy poco occidentalizada.

Chengdu, por su parte, es una ciudad bastante grande, muy emergente y con muchas opciones para todo, ya que en ella viven muchos occidentales. Al final, no deja de ser similar a la vida en las grandes ciudades europeas: mucha gente por todas partes, mucho tráfico y con mucha vida. Hay diversas posibilidades para todo y eso permite tener siempre cosas interesantes que hacer.

Es una ciudad con un clima bastante templado, con un frío moderado en invierno y unas temperaturas que no son extremadamente altas en verano. Lo peor es la humedad, que es altísima. Y, debido a ello, casi siempre está nublado y no hay demasiadas horas de sol. Me parece una ciudad muy interesante y estoy a gusto.

En cuanto al idioma, lo llevo algo peor. Sé cosas muy básicas: los saludos y despedidas, algunas frases típicas, palabras del día a día, los números y algo de terminología de fútbol. Es una lengua muy distinta a las europeas y apenas hay palabras que se escriban o suenen igual. Pero es cierto que debería ponerme un poco más serio y mejorarlo.

A todos los entrenadores de la Barça Academy se nos asigna un asistente o traductor para el equipo Élite y otro para la coordinación u otras sesiones, con el fin de que podamos comunicarnos adecuadamente con los jugadores y, al mismo tiempo, para que estos se formen junto a nosotros. Son chicos apasionados por el fútbol, que hablan inglés, que ya conocen la metodología y que son clave a la hora de desarrollar nuestra labor.

No es lo mismo que te traduzca alguien que apenas sabe de fútbol y que desconoce tu forma de trabajar, a que lo haga alguien que sabe, lo entiende y lo comparte. Se facilita mucho todo el proceso y nos permiten llegar a donde nosotros solos no podríamos. Al final, todos nos enriquecemos de todos, no solo ellos de nosotros.

chengdu
El puente Anshun, en Chengdu. Cruza el río Jin. Foto: Flickr
David Val
David Val
El periodista David Val escribe artículos en elperiodicodeyecla.com desde sus inicios. Se encarga de secciones como deportes y otras labores de promoción de este medio de comunicación.

Antonio Gandía tiene 32 años

y es licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y Maestro de Educación Primaria. Poco después de acabar sus estudios universitarios, hace casi una década, decidió sacarse el título de entrenador en la Real Federación Española de Fútbol. 

Al principio, y desde que tenía 16 años, su labor como entrenador se desempeñó en Yecla. En diferentes etapas, formó parte del plantel técnico de la SDFB Yecla, de la EF Ciudad de Yecla y de la escuela de fútbol del Yeclano Deportivo.

En 2015, con el título de nivel II de entrenador bajo el brazo, hizo las maletas y partió hacia China. Primero trabajó como entrenador en Xi’an y posteriormente en Chongqing. Después volvió a Yecla, probó una incursión en Reino Unido, se sacó en ese tiempo el título de nivel 3 de entrenador y en agosto de 2018 decidió volver a probar suerte en el gigante asiático. 

Desde septiembre de este año, Antonio Gandía es entrenador y coordinador de la Barça Academy Chengdu, donde entrena a un equipo Élite, donde juegan los mejores niños de su franja de edad (hasta 8 años), y coordina varios turnos de grupos de academia.

En esta entrevista, Gandía profundiza en todo el proceso vital que le ha llevado a ser uno de los entrenadores de esta prestigiosa academia, encargada de exportar el modelo del FC Barcelona a escala internacional, con la idea de extender su marca y transmitir la filosofía de trabajo y los valores propios de este club al resto del mundo. 

antonio gandía entrenador
—Desde muy joven has entrenado a equipos de fútbol base en Yecla, pero en 2015 diste el salto a China. ¿Cómo tomaste esa decisión y qué viviste en esos primeros nueve meses allí?

—En aquel entonces tenía 28 años. Llevaba entrenando en Yecla desde los 16, primero en liga local y luego en federados (con la EF Ciudad de Yecla y la SDFB Yecla). Viendo que aquí no había mucho margen de progresión, me planteé salir fuera a encontrar alguna buena oferta. Un día, Sergio, un amigo de la universidad, me aconsejó mandar mi currículum a Lama Academy (una academia de entrenadores españoles en China en la que él estaba trabajando). Fui seleccionado y me fui para allá.

En esta primera aventura, viví una experiencia totalmente nueva, en un país con una cultura muy distinta, pero que me acogió con los brazos abiertos y que me mostró otras formas de vida. Mi adaptación fue mucho mejor gracias a mis compañeros, a los que siempre estaré agradecido. Fue la primera vez que pude vivir del fútbol. Me enseñó a valorar mucho más, si cabe, a mi familia y amigos. Y aprendí lo difícil que es empezar de cero en otro país tan distinto y la importancia de ser fuerte mentalmente y de estar rodeado de excelentes compañeros.

Inicialmente, trabajé algo más de dos meses en Xi’an y, después, me trasladaron a Chongqing. En ambas ciudades, mi trabajo consistió en entrenar a grupos de diversos niveles y unas edades comprendidas entre los 5 y los 17 años. Teníamos un equipo de competición con los jugadores de mejor nivel de una determinada franja de edad, varios grupos de un nivel más intermedio y otros grupos que tenían un nivel más bajo.

En ocasiones, también teníamos que desarrollar clases o eventos de captación, para poder fichar a más jugadores. La metodología era similar a la utilizada aquí en España, aunque tratando de adaptarla a los grupos y a las circunstancias, que podían abarcar desde chicos con un buen nivel a otros que no habían jugado en su vida. Trabajábamos siempre con un entrenador asistente chino, que hacía las veces de traductor.

—Por lo que veo en tu curriculum, después volviste a Yecla y seguiste trabajando en el fútbol base, hasta que en 2017 viajaste a Reino Unido para probar suerte allí. Sin embargo, al final te decantaste por volver a China. En agosto de 2018 empezaste a trabajar como entrenador de LaLiga en Jingzhou. ¿Qué trabajo desempeñabas en ese momento?

—Tras finalizar esta primera aventura en China, permanecí una temporada en Yecla, entrenando al Juvenil A de la SDFB Yecla y al Alevín B de la EF del Yeclano Deportivo. Pero, en ese momento, a mi mujer le surgió la posibilidad de ir a Inglaterra (región de Oxfordshire) para trabajar en un instituto y me fui allí con ella. Estuve echando ofertas a equipos y academias de fútbol, pero no hubo suerte.

Me lo tomé como un periodo para mejorar mi inglés, ganar algo de dinero (trabajando en una pizzería y, luego, en un almacén) y reforzar la idea de que lo que realmente me gustaba era entrenar. Mientras estaba en Inglaterra, a través de mi amigo Fernando (con quien coincidí en Lama) solicité trabajo en LaLiga. Tuve varias entrevistas, les gustó mi perfil y me asignaron una plaza para la temporada siguiente en Jingzhou (Hubei). Así que volví a China.

—Por lo visto, el objetivo era trabajar en diversos proyectos deportivos para implantar el fútbol en el gigante asiático gracias a un acuerdo del gobierno chino con LaLiga. ¿Formabas parte de este proyecto?

—Sí, eso es. He estado diez meses formando parte de este proyecto en el que, como bien comentas, LaLiga tiene un acuerdo con el gobierno chino para enviar entrenadores españoles a determinados centros de primaria, secundaria e, incluso, algunas universidades, con el fin de tratar de ayudar a desarrollar el fútbol en China.

No obstante, no tiene nada que ver con el trabajo que se realiza en las academias. En el proyecto de LaLiga, los entrenadores entran a formar parte de la plantilla de profesores del centro al que van y tienen a su cargo a uno o varios de los equipos de fútbol del centro y, a su vez, dan clases de Educación Física. En teoría, en esta materia se debería trabajar fútbol, pero, en un buen número de casos, es muy difícil hacerlo por el escaso nivel del alumnado o por la poca predisposición de muchos de ellos o del propio centro.

—Por lo que cuentas, no cabe duda de que el nivel futbolístico en China no era muy importante. ¿Lo viste como la gran oportunidad que esperabas?

—Sin llegar a ser el trabajo de mis sueños, porque eso sería en el ámbito profesional, sí que fue una gran oportunidad para reengancharme y volver a ser entrenador de fútbol en China. Lo considero como un paso más que me acerca a mi objetivo. En general, las condiciones económicas que nos ofrecen son bastante interesantes y, por supuesto, mucho mejores que las que hay en España. El hecho de volver a dedicarme al fútbol como entrenador y poder hacerlo con una gran empresa como LaLiga también fue un aliciente para decidirme a probar suerte en este proyecto.

Me ha servido para conocer otra parte de la realidad del fútbol chino, la referida al trabajo que se realiza desde los centros escolares, que es muy diferente al de las academias españolas en China. En el proyecto de LaLiga influye mucho el centro que te toque, la ciudad, la provincia o la cultura previa de fútbol en la zona. Pero, sobre todo, la capacidad del entrenador de solucionar las cosas por sí mismo, su forma de llevar las relaciones sociales, su paciencia, etc. Estas cosas ya te las advierten desde un principio.

—Sin embargo, este verano, llegó la gran noticia. La Barça Academy te ofreció una oportunidad para ser entrenador y coordinador de su escuela de Chengdu. ¿Cómo se desarrolla tu trabajo?

—En la Barça Academy de Chengdu los entrenadores somos, a la vez, entrenadores y coordinadores. Es decir, entrenamos a uno o varios equipos Élite (con los mejores niños de los que disponemos en cada franja de edad) tres o cuatro veces por semana y coordinamos y ayudamos a los grupos de academia que entrenan nuestros entrenadores locales.

Además, también colaboramos con colegios de la ciudad para entrenar a grupos o equipos de sus centros. Aquí lo que más importa es la calidad del proceso formativo y los valores, por encima de los resultados obtenidos y de lo económico. Y esto es algo que es muy complicado de encontrar, por eso lo valoro enormemente.

Por supuesto que siempre les vamos haciendo un seguimiento, para ir viendo sus evoluciones. Pero debemos ser realistas: nuestro objetivo principal es dar calidad en el entrenamiento a través de una propuesta identificativa y distinta. A partir de ahí, la idea es poder ayudar a que el fútbol de Chengdu y el nivel formativo de nuestros entrenadores locales crezca y mejore continuamente.

antonio gandía entrenador
—¿Cambia mucho la forma de entrenar en China con la que, por ejemplo, llevabas a cabo en la EF Ciudad de Yecla, SDFB Yecla y en la EF Yeclano Deportivo? ¿Qué aspectos se trabajan más?

—Hay mucha diferencia entre la forma de trabajar el fútbol de los chinos y la de los españoles. Pero también hay diferencias entre la manera de trabajar de Barça Academy y la de otras academias españolas o europeas. Al final, debemos entender que estas diferencias existen no solamente por el país, sino también por la forma de entender el fútbol dentro de una misma ciudad o de los clubes.

En Yecla tenemos varios clubes y ninguno de ellos trabaja de la misma forma. Pero la mayor diferencia entre España y China, hoy por hoy, es la cultura de fútbol. En nuestro país el fútbol es parte de nuestra vida diaria y está por todas partes. Para la mayoría de los chinos, en cambio, es un deporte más, que lleva unos años con cierto auge, pero la gente no suele hablar de fútbol. Es más, incluso muchos jugadores y entrenadores de fútbol apenas lo ven en la televisión.

En la Barça Academy se intenta trabajar con la metodología del club desde el principio. Inicialmente, quizás les cuesta más asimilar nuestro método. Sin embargo, a la larga, aprenden y mejoran mucho más en todos los aspectos. La metodología que empleamos en la Barça Academy está centrada en el futbolista, en ayudarle a crecer a todos los niveles, priorizando lo referido a la comprensión del juego y a la toma de decisiones.

Por eso se trabajan situaciones jugadas en las que el balón y la interacción entre los jugadores siempre están presentes, adaptándolas a cada nivel, pero buscando que sean lo más cercanas posible a lo que plantea el juego real.

Esto choca frontalmente con la metodología china, que es muy similar a la que se estilaba en España hace 25-30 años: todo basado en el trabajo físico (sin balón la mayoría de veces), en tareas técnicas muy analíticas y descontextualizadas del juego y con ideas de un fútbol con escasa creatividad y recursos. Nuestro trabajo también está en convencerles de que en China también se puede trabajar con nuestra propuesta y que esta les ayudará a progresar mucho más rápido y con más calidad.

—¿Te ha costado adaptarte en esta tercera etapa? ¿Cómo se desarrolla la vida en una ciudad como Chengdu, con más de 14 millones de habitantes? ¿Qué tal con el idioma, os ponen traductores?

—En esta tercera etapa todo ha sido, si cabe, más sencillo. Con las dos experiencias previas, ya sé cómo manejarme con los chinos, entiendo mejor su cultura y su forma de ser y de pensar, y tras vivir en mi cuarta ciudad en China, puedo comparar cómo es la vida diaria en todas ellas.

Además, en nuestra academia la integración es muy rápida, ya que todos te acogen y ayudan desde el primer día como si te conociesen de toda la vida. El ambiente de trabajo y el trato personal son fantásticos.

Xi’an es una ciudad histórica y muy rica a nivel cultural, aunque no es excesivamente grande. Chongqing es mucho más grande, pero todavía no está muy occidentalizada. Jingzhou es una ciudad de la China central, más pobre, con un carácter mucho más cerrado y rural y también muy poco occidentalizada.

Chengdu, por su parte, es una ciudad bastante grande, muy emergente y con muchas opciones para todo, ya que en ella viven muchos occidentales. Al final, no deja de ser similar a la vida en las grandes ciudades europeas: mucha gente por todas partes, mucho tráfico y con mucha vida. Hay diversas posibilidades para todo y eso permite tener siempre cosas interesantes que hacer.

Es una ciudad con un clima bastante templado, con un frío moderado en invierno y unas temperaturas que no son extremadamente altas en verano. Lo peor es la humedad, que es altísima. Y, debido a ello, casi siempre está nublado y no hay demasiadas horas de sol. Me parece una ciudad muy interesante y estoy a gusto.

En cuanto al idioma, lo llevo algo peor. Sé cosas muy básicas: los saludos y despedidas, algunas frases típicas, palabras del día a día, los números y algo de terminología de fútbol. Es una lengua muy distinta a las europeas y apenas hay palabras que se escriban o suenen igual. Pero es cierto que debería ponerme un poco más serio y mejorarlo.

A todos los entrenadores de la Barça Academy se nos asigna un asistente o traductor para el equipo Élite y otro para la coordinación u otras sesiones, con el fin de que podamos comunicarnos adecuadamente con los jugadores y, al mismo tiempo, para que estos se formen junto a nosotros. Son chicos apasionados por el fútbol, que hablan inglés, que ya conocen la metodología y que son clave a la hora de desarrollar nuestra labor.

No es lo mismo que te traduzca alguien que apenas sabe de fútbol y que desconoce tu forma de trabajar, a que lo haga alguien que sabe, lo entiende y lo comparte. Se facilita mucho todo el proceso y nos permiten llegar a donde nosotros solos no podríamos. Al final, todos nos enriquecemos de todos, no solo ellos de nosotros.

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El puente Anshun, en Chengdu. Cruza el río Jin. Foto: Flickr
David Val
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El periodista David Val escribe artículos en elperiodicodeyecla.com desde sus inicios. Se encarga de secciones como deportes y otras labores de promoción de este medio de comunicación.
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