Tendríamos que ser muy respetuosos siempre con los demás en cualquier circunstancia, por tanto también en su orientación sexual.
La persona que decide amar a otra de su propio género y además si convencida de ello quiere convivir con ella, tiene derecho a hacerlo en libertad y en el momento apropiado, sin sufrimiento y sin atisbo de vergüenza en el seno de las familias, y por parte de la sociedad sin ninguna discriminación.
Los valores que sigamos fomentando hoy son fundamentales para el futuro de todos. La humanidad tiene muchísimos problemas que hay que afrontar y entre las personas que podrán aportar soluciones, encontraremos gente con orientación diferente que debe ser aceptada.
La crítica y variedad de opiniones ante esta situación afectiva, seguirán siendo inevitables. Lo importante es aquello que podamos hacer sobre nuestro estado emocional para sentirnos bien. Como ocurre en tantos casos, nuestros sentimientos tienen una relevancia grande a la hora de encauzar nuestra conducta, lo mejor será hacerlo sin ningún tipo de humillación hacia nadie.
Seguir luchando será un orgullo de respeto para todos, y por cada uno de los derechos, para continuar avanzando, inculcando también las obligaciones, una máxima de una sociedad libre que se dice integradora para alcanzar la plena normalidad.
Que nada ni nadie lo impida e incluso utilice el miedo para acallar a alguien por su identidad de género.
En todo momento y juntos o en cualquier circunstancia el hombre y la mujer, no deberían por ninguna razón sentirse atrapados por su orientación sexual. Con un mensaje explícito de respeto, nadie tendría porque decirlo y tampoco ocultarlo por temor a perjudicarse.
Algún día tal vez no muy lejano la presión se acabe y todos miraremos de igual modo este compromiso arcoíris de diversidad. Aunque todavía falta, creo que hay un cambio de tendencia del propio derecho. Permitir que las personas se quieran y además si dentro de sus corazones logran ser felices, se cumple lo previsto.
al respeto.