La escritora Ana Fructuoso presenta su último libro en Yecla

La escritora yeclana Ana Fructuoso presenta su último libro «Amores ingrávidos». Lo hará este viernes, 21 de octubre, en la librería El paseo de los libros, situada en la Avenida de Pablo Picasso, 148 a partir de las 19:00 horas. 

Ana estará acompañada por Esperanza Esplugues y por el pintor yeclano Vicente Chumilla. 

Ana Fructuoso estudió Filosofía en la Universidad de Murcia y música y piano en esta ciudad. Hasta el momento, ha publicado dos libros de relatos: “Desde el columpio y otros relatos” (2014) y, su primera novela, “La velocidad de las nubes” (2018), finalista en el certamen literario “Mujer al Viento” del Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz.

También ha publicado otros relatos y ensayos en revistas literarias: “Cuadernos del matemático” Getafe (Madrid), “La sirena varada”, revista mejicana de relatos fantásticos y de terror, y en “Visor” (Madrid), así como otros relatos en publicaciones colectivas editadas por ACEN, Cerezo y Diversidad Literaria. Además, es colaboradora de elperiodicodeyecla.com y del diario La Opinión de Murcia.

Un poco más sobre Amores ingrávidos

Dos hilos conductores atraviesan las nueve historias que integran «Amores Ingrávidos»: el amor y la fantasía.

Tendremos la oportunidad de adentrarnos en historias de amor que (casi) nunca acaban del todo bien. Conoceremos a personajes que se verán en la necesidad de sobreponerse al dolor por la pérdida del ser amado, a la desilusión y a la frustración por no alcanzar la felicidad deseada. Solo con resiliencia, espíritu de superación, paciencia o resignación, pero sobre todo con una gran dosis de imaginación y fantasía, conseguirán sobrevivir y seguir adelante.

Las criaturas, no siempre humanas, con las que conviviremos a lo largo de estas páginas, también nos llevarán a emprender oníricas etéreas, incluso terroríficas aventuras; viajes a lo largo del tiempo y del espacio, desde las abisales profundidades marinas hasta planetas en galaxias remotas, con la única finalidad de amortiguar el dolor de las ausencias, encontrar serenidad ante el desconsuelo o, incluso, enmendar el pasado.