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🍁 viernes 13 diciembre 2024
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Juan Ibáñez, una sonrisa de sol

Hace pocos meses se nos fue Juan Ibáñez Jiménez, un  hombre bueno, orgulloso de sus ideas y siempre fiel a ellas. Partió ligero de equipaje, pero ha quedado entre los que lo hemos conocido esa dulce sonrisa de sol que irradiaba su presencia. Hablar de Juan Ibáñez es hacerlo de aquellos ciudadanos que en los tiempos oscuros de la dictadura y en los tiempos complejos de la democracia dedicaron la mayor parte de su tiempo a luchar por la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores, tanto en el Partido Comunista de España como en el sindicato Comisiones Obreras; españoles que sufrieron prisión por defender sus ideas.

Juan Ibáñez inició su actividad política en el PCE a finales de los años cincuenta en el contexto del Plan de Estabilización de 1959, participó en la Jornada de Reconciliación Nacional de mayo de 1958 y en la Huelga Nacional Pacífica de junio de 1959, cuyas principales reivindicaciones estuvieron relacionadas con la consecución de un salario mínimo y una escala salarial móvil, la jornada de ocho horas, el seguro de paro y el restablecimiento de las libertades democráticas.

Durante aquellos años, las agrupaciones comunistas estaban estructuradas en células, pequeños grupos de militantes que solamente se conocían entre ellos y cuyo responsable contactaba con otros enlaces, una forma de organización en la clandestinidad y en una situación de represión política y de falta de libertad de acción. Juan fue el responsable de una de aquellas células de los comunistas yeclanos, junto a Benjamín Lorenzo Pérez, Juan Lorenzo Pérez, Herminio Muñoz Palao y Bartolomé Bañón.

Aquellas reivindicaciones dieron lugar al surgimiento de comisiones de trabajadores que pedían mejoras sociales y laborales, fomentaron una labor solidaria de recolección de dinero y víveres para los presos  y de atención a sus familiares y llevaron a cabo un conjunto de reclamaciones relacionadas con la economía local , junto a otras actividades de propaganda política, a las ellos mismos llamaban “Ir a sembrar”.


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Al mismo tiempo, Juan Ibáñez, junto a Francisco Martínez López Atalaya y  Herminio Muñoz Palao, fue representante de los trabajadores agrícolas en el llamado Sindicato Vertical, marco en el que negociaban los convenios colectivos en aplicación de la Ley de Convenios Colectivos de 1958.  Paralelamente, formó parte de la dirección del PCE en Yecla, junto a José Santa Férriz, José Lozano y Francisco Martínez López Atalaya, tras la cuarta desarticulación de la agrupación comunista en 1966, desempañando una compatibilidad entre la actividad legal con la clandestina, actividad que abocó a la quinta desarticulación en 1971 y la detención de siete yeclanos: José Lozano Morales, Francisco Martínez López Atalaya, José Santa Férriz, José García Ortega, Bartolomé Bañón Serrano, Juan Ibáñez Jiménez y Miguel Palao Sanjuán. Juan fue detenido estando trabajando en la finca del Portillo del Llano y fue condenado a un año de prisión, pasando por las cárceles de Murcia, Carabanchel y Palencia entre 1973 y 1974.

Tras la salida de la cárcel desarrolló la actividad en el sector de la construcción: fue miembro fundador de la Cooperativa COENCO y fue representante de los trabajadores de Yecla, junto a Bartolomé Férriz y Jesús Rodríguez Soriano, en la huelga de la construcción de 1976. Formó parte de la primera dirección de CCOO de Yecla en la asamblea celebrada el 13 de marzo de 1977, en la que fue nombrado, junto a Herminio Muñoz Palao, representante del sindicato en la Coordinadora de Organizaciones Sindicales (COS), creada en julio de 1976.

Formó parte de la Plataforma del Comité Unitario creado el 19 de agosto de 1977 y formado por PSOE, PCE, PSP, HOAC, Club Cynda, USO, CCOO, UGT, Grupo de Enseñantes y Asociación de Vecinos. Ya instaurada la democracia y legalizados el PCE y CCOO, Juan ha formado parte de los distintas direcciones del partido  y de la Federación de Pensionistas y Jubilados del sindicato.

Conocí a Juan siendo yo joven, debido a mi amistad con su hijo Emilio y poco a poco nuestra amistad se fue estrechando; ha habido entre nosotros una complicidad en relación a nuestras ideas políticas y nuestros gustos literarios, ya que ambos hemos coincidido en nuestro fervor por la poesía de Miguel Hernández, Miguel Delibes y Blas de Otero. Los que hemos pasado tanto tiempo junto a él, hemos podido disfrutar tanto del rigor ideológico de sus ideas políticas como de su ironía transparente a través de esa sonrisa luminosa siempre presente en sus labios y en su mirada.

De él siempre nos quedará la imagen poética que nos ha dejado el poeta Marcos Ana del árbol como imagen metafórica de la resistencia firme a la ignominia y la impostura desde la dignidad humana.

Por Luciano Palao Rico


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Hace pocos meses se nos fue Juan Ibáñez Jiménez, un  hombre bueno, orgulloso de sus ideas y siempre fiel a ellas. Partió ligero de equipaje, pero ha quedado entre los que lo hemos conocido esa dulce sonrisa de sol que irradiaba su presencia. Hablar de Juan Ibáñez es hacerlo de aquellos ciudadanos que en los tiempos oscuros de la dictadura y en los tiempos complejos de la democracia dedicaron la mayor parte de su tiempo a luchar por la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores, tanto en el Partido Comunista de España como en el sindicato Comisiones Obreras; españoles que sufrieron prisión por defender sus ideas.

Juan Ibáñez inició su actividad política en el PCE a finales de los años cincuenta en el contexto del Plan de Estabilización de 1959, participó en la Jornada de Reconciliación Nacional de mayo de 1958 y en la Huelga Nacional Pacífica de junio de 1959, cuyas principales reivindicaciones estuvieron relacionadas con la consecución de un salario mínimo y una escala salarial móvil, la jornada de ocho horas, el seguro de paro y el restablecimiento de las libertades democráticas.

Durante aquellos años, las agrupaciones comunistas estaban estructuradas en células, pequeños grupos de militantes que solamente se conocían entre ellos y cuyo responsable contactaba con otros enlaces, una forma de organización en la clandestinidad y en una situación de represión política y de falta de libertad de acción. Juan fue el responsable de una de aquellas células de los comunistas yeclanos, junto a Benjamín Lorenzo Pérez, Juan Lorenzo Pérez, Herminio Muñoz Palao y Bartolomé Bañón.

Aquellas reivindicaciones dieron lugar al surgimiento de comisiones de trabajadores que pedían mejoras sociales y laborales, fomentaron una labor solidaria de recolección de dinero y víveres para los presos  y de atención a sus familiares y llevaron a cabo un conjunto de reclamaciones relacionadas con la economía local , junto a otras actividades de propaganda política, a las ellos mismos llamaban “Ir a sembrar”.


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Al mismo tiempo, Juan Ibáñez, junto a Francisco Martínez López Atalaya y  Herminio Muñoz Palao, fue representante de los trabajadores agrícolas en el llamado Sindicato Vertical, marco en el que negociaban los convenios colectivos en aplicación de la Ley de Convenios Colectivos de 1958.  Paralelamente, formó parte de la dirección del PCE en Yecla, junto a José Santa Férriz, José Lozano y Francisco Martínez López Atalaya, tras la cuarta desarticulación de la agrupación comunista en 1966, desempañando una compatibilidad entre la actividad legal con la clandestina, actividad que abocó a la quinta desarticulación en 1971 y la detención de siete yeclanos: José Lozano Morales, Francisco Martínez López Atalaya, José Santa Férriz, José García Ortega, Bartolomé Bañón Serrano, Juan Ibáñez Jiménez y Miguel Palao Sanjuán. Juan fue detenido estando trabajando en la finca del Portillo del Llano y fue condenado a un año de prisión, pasando por las cárceles de Murcia, Carabanchel y Palencia entre 1973 y 1974.

Tras la salida de la cárcel desarrolló la actividad en el sector de la construcción: fue miembro fundador de la Cooperativa COENCO y fue representante de los trabajadores de Yecla, junto a Bartolomé Férriz y Jesús Rodríguez Soriano, en la huelga de la construcción de 1976. Formó parte de la primera dirección de CCOO de Yecla en la asamblea celebrada el 13 de marzo de 1977, en la que fue nombrado, junto a Herminio Muñoz Palao, representante del sindicato en la Coordinadora de Organizaciones Sindicales (COS), creada en julio de 1976.

Formó parte de la Plataforma del Comité Unitario creado el 19 de agosto de 1977 y formado por PSOE, PCE, PSP, HOAC, Club Cynda, USO, CCOO, UGT, Grupo de Enseñantes y Asociación de Vecinos. Ya instaurada la democracia y legalizados el PCE y CCOO, Juan ha formado parte de los distintas direcciones del partido  y de la Federación de Pensionistas y Jubilados del sindicato.

Conocí a Juan siendo yo joven, debido a mi amistad con su hijo Emilio y poco a poco nuestra amistad se fue estrechando; ha habido entre nosotros una complicidad en relación a nuestras ideas políticas y nuestros gustos literarios, ya que ambos hemos coincidido en nuestro fervor por la poesía de Miguel Hernández, Miguel Delibes y Blas de Otero. Los que hemos pasado tanto tiempo junto a él, hemos podido disfrutar tanto del rigor ideológico de sus ideas políticas como de su ironía transparente a través de esa sonrisa luminosa siempre presente en sus labios y en su mirada.

De él siempre nos quedará la imagen poética que nos ha dejado el poeta Marcos Ana del árbol como imagen metafórica de la resistencia firme a la ignominia y la impostura desde la dignidad humana.

Por Luciano Palao Rico


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2 COMENTARIOS

  1. Todavía no ha habido un reconocimiento especialmente desde el Ayuntamiento por todas aquellas personas que lucharon en Yecla por las libertades y encima fueron encarceladas, durante el franquismo, como es el caso de Juan Ibáñez que su inquietud a lo largo de toda su vida, fue por mejorar la condiciones de vida de todos los trabajadores.

    Siempre te recordaremos, porque no dejaste de luchar nunca por tus ideales y como dice Bertolt Brecht, eso hombres son imprescindibles

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