Las múltiples aplicaciones existentes en el mercado se almacenan nuestros teléfonos inteligentes cada vez más. Se necesita un criterio a la hora de escoger cuales son las aplicaciones correctas para nuestras necesidades, pensando siempre en la utilidad que damos a las mismas.
Aplicaciones que el usuario tiende a desechar de un solo click si no cumplen con algunas normas como por ejemplo la simplificación en el uso. Está demostrado que el consumidor de APPs no da de media más de tres toques a la pantalla para que la aplicación realice la operación que requiere. Más toques, más enredos en la usabilidad, supone que haya muchas posibilidades de la que lance a la papelera del móvil y que nunca más quiera volver a saber nada de ella.
Por otro lado, cada vez más vemos como los teléfonos descartan los botones. La tendencia de los fabricantes de móviles es que el propio usuario pueda manejar el terminal con gestos. Los teléfonos inteligentes lo son y serán cada vez más “listos”.
Esa inteligencia debe ir de la mano de una experiencia agradable y divertida en las aplicaciones ya sea para la vida cotidiana o para juegos o apuestas como bingo.
Los usuarios demandan el uso de los famosos emoticonos que son atajos en la comunicación que cada vez se demandan más. Su facilidad de uso y ser capaces de transmitir gran cantidad de información sin esfuerzo, son las claves de su éxito.
Además, el presente más próximo de las aplicaciones viene marcado por el desarrollo de los procesos monetáreos que ya existen en la actualidad. Hablamos de acciones como la compra, la venta, el pago de impuestos, las transferencias y un cada vez mayor número de acciones que demandan las personas que tiene un móvil en sus manos.
Hay que tener en cuenta que los smartphones seguirán un proceso de desarrollo que les hará ser una herramienta más imprescindible en el día a día laboral de los seres humanos de que lo es en la actualidad.
Uno de los elementos cuyas aplicaciones al mundo del teléfono van aumentado es el grafeno. El denominado “material del Dios” provocará seguramente una revolución el hardware del smartphone. La capacidad que tiene el grafeno para almacenar energía dará al teléfono móvil unas posibilidades casi infinitas. Se convertirá en un pequeño ordenador con la capacidad de realizar todas las funciones que hoy ejecuta uno de gran capacidad.
En breve podremos ver como el teléfono tendrá una pantalla de las denominadas holográfica (con la luz se crean imágenes en tres dimensiones), o serán flexibles (de un grosor de milímetros y flexibles como el papel). O tal vez será otra revolucionaria idea la que hará que el hombre tenga todo el poder de la comunicación en su mano sin necesidad de transportar.
Lo cierto es que la tecnología tiende a simplificar la vida del hombre para conseguir su bienestar. El próximo reto puede ser que el hombre sepa adaptarse a los cambios que la tecnología le depara..
