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🍁 viernes 22 noviembre 2024
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Las vacunas y el sexo

Es un dilema esto de la vacuna. Dudo entre la rusa, que apadrina Putin; la norteamericana, que apadrina Donald Trump; la de Oxford, que tiene pinta de ser muy completa o la de Bill Gates, que incluye un chip súper potente. Luego está la de los alemanes, que apadrina Angela Merkel y la española, que va mas lenta, pero será la mas barata y posiblemente la que menos rechazo provoque en nuestro organismo. De todo esto tengo información confusa, pero para ir despejando dudas jugaré con esos datos.

Creo que cualquiera de ellas se podrá pedir por Internet y Salvador, que en la mili ayudaba a los enfermeros a poner vacunas, me la inyectará. Pero antes tengo que pensar por cuál me decido.

El puñetero bicho me da bastante miedo, pero además pienso que me quedan muchas cosas por hacer, por lo tanto soy partidario de vacunarme. Necesito opiniones variadas, así que acepto cuantas más mejor.

La primera y más importante duda es cómo me afectará el chip que te implantan en el asunto erótico; me gustaría saber si al mismo tiempo que implantan el “chis” introducen algunos de los componentes con los que fabrican la viagra, pues a mi edad la cosa se pone complicada.

La vacuna rusa…

Imagino que después de inyectarte la primera dosis de la vacuna rusa empiezas a decir palabras como Estajanovich, Casachof o Kalashnikov; algunos aseguran que esto excita a muchas mujeres. Imagino también que los gustos musicales se centrarán en Tchaikovsky, Prokófiev y Shostakóvich y que uno de los efectos secundarios será pasar noches enteras soñando con los coros del ejército soviético.

Pero a la segunda dosis, es posible que empieces a tener sueños eróticos con rubias de piel de porcelana. A lo mejor empiezo a soportar mejor el frío y puedo salir en camiseta a pasear por el pueblo en pleno diciembre, o soportar impasible veinte chupitos de vodka. Pero lo que más me gustaría al optar por esta vacuna sería conocer a Anna Netrebko y que me susurrara al oído canciones después de hacer el amor. Me pierdo con el tema ruso, volvamos a las vacunas.

La norteamericana

Otra vacuna que estoy investigando es la norteamericana, pero la imagen de Donald Trump me baja la libido e intento pensar en Kim Basinger o en Marilyn y fantaseo con la idea de que con el chip de Trump venga incluida una cita, aunque sea virtual, con la rubia mas sexi del mundo y que la Monroe me cante el cumpleaños feliz como a Kennedy.

La ventaja de esta vacuna es que podría hablar inglés de inmediato en cuanto me inyectaran la dosis y eso sería beneficioso para hablar con Woody Allen, pero lo peor sería que con los efectos secundarios empezara a gustarme la música country, que ahora odio, o me entraran ganas de bombardear Irán.

Oxford y Bill Gates

La de Oxford me parece demasiado culta y yo soy muy de andar por casa; lo racional en exceso me aturulla. La de Bill Gates, esa que tanto temen algunos, a mí también me da miedo, no sea que me dé por almacenar datos a diestro y siniestro, o que con el implante del chip sepan en un laboratorio subterráneo del desierto de Colorado, cuáles son mis prejuicios, que no son pocos, mis perversiones sociales o mi obsesiva afición por prácticas eróticas poco confesables.

La francesa y la alemana

Tengo tendencia a idealizar todo lo francés, pero de la vacuna francesa desconozco todo. De esta no necesito nada, ya he hecho el amor con mujeres guapísimas francesas, ya me han susurrado palabras sobre una almohada de seda blanca en el idioma del amor y ya soñé con Françoise Hardy durante mi adolescencia. Y los efectos secundarios que pudiesen provocar los conozco muy bien, seguro que son ataques incontrolables de chovinismo.

Con la vacuna alemana me pasa lo mismo que con la británica, no tengo demasiado interés por el orden; prefiero una vacuna con algo de riesgo para vivir aventuras extravagantes. A estas alturas de la vida necesito estímulos desconocidos, por eso la española es una de mis favoritas.

LA ESPAÑOLA

Puedo esperar un par de años si hace falta, pero espero que la vacuna española o ibérica, que sería lo suyo, no la apadrine ninguno de los políticos españoles actuales, pues con ellos se me dispara la mala leche. Si acaso fuera necesario un apadrinamiento, preferiría que lo hiciese un político portugués.

LA ESPAÑOLA, así con mayúsculas, debería ser una vacuna que te insuflara el valor de Viriato, el afán batallador del Cid, la valentía de Agustina de Aragón, la clarividencia de Don Quijote o la sensibilidad de Machado. Ser manchego y cabalgar por esas tierras de gentes nobles; beber buen vino, comer buen queso y no hartarse nunca. ¡Ideal!

Imagino las primeras noches después de la inyección soñando con Sara Montiel y sus rojos labios, cantando aquello de “Acércate más y mas” o «Tápame, tápame, tápame, que tengo frío”; solo con imaginarlo me hierve la sangre. A lo mejor con esta vacuna me aflora el espíritu folclórico y empiezo a cantar zarzuelas o flamenco.

Seguro que como efecto secundario incluye odiar a todos los que tienen éxito y hablar mal de cualquiera que piense distinto. Pero estoy seguro de que con la vacuna LA ESPAÑOLA irán incluidos también la inmortalidad y el apetito sexual incontrolable y por eso es mi predilecta. Escuché una vez a un paisano de noventa años decir ”señor, tú que me has quitado las fuerzas quítame también las ganas”; pues yo le pediría a los creadores de la vacuna nacional que la dotaran de energía para que nunca nos abandonen las ganas de reír ni las ganas de fornicar.

Lee todos los artículos de Teo Carpena

Teo Carpena
Teo Carpena
Historias y leyendas de un hombre y su perro, que busca en los recuerdos su identidad. Teo Carpena emigró con su familia a Francia, después de la jubilación vuelve a Yecla y junto a varios amigos recompone su historia. Contacta conmigo en teocarpena@yahoo.es

Es un dilema esto de la vacuna. Dudo entre la rusa, que apadrina Putin; la norteamericana, que apadrina Donald Trump; la de Oxford, que tiene pinta de ser muy completa o la de Bill Gates, que incluye un chip súper potente. Luego está la de los alemanes, que apadrina Angela Merkel y la española, que va mas lenta, pero será la mas barata y posiblemente la que menos rechazo provoque en nuestro organismo. De todo esto tengo información confusa, pero para ir despejando dudas jugaré con esos datos.

Creo que cualquiera de ellas se podrá pedir por Internet y Salvador, que en la mili ayudaba a los enfermeros a poner vacunas, me la inyectará. Pero antes tengo que pensar por cuál me decido.

El puñetero bicho me da bastante miedo, pero además pienso que me quedan muchas cosas por hacer, por lo tanto soy partidario de vacunarme. Necesito opiniones variadas, así que acepto cuantas más mejor.

La primera y más importante duda es cómo me afectará el chip que te implantan en el asunto erótico; me gustaría saber si al mismo tiempo que implantan el “chis” introducen algunos de los componentes con los que fabrican la viagra, pues a mi edad la cosa se pone complicada.

La vacuna rusa…

Imagino que después de inyectarte la primera dosis de la vacuna rusa empiezas a decir palabras como Estajanovich, Casachof o Kalashnikov; algunos aseguran que esto excita a muchas mujeres. Imagino también que los gustos musicales se centrarán en Tchaikovsky, Prokófiev y Shostakóvich y que uno de los efectos secundarios será pasar noches enteras soñando con los coros del ejército soviético.

Pero a la segunda dosis, es posible que empieces a tener sueños eróticos con rubias de piel de porcelana. A lo mejor empiezo a soportar mejor el frío y puedo salir en camiseta a pasear por el pueblo en pleno diciembre, o soportar impasible veinte chupitos de vodka. Pero lo que más me gustaría al optar por esta vacuna sería conocer a Anna Netrebko y que me susurrara al oído canciones después de hacer el amor. Me pierdo con el tema ruso, volvamos a las vacunas.

La norteamericana

Otra vacuna que estoy investigando es la norteamericana, pero la imagen de Donald Trump me baja la libido e intento pensar en Kim Basinger o en Marilyn y fantaseo con la idea de que con el chip de Trump venga incluida una cita, aunque sea virtual, con la rubia mas sexi del mundo y que la Monroe me cante el cumpleaños feliz como a Kennedy.

La ventaja de esta vacuna es que podría hablar inglés de inmediato en cuanto me inyectaran la dosis y eso sería beneficioso para hablar con Woody Allen, pero lo peor sería que con los efectos secundarios empezara a gustarme la música country, que ahora odio, o me entraran ganas de bombardear Irán.

Oxford y Bill Gates

La de Oxford me parece demasiado culta y yo soy muy de andar por casa; lo racional en exceso me aturulla. La de Bill Gates, esa que tanto temen algunos, a mí también me da miedo, no sea que me dé por almacenar datos a diestro y siniestro, o que con el implante del chip sepan en un laboratorio subterráneo del desierto de Colorado, cuáles son mis prejuicios, que no son pocos, mis perversiones sociales o mi obsesiva afición por prácticas eróticas poco confesables.

La francesa y la alemana

Tengo tendencia a idealizar todo lo francés, pero de la vacuna francesa desconozco todo. De esta no necesito nada, ya he hecho el amor con mujeres guapísimas francesas, ya me han susurrado palabras sobre una almohada de seda blanca en el idioma del amor y ya soñé con Françoise Hardy durante mi adolescencia. Y los efectos secundarios que pudiesen provocar los conozco muy bien, seguro que son ataques incontrolables de chovinismo.

Con la vacuna alemana me pasa lo mismo que con la británica, no tengo demasiado interés por el orden; prefiero una vacuna con algo de riesgo para vivir aventuras extravagantes. A estas alturas de la vida necesito estímulos desconocidos, por eso la española es una de mis favoritas.

LA ESPAÑOLA

Puedo esperar un par de años si hace falta, pero espero que la vacuna española o ibérica, que sería lo suyo, no la apadrine ninguno de los políticos españoles actuales, pues con ellos se me dispara la mala leche. Si acaso fuera necesario un apadrinamiento, preferiría que lo hiciese un político portugués.

LA ESPAÑOLA, así con mayúsculas, debería ser una vacuna que te insuflara el valor de Viriato, el afán batallador del Cid, la valentía de Agustina de Aragón, la clarividencia de Don Quijote o la sensibilidad de Machado. Ser manchego y cabalgar por esas tierras de gentes nobles; beber buen vino, comer buen queso y no hartarse nunca. ¡Ideal!

Imagino las primeras noches después de la inyección soñando con Sara Montiel y sus rojos labios, cantando aquello de “Acércate más y mas” o «Tápame, tápame, tápame, que tengo frío”; solo con imaginarlo me hierve la sangre. A lo mejor con esta vacuna me aflora el espíritu folclórico y empiezo a cantar zarzuelas o flamenco.

Seguro que como efecto secundario incluye odiar a todos los que tienen éxito y hablar mal de cualquiera que piense distinto. Pero estoy seguro de que con la vacuna LA ESPAÑOLA irán incluidos también la inmortalidad y el apetito sexual incontrolable y por eso es mi predilecta. Escuché una vez a un paisano de noventa años decir ”señor, tú que me has quitado las fuerzas quítame también las ganas”; pues yo le pediría a los creadores de la vacuna nacional que la dotaran de energía para que nunca nos abandonen las ganas de reír ni las ganas de fornicar.

Lee todos los artículos de Teo Carpena

Teo Carpena
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Historias y leyendas de un hombre y su perro, que busca en los recuerdos su identidad. Teo Carpena emigró con su familia a Francia, después de la jubilación vuelve a Yecla y junto a varios amigos recompone su historia. Contacta conmigo en teocarpena@yahoo.es
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11 COMENTARIOS

  1. Que forma mas absurda de encender una mecha para que entréis al trapo a daros tortas, mediante un articulo sin sentido, carente de interés, sin gracia ni coherencia.
    Por cierto, soy el único que piensa que este tal «Teo Carpena» es un personaje ficticio, seudónimo empleado para escribir artículos irónicos y quemasangres de forma anónima?
    Hablando de otros temas, cuando es la rueda de prensa del Yeclano donde aclaren todas las dudas surgidas?
    Amén!

  2. Si el argumento es pobre llamas a Carlos Puebla y le dices que cuando componga una canción te llame.
    «Mucha gente han hecho negocios con el anticomunismo ahora por eso mismo andan buscando más socios»
    Es la frase completa. Tú podrías ser socio?
    Hay otra canción de este cantautor que dice» …en eso llegó el comandante y mandó parar…
    Se que tampoco te llena. Una canción buena para tí las que se cantan cara al sol.
    Con tantos máster y que corticos»

    • Que grande eres Rappel !! jejejeje !!
      A ti y la gente como tu lo que os conduce al climax es descalificar y etiquetar, con dosis añadidas de división y condena al que piensa diferente.
      Te equivocas con lo de «cara al sol», pero te aseguro que nunca imagine que en el 2020 llegaría a pensar como pienso desde hace unos años para acá. Ale, dale vuelta…
      No voy a ir de sobrado, como tu haces, y te voy a respetar, como tu no haces, pero te recomiendo un karaoke con las canciones de Carlos Puebla, pero también de Los Mojinos, inhumanos y Rafaela Carrá, acordes con tu nivel de pensador filosofo, ya sabes, los corticos no somos tan «TOP» para memorizarlas, somos mas de musica alternativa, campeón.

      El problema de la España actual es cuando llega el intolerante de turno que no tolera que a los que el llama intolerantes sean mas tolerantes que el, por muy tolerante que el intolerante se crea y cuando al que el llama intolerante es realmente el que tolera todas sus intolerancias.
      Que bonito me ha salido, te gusta?

      Por cierto, en confianza, sabes algo de cuando es la rueda de prensa del Yeclano?
      Amén

  3. «Valgame la nona » que diría un jumillano, o «pa mear y no echar gota» que decimos los yeclanos o «qué nivel Maribel»…tiene el artículo. Ni ironía, ni gracia, ni tan siquiera picardía de viejo verde. O » que tendrán que ver los huevos pa comer trigo»

  4. Ostras! Caramba! Pues yo pensaba que era el escudo de la Alianza Rebelde de Stars Wars. Completamente de acuerdo con lo de la enfermedad, centrifugado al máximo, ya que dejas claro que cada uno ve lo que quiere ver, y se lo toma con el humor que cada uno tenga. SALUDOS SALAO

  5. Lo mejor de todo el reportaje la foto con el símbolo comunista con los 100 millones de muertos que tienen detrás, QUE VERGÜENZA y luego hablan de que van a sancionar al que porte un símbolo franquista. España esta muy enferma y no es solo por este virus..

    • Y ahora que lo preguntas te contestaré. Anticomunista yo jamás seré. Hay gente que hicieron negocio con el anticomunismo.
      Anticomunistas fueron Franco, Hitler, Mussolini y hasta Kennedy lo fue.
      Por eso yo jamás lo seré.
      Del cantautor Carlos Puebla.

      • Cada uno que sea lo que quiera, pero los argumentos pobres siempre serán argumentos pobres. Y lo digo por la afirmación literal: «Hay gente que hicieron negocio con el anticomunismo. Anticomunistas […] lo fue.» Usando esa lógica simple puedes construir cualquier teoría, simple teoría. Ejemplos como éste lo habrá a miles: También hay padres que hacen negocio con sus hijos y no por eso dirás que jamás serás padre. Para finalizar decir que entenderás que lo que seas o dejes de ser tampoco tiene mucho interés.

Teo Carpena
Teo Carpena
Historias y leyendas de un hombre y su perro, que busca en los recuerdos su identidad. Teo Carpena emigró con su familia a Francia, después de la jubilación vuelve a Yecla y junto a varios amigos recompone su historia. Contacta conmigo en teocarpena@yahoo.es
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