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🍁 jueves 05 diciembre 2024
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Cambio de especie

A los pesados contertulios de mi casa les ha dado por discutir a unos sobre cambio de destino, a otros por cambio de sexo y a mí lo que me vendría bien seria un cambio de especie. Es verdad que como perro se vive estupendamente y ahora que se han reconocido los derechos de las mascotas, mucho mejor; eso sí, lo de mascota me toca los huevos, yo no soy una mascota de nadie. Pero a lo que iba, si pudiera, me gustaría ser zorro y corretear por los montes a mi antojo, asaltar gallineros, dormir al raso y recorrer cordilleras sin respetar fronteras. Lo haría acompañado de mi zorra Chanel y entre matorrales de romero retozaríamos hasta tener una camada de zorritos preciosos y crearíamos la colonia zorril más grande de la Península Ibérica.

Ser hombre estaría bien por aquello de independizarse y poder viajar en avión, pero eso de trabajar todos los días tiene que ser muy cansino. Chanel dice que podríamos cambiarnos por algún millonario de esos que tienen yates y navegar, pero a mí el agua y los barcos no me van, así que hemos decidido seguir siendo perros, pero como dicen ahora algunos, lo importante no es lo que eres, sino cómo te sientes y yo me siento superdotado y superior a los humanos. Chanel dice sentirse la criatura más sexy del mundo y yo le doy la razón.

He podido ver en las últimas vacaciones piernas de humanas gallegas, catalanas o extremeñas, traseros de perras de todas las razas, pero como el hocico de mi Chanel y su rabo, ningunos.
Hay gente que cambia de casa, de ciudad, de pareja o de religión; pero eso no cambia nada, puede que sigas siendo el mismo gañan o el mismo perro estúpido. Cuando pienso en cambio de destino, me refiero a rebelarte contra todo aquello para lo que te educaron y conseguir diseñar con criterio propio, tu vida y tu futuro.

Los perros no podemos decidir cambiar de casa, lo deciden otros y como te toquen unos dueños conservadores estas condenado al mayor de los aburrimientos mundiales.
Lo que no entiendo es por qué los humano siguen como cordericos la senda que les marcan al nacer.

Los contertulios de nuestra casa al menos son extravagantes y eso les honra:
Jose, el dueño de mi amigo Cohen, sueña con una república de pastores poetas; Pedrito ha propuesto un negocio de alquiler de barcas para transitar por la carretera de Villena cuando llueve; Pelayo, desde que se convocaron las elecciones, viene pidiendo firmas para formar un partido de yeclanos patriotas y fantasea con una patria imperial gobernada por Alonso Quijano. Teodoro dice que habría que repoblar el monte Arabí con ciudadanos de ninguna parte y desprovisto de tecnología; Vicente y Salvador andan discutiendo sobre un plan secreto para desmantelar el comercio chino.

¡Cómo me gusta esta casa de alucinados! Pero a veces hablan de política y se vuelven superficiales y se refieren a una tal Irene que dicen que es la novia de alguien que mandaba mucho y ahora manda también, o de una tal Isabel que es la jefa de no se donde, y parece ser la que parte el bacalao en España, y Teodoro asegura que desde que las mujeres gobiernan, el mundo se ha vuelto más entretenido- ¡Chorradas! Si los perros gobernáramos, el mundo sería perfecto.

Vicente también habla mucho y me cansa, pero cuando habla de pintores me hipnotiza. El otro día nos enseñó diapositivas de un pintor llamado Dalí. Si pudiera elegir, sería como ese pintor egocéntrico y locuaz. Pintó un perro bajo el agua que me deslumbró, lancé un aullido y todos rieron. Vicente volvió a poner en la pantalla la imagen para que disfrutase de ella y como vio mi entusiasmo al día siguiente vino con una reproducción del cuadro enmarcada y la han colocado a mi altura para que la disfrute, y yo ahora paso ratos mirando el cuadro que se titula: «Dalí a la edad de seis años, cuando pensaba que era una niña, levantando la piel del agua para ver un perro durmiendo a la sombra del mar».

Yo lo que quiero es convertirme en Dalí o en su perro a la sombra del mar, y si existe otra vida, la quiero vivir iluminado por los ojos negros de mi compañera Chanel.

dalí perro

Blog de Teo Carpena

Teo Carpena
Teo Carpena
Historias y leyendas de un hombre y su perro, que busca en los recuerdos su identidad. Teo Carpena emigró con su familia a Francia, después de la jubilación vuelve a Yecla y junto a varios amigos recompone su historia. Contacta conmigo en teocarpena@yahoo.es

A los pesados contertulios de mi casa les ha dado por discutir a unos sobre cambio de destino, a otros por cambio de sexo y a mí lo que me vendría bien seria un cambio de especie. Es verdad que como perro se vive estupendamente y ahora que se han reconocido los derechos de las mascotas, mucho mejor; eso sí, lo de mascota me toca los huevos, yo no soy una mascota de nadie. Pero a lo que iba, si pudiera, me gustaría ser zorro y corretear por los montes a mi antojo, asaltar gallineros, dormir al raso y recorrer cordilleras sin respetar fronteras. Lo haría acompañado de mi zorra Chanel y entre matorrales de romero retozaríamos hasta tener una camada de zorritos preciosos y crearíamos la colonia zorril más grande de la Península Ibérica.

Ser hombre estaría bien por aquello de independizarse y poder viajar en avión, pero eso de trabajar todos los días tiene que ser muy cansino. Chanel dice que podríamos cambiarnos por algún millonario de esos que tienen yates y navegar, pero a mí el agua y los barcos no me van, así que hemos decidido seguir siendo perros, pero como dicen ahora algunos, lo importante no es lo que eres, sino cómo te sientes y yo me siento superdotado y superior a los humanos. Chanel dice sentirse la criatura más sexy del mundo y yo le doy la razón.

He podido ver en las últimas vacaciones piernas de humanas gallegas, catalanas o extremeñas, traseros de perras de todas las razas, pero como el hocico de mi Chanel y su rabo, ningunos.
Hay gente que cambia de casa, de ciudad, de pareja o de religión; pero eso no cambia nada, puede que sigas siendo el mismo gañan o el mismo perro estúpido. Cuando pienso en cambio de destino, me refiero a rebelarte contra todo aquello para lo que te educaron y conseguir diseñar con criterio propio, tu vida y tu futuro.

Los perros no podemos decidir cambiar de casa, lo deciden otros y como te toquen unos dueños conservadores estas condenado al mayor de los aburrimientos mundiales.
Lo que no entiendo es por qué los humano siguen como cordericos la senda que les marcan al nacer.

Los contertulios de nuestra casa al menos son extravagantes y eso les honra:
Jose, el dueño de mi amigo Cohen, sueña con una república de pastores poetas; Pedrito ha propuesto un negocio de alquiler de barcas para transitar por la carretera de Villena cuando llueve; Pelayo, desde que se convocaron las elecciones, viene pidiendo firmas para formar un partido de yeclanos patriotas y fantasea con una patria imperial gobernada por Alonso Quijano. Teodoro dice que habría que repoblar el monte Arabí con ciudadanos de ninguna parte y desprovisto de tecnología; Vicente y Salvador andan discutiendo sobre un plan secreto para desmantelar el comercio chino.

¡Cómo me gusta esta casa de alucinados! Pero a veces hablan de política y se vuelven superficiales y se refieren a una tal Irene que dicen que es la novia de alguien que mandaba mucho y ahora manda también, o de una tal Isabel que es la jefa de no se donde, y parece ser la que parte el bacalao en España, y Teodoro asegura que desde que las mujeres gobiernan, el mundo se ha vuelto más entretenido- ¡Chorradas! Si los perros gobernáramos, el mundo sería perfecto.

Vicente también habla mucho y me cansa, pero cuando habla de pintores me hipnotiza. El otro día nos enseñó diapositivas de un pintor llamado Dalí. Si pudiera elegir, sería como ese pintor egocéntrico y locuaz. Pintó un perro bajo el agua que me deslumbró, lancé un aullido y todos rieron. Vicente volvió a poner en la pantalla la imagen para que disfrutase de ella y como vio mi entusiasmo al día siguiente vino con una reproducción del cuadro enmarcada y la han colocado a mi altura para que la disfrute, y yo ahora paso ratos mirando el cuadro que se titula: «Dalí a la edad de seis años, cuando pensaba que era una niña, levantando la piel del agua para ver un perro durmiendo a la sombra del mar».

Yo lo que quiero es convertirme en Dalí o en su perro a la sombra del mar, y si existe otra vida, la quiero vivir iluminado por los ojos negros de mi compañera Chanel.

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