María José Ortíz, diseñadora de alta costura. Su taller Candidas sigue abierto en Yecla, pese a que desde hace un par de años decidió dar el salto y llevar a la capital de España su moda. Allí, ya se han hecho populares sus diseños gracias al gran escaparte que es la televisión. No se olvida de su Yecla donde tiene abierto su taller y sobre todo sus dos hijas.
– Desde hace dos años decidió trasladarse a Madrid con sus agujas e hilos para seguir en la alta costura, ¿qué tal le va?
Muy bien. Estoy encantada de los que han sido dos años de crecer y trabajar mucho. Tengo mi atelier en la calle Alcalá. Aquí realizo mi trabajo. En ocasiones voy a hoteles y estudios de televisión donde se prueban mis vestidos.
Gracias a Dios tengo mucho trabajo.
– ¿Por qué se decidió a dar el salto?
Me gustan los retos y llevar mis diseños a la capital de España era dar un salto que me apasionaba.
– ¿Ha cerrado el taller de Yecla?
No. Una semana estoy en Madrid y otra en Yecla. Tengo mucho trabajo en los dos sitios. Sigo yendo a Yecla para atender a mis hijas y a mis clientas.
– ¿Es complicado mantener los dos talleres?
Mi intención es seguir haciéndolo porque me gusta mucho lo que estoy viviendo en Madrid.
– Se está codeando con gente famosa.
Sí, estoy vistiendo a personajes muy conocidos como Rosa López, Enma García, Mónica Naranjo, Bea Jarrín, Kika Frutos, Luján Arguelles…los estilistas de famosos están muy contentos conmigo y me dan mucho trabajo.
También hay más gente conocida que van a llevar mis diseños, pero no puedo dar más nombres porque en este negocio también se firman contratos de confidencialidad.
– ¿Fue difícil entrar en ese mundo de personajes muy conocidos?
Cuando llegué a Madrid me dijeron que para crecer debía contratar una agencia de comunicación y pagarles una cantidad exagerada de dinero. Me di cuenta que para pagarles tendría que coser; pero mucho, mucho.
Pero por casualidades de la vida una seguidora mía de las redes sociales, que es productora de televisión y se llama Nuria Becerro, me propuso vestir a Kika Frutos. Eso me abrió las puertas para que numerosos estilistas vinieran a mi taller y de esta forma que conocieran mi trabajo.
Luego fue Luján Arguelles, Enma Gracía…y así poco a poco se conoció mi trabajo por las revistas del corazón y el boca a boca que funciona muy bien.
A día de hoy, estoy reconocida por mi trabajo y trato muy bien a todos los que vienen a descubrir lo que hago.
– Trabaja en la alta costura, ¿se ha planteado otras vías para que sus diseños se conozcan y puedan compararse por el gran público?
También estoy planificando en tener mi propia página web y empezar a vender por internet trajes pret-a-porter. Conozco un taller con el que trabajo regularmente y me permitiría llegar a mucho más público si doy el salto.
– ¿Qué tal la vida en Madrid?
Muy bien. Lo malo es que he estado sin sofá en casa durante meses (se ríe).
– Su familia en Yecla posee una de las empresas más grandes de sofás, ¿cómo es posible que usted haya estado sin sofá?
Fui a un gran almacén en Madrid a comprar uno y pedí ver los que tenían de tapizados Pedro Ortiz, la empresa de mi padre (se ríe). Al final, mi padre cedió y me regaló uno.
– ¿Tiene algún proyecto a corto plazo?
Voy a hacer una Nancy para coleccionistas vestida por mi. Es un poco surrealista pero me hace mucha ilusión porque mi abuela hizo vestidos para la Nancy y yo siempre me bajaba a su casa a coser con ella.
Tres diseñadores vamos a hacer unos trajes para la muñeca y luego se subastarán para un fin benéfico.
– Hablando de sus orígenes, ¿no fue fácil que su familia aceptara que su pasión era coser?
No, no fue fácil. Estuve trabajando en la fábrica de mi padre cuando era joven hasta que dije basta. Lo mío era el taller de costura. Y, pese al enfado de mi padre, me salí. Dejé la rellenar almohadas en la fábrica y decidí ser más fuerte que mi destino.
– Creo que María José Ortiz no se arrepiente.
Estoy encantada. Estoy feliz. Me recuperé de un ictus que me cambió mi vida hace seis años y me hizo ver todas las cosas que no había hecho hasta ese momento.
