Todos hemos visitado alguna vez una farmacia y nos damos cuenta que cada vez hay más productos que se ofertan dentro de estos establecimientos en los que se venden diferentes elementos relacionados con la salud, especialmente medicamentos.
En nuestro país, y en la Unión Europea en general, hay estrictos controles respecto a la calidad de los medicamentos y al beneficio que pueden aportar a las personas con un uso adecuado de los mismos.
En general, la mayoría de estos productos químicos que se venden en la farmacia requieren de una receta expedida por un médico autorizado. Aunque hay algunos que no están sujetos a prescripción médica. Es decir, necesitarás receta para comprar unos y para otros no será necesario.
En España, algunos de esos medicamentos están financiados total o parcialmente por la Seguridad Social según establece la legislación nacional que pretende facilitar el acceso a estas sustancias bemeficiosas para la salud a toda la población, favoreciendo a las personas con menos recursos.
También encontramos como producto farmacéutico a los cosméticos. Entre los medicamentos y los cosméticos podemos distribuir en diferentes categorías una gran variedad de artículos que hay a la venta en las farmacias.
Muchas veces aparecemos en las farmacias con el deseo de comprar un remedio rápido y eficaz para ese problema de salud que nos afecta. En ocasiones los farmacéuticos nos dicen que no puede dispensarnos ese producto y otras veces sí.
Cuando no nos ponen ningún reparo es que se trata de un medicamentos OTC. Son las siglas de una expresión en inglés de Over the Counter, que se traduciría como “sobre el mostrador”. Se trata de medicamentos que no necesitan de autorización médica previa para ser consumidos por lo que el farmacéutico no tiene inconveniente en venderlo sin la receta.
Suele ser sustancias destinadas a aliviar afecciones o enfermedades de carácter menor tales como antitérmicos y analgésicos (paracetamol, ibuprofeno), preparados de vitaminas y varios minerales, anticatarrales y antigripales, antihistamínicos para las alergias o medicamentos para las diarreas o el estreñimiento, entre otros.
Dentro los productos OTC que se pueden vender en las farmacias de España encontramos a otros que también pueden incorporarse a los que no necesitan prescripción médica como son los algunos productos de cosmética y dermofarmacia, los complementos alimenticios, las plantas de uso alimentario, los productos sanitarios para el autocuidado o los productos para la higiene y la salud.
Estos productos OTC no tienen nada que ver con los EFG (Equivalentes Farmacéuticos Genéricos). Los EFG son conocidos popularmente entre la población como los “genéricos”, que son equivalentes en la formulación química al producto registrado con el nombre de una marca pero más baratos a la hora de adquirirlos. Los genéricos aportan los mismos benefecios para la salud que los registrados por una marca farmaceútica.
Y tampoco los OTC deben confundirse con las especialidades farmacéuticas publicitarias (EFP) que son aquellos medicamentos que se venden en las farmacias y que están destinados al alivio, tratamiento y curación de dolencias leves. Estos pueden ser publicitados al público en general y se encuentran dentro de los OTC.
