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✝️ viernes 29 marzo 2024
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La realidad y el reloj

Desde el principio de los tiempos los humanos tienen querencia a la fantasía y un miedo atroz a lo real, por eso cada vez hay más gente enganchada a la virtualidad y prefiere ver el mundo a su antojo. Son personas que pasan por la vida sin ver lo que ocurre ante sus narices. Se sienten dioses y creen poder crear un mundo acomodado a su miopía.

La naturaleza va a lo suyo; los planetas giran incesantes porque tienen sus propias leyes. El mundo gira y el universo sigue su curso. Los filósofos llevan siglos intentando entender la realidad sin ponerse de acuerdo; y algunos cabezones iletrados siguen confundiendo lo patente con lo idílico. 

Andaba yo siguiendo el vuelo de dos moscas que parecían borrachas dibujando volutas en el aire y me dije tira pa’ la calle Teo…

Pasear me despeja, además me gusta el bullicio callejero de los miércoles con el mercadillo. La gente que vive en los campos desembarca por las calles del pueblo exhibiendo su afabilidad; me coloco mi sombrero, agarro a mi perro y nos vamos a pasear por el centro: es el único día que el pueblo parece vivo y habitado.

Las campanadas del reloj de la Plaza suenan estridentes, taladrando la serena mañana; su sonido me trae recuerdos de cuando las escuchaba desde la cama antes de ir al colegio.

A veces, atiendo a conversaciones de jubilados en un banco del parque o a dos señoras que se saludan en una esquina. Colecciono frases escuchadas al azar, son tesoros sonoros con acento popular; me resulta curioso que todas las conversaciones en Yecla últimamente incluyan la palabra cerdo. 

Escuché a una jovencita hablar a gritos por su teléfono y la seguí un rato para no perder el hilo de su discurso:

—Tú decide lo que quieras, pero te digo una cosa, si te miento, que Dios me castigue y me quede muerta aquí mismo, fíjate lo que te digo, pero decídete ya, ¿me quieres o no me quieres? Acuérdate de todas las mentiras que me has hecho tragar… Eso es mentira, mi fidelidad a ti es igual a mi devoción hacia la Virgen… Han sido cuatro años de paciencia, pero ya no puedo más… y te vas a la calle con tus cosas ahora mismo, que el piso lo pago yo gracias a las horas que echo limpiando casas. Anda ya, tú vives como un marqués con esa musiquita de mierda y con las zagalicas riéndote las gracias…. ¡A la mierda, ‘veste’ a la puta mierda! ¡Eres un cerdo!

Se guardó el teléfono, empezó a caminar muy deprisa y al llegar a la calle San José giró a la derecha; Saturno y yo seguimos nuestro camino pensando que la vida de algunas personas es demasiado dura…

El domingo pasado celebrábamos lo que muchos consideran una victoria; aparecieron mis amigos eufóricos y nos enredamos en un debate infructuoso. Empezó Salvador:

—La vida es como una tortuga, es paciente y avanza paso a paso sin ruido —y asegura ser seguidor de los estoicos romanos y de Marco Aurelio. Prosigue:

—Lo que pasa alrededor nuestro es incontrolable, los hechos se imponen sin pedir permiso, pero nosotros podemos dominar nuestros pensamientos para entender lo que ocurre, sin meter la cabeza bajo tierra o cegarnos con pantallas… —Y empecé a sacar botellas de cervezas (nunca vi a gentes tan sedientas como estos amigos míos).

 Yo que sigo a los existencialistas y me vuelvo intenso cuando leo a Camus afirmo que la materia es anterior al pensamiento, pero Ana dice que todo lo que nos rodea es una construcción social.  

El Panocha tira de retórica, asegurando que la realidad hay que situarla en un contexto histórico y social y que la dialéctica es el único camino para alcanzar la consciencia. Lo suelta así, sin titubear y luego remata: 

—La mayoría de los políticos habla de cosas insustanciales para confundir y los medios de comunicación nos hacen mirar para el lado opuesto a donde ocurre lo importante —nadie le contradice, pero en ese momento aparece Pedrito sudoroso y dispuesto a la polemizar:

—Lo único que importa, es la riqueza y el progreso de los pueblos y que la granja de cerdos se acabará montando cerca del Arabí gracias a los permisos concedidos por la comunidad de Castilla La Mancha.

Casi nos lo cargamos entre todos, Salvador agarró la pancarta de la manifestación y quería romperle la cabeza con ella, lo sujetamos; menos mal que llegó Concha para poner orden y lo que dijo ella fue definitivo:

—No seas cenizo Pedrito, y quítate esa gorra hortera de publicidad yanqui. Y vosotros sois una pandilla de lechuguinos; menos hablar y más hacer. —Saturno empezó a saltar alrededor suyo—. ¡Quita zalamero, que sabes que te traigo comida sustanciosa y por eso te alegras!

—Hay que quemar a los que yo me sé —gritó el Panocha.

—Una guillotina es lo que necesitamos —le siguió Salvador.

Pedrito siguió insistiendo con lo del problema burocrático de las comunidades autónomas y con lo del progreso, pero yo maticé que el gran problema que tenemos es que ya no hay locos, ya no hay locos en España, como dijo el poeta. Y lo más grave es que los españoles hemos perdido la fe. 

Todos se lo tomaron a chufla, pero Salvador que me conoce bien sabe que hablo en serio y canturreó por lo bajini nuestro poema favorito. La cosa fue tranquilizándose, la comida y las cervezas endulzaron las palabras de los tertulianos y el sentido del humor gano la batalla.  

A veces me pregunto si fue antes el perro o el hombre y Saturno, que adivina mis pensamientos, mueve las orejas y me lame una mano.

La única verdad eres tú cariño, le digo a Ana y es lo que pienso cada mañana cuando nos besamos al despertar.

Ana dice que cuando su hijo le llama desde Murcia pidiéndole dinero es cuando se reafirma en que todo en la vida es una construcción social o el resultado de una educación deficiente; dice que a su hijo parece que le ha hecho la boca un fraile.

El olfato es el sentido más certero para entender el mundo, por eso espero que Yecla y el Arabí no huelan nunca a mierda de cerdos. Porque el olor a mosto a romero y a virutas es lo que más me gusta.


Blog de Teo Carpena

Teo Carpena
Teo Carpena
Historias y leyendas de un hombre y su perro, que busca en los recuerdos su identidad. Teo Carpena emigró con su familia a Francia, después de la jubilación vuelve a Yecla y junto a varios amigos recompone su historia. Contacta conmigo en teocarpena@yahoo.es

Desde el principio de los tiempos los humanos tienen querencia a la fantasía y un miedo atroz a lo real, por eso cada vez hay más gente enganchada a la virtualidad y prefiere ver el mundo a su antojo. Son personas que pasan por la vida sin ver lo que ocurre ante sus narices. Se sienten dioses y creen poder crear un mundo acomodado a su miopía.

La naturaleza va a lo suyo; los planetas giran incesantes porque tienen sus propias leyes. El mundo gira y el universo sigue su curso. Los filósofos llevan siglos intentando entender la realidad sin ponerse de acuerdo; y algunos cabezones iletrados siguen confundiendo lo patente con lo idílico. 

Andaba yo siguiendo el vuelo de dos moscas que parecían borrachas dibujando volutas en el aire y me dije tira pa’ la calle Teo…

Pasear me despeja, además me gusta el bullicio callejero de los miércoles con el mercadillo. La gente que vive en los campos desembarca por las calles del pueblo exhibiendo su afabilidad; me coloco mi sombrero, agarro a mi perro y nos vamos a pasear por el centro: es el único día que el pueblo parece vivo y habitado.

Las campanadas del reloj de la Plaza suenan estridentes, taladrando la serena mañana; su sonido me trae recuerdos de cuando las escuchaba desde la cama antes de ir al colegio.

A veces, atiendo a conversaciones de jubilados en un banco del parque o a dos señoras que se saludan en una esquina. Colecciono frases escuchadas al azar, son tesoros sonoros con acento popular; me resulta curioso que todas las conversaciones en Yecla últimamente incluyan la palabra cerdo. 

Escuché a una jovencita hablar a gritos por su teléfono y la seguí un rato para no perder el hilo de su discurso:

—Tú decide lo que quieras, pero te digo una cosa, si te miento, que Dios me castigue y me quede muerta aquí mismo, fíjate lo que te digo, pero decídete ya, ¿me quieres o no me quieres? Acuérdate de todas las mentiras que me has hecho tragar… Eso es mentira, mi fidelidad a ti es igual a mi devoción hacia la Virgen… Han sido cuatro años de paciencia, pero ya no puedo más… y te vas a la calle con tus cosas ahora mismo, que el piso lo pago yo gracias a las horas que echo limpiando casas. Anda ya, tú vives como un marqués con esa musiquita de mierda y con las zagalicas riéndote las gracias…. ¡A la mierda, ‘veste’ a la puta mierda! ¡Eres un cerdo!

Se guardó el teléfono, empezó a caminar muy deprisa y al llegar a la calle San José giró a la derecha; Saturno y yo seguimos nuestro camino pensando que la vida de algunas personas es demasiado dura…

El domingo pasado celebrábamos lo que muchos consideran una victoria; aparecieron mis amigos eufóricos y nos enredamos en un debate infructuoso. Empezó Salvador:

—La vida es como una tortuga, es paciente y avanza paso a paso sin ruido —y asegura ser seguidor de los estoicos romanos y de Marco Aurelio. Prosigue:

—Lo que pasa alrededor nuestro es incontrolable, los hechos se imponen sin pedir permiso, pero nosotros podemos dominar nuestros pensamientos para entender lo que ocurre, sin meter la cabeza bajo tierra o cegarnos con pantallas… —Y empecé a sacar botellas de cervezas (nunca vi a gentes tan sedientas como estos amigos míos).

 Yo que sigo a los existencialistas y me vuelvo intenso cuando leo a Camus afirmo que la materia es anterior al pensamiento, pero Ana dice que todo lo que nos rodea es una construcción social.  

El Panocha tira de retórica, asegurando que la realidad hay que situarla en un contexto histórico y social y que la dialéctica es el único camino para alcanzar la consciencia. Lo suelta así, sin titubear y luego remata: 

—La mayoría de los políticos habla de cosas insustanciales para confundir y los medios de comunicación nos hacen mirar para el lado opuesto a donde ocurre lo importante —nadie le contradice, pero en ese momento aparece Pedrito sudoroso y dispuesto a la polemizar:

—Lo único que importa, es la riqueza y el progreso de los pueblos y que la granja de cerdos se acabará montando cerca del Arabí gracias a los permisos concedidos por la comunidad de Castilla La Mancha.

Casi nos lo cargamos entre todos, Salvador agarró la pancarta de la manifestación y quería romperle la cabeza con ella, lo sujetamos; menos mal que llegó Concha para poner orden y lo que dijo ella fue definitivo:

—No seas cenizo Pedrito, y quítate esa gorra hortera de publicidad yanqui. Y vosotros sois una pandilla de lechuguinos; menos hablar y más hacer. —Saturno empezó a saltar alrededor suyo—. ¡Quita zalamero, que sabes que te traigo comida sustanciosa y por eso te alegras!

—Hay que quemar a los que yo me sé —gritó el Panocha.

—Una guillotina es lo que necesitamos —le siguió Salvador.

Pedrito siguió insistiendo con lo del problema burocrático de las comunidades autónomas y con lo del progreso, pero yo maticé que el gran problema que tenemos es que ya no hay locos, ya no hay locos en España, como dijo el poeta. Y lo más grave es que los españoles hemos perdido la fe. 

Todos se lo tomaron a chufla, pero Salvador que me conoce bien sabe que hablo en serio y canturreó por lo bajini nuestro poema favorito. La cosa fue tranquilizándose, la comida y las cervezas endulzaron las palabras de los tertulianos y el sentido del humor gano la batalla.  

A veces me pregunto si fue antes el perro o el hombre y Saturno, que adivina mis pensamientos, mueve las orejas y me lame una mano.

La única verdad eres tú cariño, le digo a Ana y es lo que pienso cada mañana cuando nos besamos al despertar.

Ana dice que cuando su hijo le llama desde Murcia pidiéndole dinero es cuando se reafirma en que todo en la vida es una construcción social o el resultado de una educación deficiente; dice que a su hijo parece que le ha hecho la boca un fraile.

El olfato es el sentido más certero para entender el mundo, por eso espero que Yecla y el Arabí no huelan nunca a mierda de cerdos. Porque el olor a mosto a romero y a virutas es lo que más me gusta.


Blog de Teo Carpena

Teo Carpena
Teo Carpena
Historias y leyendas de un hombre y su perro, que busca en los recuerdos su identidad. Teo Carpena emigró con su familia a Francia, después de la jubilación vuelve a Yecla y junto a varios amigos recompone su historia. Contacta conmigo en teocarpena@yahoo.es
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2 COMENTARIOS

  1. Señor Copérnicus está usted en lo cierto de que el causante de este conflicto es la empresa que quiere montar la macro granja, pero yo en mi texto no he hablado de «culpa» quizá no me he explicado con claridad. Le quedo muy agradecido por su interés en matizar mis palabras, considero un privilegio tener un lector tan exigente. Aunque percibo que usted lo que quiere es colocar su discurso…
    Pero ya que me lo pone en bandeja le voy a regalar mi opinión: La susodicha Granja se pretende montar en la provincia de Albacete que pertenece a la comunidad de Castilla La Mancha y sirviéndose de unos permisos y de una sentencia favorable. Eso es real,que por cierto mi articulo va de eso, de realidad o ficción, pero usted solo se ha fijado en lo de la granja que solo es un tema de fondo. Y por supuesto que la incompetencia y la sordera de las instituciones murcianas, es mayúscula y mal intencionada, y para acabar le diré que me llama mucho la atención la emotividad desatada en nuestro pueblo con el tema del Arabí y la falta de visión más amplia del problema ecológico y político del asunto . A lo mejor las manifestaciones deberían realizarse en un lugar mas incisivo para los intereses de El Pozo…

  2. Teo, un día te ví como alguien que llega a esta ciudad, después de muchos años, en tu caso de Francia, propio de muchas personas de tú época. Te veía fresco en la manera de pensar e incluso llegaste a decir cosas de las maneras de ser de los yeclanos que los de aquí nos cuesta hasta pensar.
    Recuerdo que te dije que ese aire del reciente llegado pronto pasaría. Yecla tiene una «virtud» que al llegado de fuera pronto es «asimilado» en su comportamiento y en sus formas de pensar.
    Ahora ya haces tuyos los mantras que circulan no por casualidad. Siempre responden y son inducidos, casi sin darnos cuenta, por esa élite dominante de este pueblo, que pregona aquello que a sus intereses de clase les conviene.
    Voy a concretar. No me trago lo que dices que la macro-granja es «culpa» de Castilla La Mancha por dar unos permisos que los jueces avalaron. Vamos a analizar.
    Porqué no ponemos en el centro en la «diana» al auténtico culpable del proyecto de la granja que no es otro que el grupo que lidera EL POZO. ¿Qué pasa con D. Tomás que nadie se confronta?
    Si esta empresa retira el proyecto como ya hizo hace unos años, asunto arreglado.
    Reconozco que la propaganda la llevan muy bien algunos sectores de este pueblo.
    ¡Cuidado con el reparto de culpas y las medallas!
    El reparto de culpas raya lo grotesco. Hasta el Mar Menor la culpa de estar envenenado con fertilizantes es de «otros».
    ¿Los que gobiernan esta región durante más 25 años que hacen? ¿Solo cobrar? ¿Qué hace, atento Teo, el Consejero del Gobierno Regional (D. Antonio Luengo) con competencias en AGRICULTURA, AGUA, GANADERIA, PESCA, MEDIO AMBIENTE…y no sé cuantas cosas más. ¿Este señor a qué se dedica? ¿En el reparto de culpas le toca algo? ¿Porqué lo ocultan? Si vemos la afiliación política lo entenderemos.
    Teo me quedo con el bullicio de los miércoles en el mercado y cuándo hay control horario en las empresas, las tardes en Yecla están más concurridas.

Teo Carpena
Teo Carpena
Historias y leyendas de un hombre y su perro, que busca en los recuerdos su identidad. Teo Carpena emigró con su familia a Francia, después de la jubilación vuelve a Yecla y junto a varios amigos recompone su historia. Contacta conmigo en teocarpena@yahoo.es
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