Estar triste no es tan malo como nos han hecho creer. Y estar aislado una temporada no hace mal a nadie. Demasiado ruido atonta y viene bien mirar hacia dentro de vez en cuando; si te fijas bien, encontrarás multitudes de yoes dentro de ti. Encontrarás incluso al idiota aquel que era compañero de trabajo, era insoportable, pero te ayudó a saber lo que era la idiotez absoluta; también encontrarás al chulico del colegio, sí hombre, aquel que te jodió una vez durante unas fiestas.
Ahí adentro viven todos los que te hicieron ser lo que eres y lo que serás y eso deberías recordarlo antes de tomar una decisión equivocada y antes de afirmar que estas solo o que no eres nada. Tiene mucha importancia tu existencia porque eres el resultado del esfuerzo de varias generaciones, el fruto de un grupo de hombres y de mujeres que vivieron antes de que tu nacieras, ellos están contigo, ellos lucharon para que tú vivieras, los llevas vivos en tu memoria y nunca deberías avergonzarte de ser el triunfo de esos sacrificios…
A veces, mirándote las manos descubres que tus dedos son iguales a los de tu padre, tu sonrisa la heredaste de tu abuela y tu sentido dramático de entender el mundo lo has heredado de la gente de tu cultura, de tu pueblo, de tu familia. Y, además, si te detienes un momento y te preguntas por qué tienes la opinión que tienes de la gente, te sorprenderás opinando igual que aquel tío tuyo del que todos hablaban en la familia y que a ti te hacía tanta gracia; se te adhirieron a la sesera las sentencias que tu abuelo paterno esgrimía sobre los gandules.
Aquel amigo del que te acuerdas cuando pasas por la puerta de su casa y murió hace años se llevó a la oscuridad una parte de ti, cierto, pero dejó impreso en tu memoria algunas frases que repites a menudo. ¡Sorpresa!, creías que eran ideas tuyas solamente y resulta que tus amigos ausentes también están vivos dentro de ti.
Eres un afortunado heredero de cientos de personas que dejaron algo de ellos en tu corazón y no te das cuenta todavía, pero vas dejando un rastro hermoso en las personas que te quieren.
Somos los herederos universales de una especie que se puso en pie para ver mejor el horizonte y resulta que llevas impreso en tu ADN la valentía y un impulso irrefrenable de la supervivencia.
Te ríes como tu hermano mayor, que además te enseñó a chutar con más puntería a puerta, o aprendiste a respetar a las mujeres gracias a una tía tuya que te dio un bofetón una tarde de verano por llamar puta a una vecina… Todo eso eres, mírate en el espejo y verás a todos ellos detrás de ti; eres incluso el superhéroe del que coleccionabas cromos en tu infancia. Tu capacidad enamoradiza nació siendo niño, cuando mirabas embobado la foto de la actriz a la que adorabas y aún te emocionas al recordar la entrevista que escuchaste de tu ídolo deportivo; él también dejó su huella en tu memoria y sonríes cuando recuerdas las gamberradas que hacíais a los amigos en los billares. No merece la pena cerrar los ojos si no es para ver mejor o para escuchar música.
Ni somos ni estamos solos, nos acompañan cientos de almas que nos ayudaron a entender lo que entendemos y la vida no acaba en nosotros, continúa en nuestros amigos, en nuestros hijos… Tú no eres solo tú, nunca has estado solo.
No lo has descubierto todavía, pero hay gente pensando en ti ahora mismo. Es posible que hayas defraudado a mucha gente, pero has alegrado unos cuantos corazones cientos de veces, y ahí afuera hay alguien esperando tu mirada, aunque tú no los sepas.
Recuerda que sigues en pie por todos aquellos besos que te regalaron y por todos los besos que imprimiste en bocas sedientas. Los besos son las luciérnagas que alumbran el camino, sigue la estela de ellos que hay bosques repletos de bocas pidiendo lo mismo que tú.
Entorna los ojos un rato y déjate llevar por el aire de la mañana. En un rato, este momento pasará, pero espera, espera, respira hondo y vive el presente, mira las olas llegar a la playa y deja que el tiempo te lleve suave a mañana.