La Patrona ya está en su Basílica. Eran las 2 menos cuarto de la tarde cuando el Mayordomo de la Bandera dejó de jugar la insignia y se terminaron las arcas cerradas en honor a la Virgen del Castillo que entró acompañada de miles de vecinos hasta los pies del altar mayor de la Basílica.Fue uno de los momentos más intensos, cargado de emoción, el que vivieron los mayordomos y en general todos aquellos que aman las Fiestas Patronales de Yecla y son devotos de su virgen.Era el final de una Bajada que comenzó a las 9 de la mañana con la salida de los primeros arcabuceros hacia el santuario. Fue una mañana perfecta en lo meteorológico para los que participan en estas celebraciones. El frío se mezclaba con algunos rayos de sol que se colaban entre finas nubes y la ausencia de viento. Un mañana en la que el cerro del Castillo es el escenario de la representación histórica de lanzar pólvora por los arcabuces de manera que resuenan como salvas en honor a la Patrona. Fueron cientos los “tiraores” que participaron en uno de los actos principales. Bien es cierto que la soldadesca ha disminuído en los últimos años debido al incremento del precio de la pólvora. Esa menor cantidad de hombres en las filas del Capitán Martín Soriano Zaplana provocó que el ritmo de subida y bajada fue tranquilo. Sin prisas. A eso de las 11 de la mañana empezó el repicar de las campañas en lo alto del santuario anunciando la salida de la imagen en andas. Allí el Mayordomo de la Bandera, Francisco Martín Azorín, se arrodilló delante de la puerta principal esperando que la imagen de la Virgen asomara entre las decenas de persona que franquean la entrada al templo.Y empezó el juego de la insignia. Y empezó el disparo de los arcabuces del Mayordomo del Bastón, José Luis Soriano. Y empezó la emoción de centenares de personas que se agolpaban en la explanada mirando al rostro de la Virgen. Ya en ese primer encuentro, el Mayordomo de la Bandera mostró su deseo de jugar la insignia con templanza, despacio, disfrutando del momento. Lo mismo hizo el del Bastón. José Luis Soriano lanzó con pausa sus tiros de pólvora con una sonrisa en los labios, mientras mezclaba sus miradas entre la Virgen, el Mayordomo de la Bandera y la comitiva formada por Pajes y familiares.Unos minutos después terminó ese primer encuentro con la Virgen y los dos mayordomos se lanzaron a abrazarse, mientras rompían a llorar. Allí se descargó la tensión de un año de preparativos y la responsabilidad de ser el centro de todas las miradas.Luego llegó el descenso de la imagen. La ausencia de viento creó el típico manto de pólvora que envolvía la bajada de la Patrona cercada por vecinos que se fueron sumando hasta crear una marea humana a las puertas del ayuntamiento donde el alcalde, Marcos Ortuño, volvió a gritar los tres vivas a la Virgen que retumbaron en la plaza Mayor.Ya en el atrio de la Basílica. El Mayordomo estuvo unos 35 minutos jugando la bandera. Suavemente fue saboreando el momento junto al otro Mayordomo. Fue una escena de complicidad en la que parecía que ambos sabían que ese momento era único y había que dejarlo pasar sin sentirlo profundamente.
Junto a miles de yeclanos y visitantes la imagen entró en la Basílica y allí se escuchó el canto a la Virgen del Castillo para dar por concluida una Bajada sin incidentes con la pólvora.