Abundan los especialistas con poca sustancia, aquellos que intentan catalogar a las personas utilizando métodos de confrontación y, estoy seguro, que con perversas intenciones. Por ejemplo, entre hombres y mujeres o entre gentes de izquierdas y de derechas, entre blancos y negros, analógicos y digitales o buenos y malos; sin olvidar las ridículas catalogaciones por preferencias sexuales. Patrañas, solo son patrañas para polarizar la convivencia.
Una de las mejores divisiones la hizo el filósofo romano Séneca, que dividió a los hombres entre sabios e ignorantes. Yo creo que entre los sabios y los ignorantes también hay cándidos, malpensados, intensos, superficiales y tontos del culo… Y lo de malos y buenos es cosa de catecismos.
Veo mucho interesado en dividir a la gente creando bandos contrarios; creo que es la mejor manera que conocen los poderosos para que no consigamos avanzar y poder manejarnos mejor. Están empeñados en anular la individualidad y nos quieren convertir en rebaños de distintos colores.
Mi vecino Pelayo dice que el mundo se divide en dos, los españoles y el resto del mundo; y cuando ve la cara de asombro de todos, nos aclara lo que quería decir: «Los hispanohablantes y el resto». Pelayo es un entusiasta de la polémica. Intento que no coincidan en nuestra casa mi hermana y él, porque cada vez que se encuentran, hay bronca asegurada. He llegado a pensar que por ser tan diferentes se atraen; estoy convencido de que la controversia es un pozo que rebosa efluvios eróticos.
Mi vecino es un entusiasta de la tauromaquia, de la caza, de la pesca y del ejército; mi hermana es ecologista, antitaurina y pacifista.
Con el tema de Rusia y Ucrania las discusiones son tremendas. Mi vecino es un acérrimo de la guerra y está pensando alistarse en el bando ruso, dice que Putin es el gran líder de la nueva Europa y que el mundo estaría a salvo con un caudillo como Vladímir.
Mi hermana dice que el género humano es solo uno y que hay que mandar flores y mensajes de paz a los presidentes rusos y ucranianos para acabar con la guerra. Afirma que todos somos hermanos e hijos de la misma madre; el vecino contestó que todos somos hijos del deseo y de la matraca. Jeanne se lo tomó como algo personal y hubo que cortar porque se liaba.
Pedrito dice que lo tiene muy claro, la única diferencia entre los humanos está entre los que defienden la libertad y los que no; hasta ahí la cosa no iba mal, pero cuando el Panocha le pidió que aclarase el concepto de libertad, el asunto se enmarañó y, como empezaron a reprocharse temas personales, también hubo que pararlos. Hay mucha gente que no sabe discutir, pero nosotros que somos un grupo de gentes con sentido del humor y un poco escéptico, lo arreglamos con buen vino y algo de mano izquierda.
Ana está segura de que fueron las religiones las que originaron que las personas acaben divididas en grupos y asegura que uno de los defectos españoles es el exceso de gente religiosa; asegura que la mala leche está en el ADN Ibérico. Todos estuvieron de acuerdo, menos yo, pues estoy seguro de que los portugueses son mucho más civilizados que nosotros y además, si las religiones no existieran, los humanos se habrían agarrado a cualquier otra creencia; el ejemplo lo tenemos con las ideologías. Las religiones y las ideologías siempre son duales: los fieles o los herejes, los nuestros y los otros. Y lo paradójico es que los feligreses de una religión son herejes de la contraria.
—El dogmatismo es el gran problema del mundo —apuntillé.
Hubo un rato de silencio y entonces retomó la conversación Salvador, que asegura con la rotundidad de un senador romano que la gran división entre la gente está entre los que en algún momento trabajaron la tierra y los que siguen pensando que los tomates vienen del supermercado y que eso marca la forma de entender la vida.
¡Otro viejo dualismo más: lo rural y lo urbano!
Concha responde que estamos todos tontos y que la única división posible es ella y el resto de la humanidad; lo dijo tan seria y con tanta seguridad que tardamos unos segundos en entender la ironía y a partir de ahí nos reímos y se relajó la conversación.
La novia del Panocha es la más incisiva, y dice que la diferencia entre yeclanos está en los que, aun viajando a menudo, piensan que Yecla es el mejor pueblo del mundo y los que se ríen de esa exageración.
Pedrito nos ha presentado a su amiga Carolina, que tardó en tomar la palabra, parece tímida, pero cuando abrió la boca todos nos quedamos paralizados. Aseguró que hay tres grupos muy diferenciados de personas: los dormidos, los despiertos y los vegetativos; unos viven, otros sueñan, y los últimos, ni viven ni sueñan, solo vegetan. Nadie fue capaz de contestar, pero todos nos quedamos pensativos dilucidando a qué grupo pertenecemos.
El filosofo romano para ser tan sabio de que pocos matices disponía. ¿Decía que habían dos clase? O los dividía en dos. Sabios e ignorantes. Es decir, los dividía en listos y tontos.
Pero hay más matices, bajos y altos, morenos y rubios, con pelo y calvos, explotadores y explotados, clase alta, clase baja…
El Séneca al ser romano seguro que conocía que en Roma habían DOS CLASES SOCIALES y seguro que eran los listos y los tontos. Eran los Patricios que eran los dueños de la tierra y por lo tanto la élite dominante y los Plebeyos que carecían de cualquier derecho, menos de propiedades.
Hace unos días visitaba Yecla un conocido psicólogo y dijo que no buscáramos la felicidad, que no existía. Que debíamos estar preparados para confrontar los problemas que la vida presenta.
Me imagino que en la Roma de Séneca los plebeyos y esclavos confrontaran con los Patricios no por gusto de llevarles la contraria, o por tener mala lecha, no, sería por querer tener, entre otros, la ciudadanía romana que le negaban y sus derechos. No sé si eran sabios o ignorantes o de tontos del culo mantener una posición de confrontación con la élite dominante. De sabios.
No era por dividir o crear bandos, sería por esto que decía una alemana (Marta Harnecker) en sus cuadernos de educación popular: «Las Clases Sociales son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse el trabajo del otro por ocupar puestos diferentes en un régimen determinado de economía social»
Pues eso, no son divisiones y confrontamientos gratuitos, desde que la humanidad fue capaz de crear el primer excedente aparecen los que querían apropiárselo… y la filosofía. «El amo era el Dios, nadie podía discutir su divinidad». También crean el ejercito.
Ah, y no es dogmatismo es «posición de clase». Los que dicen no adoptar ninguna posición están con la clase dominante.
También hay divisiones menores como ser del Madrid o del Barcelona. Pero esto es otra cosa, que no debe servir para tapar la división principal.
Sin acritud.