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🍇 domingo 06 octubre 2024
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Agua de la Luna

Recuperándonos del susto de las aguas del aljibe misterioso, nos reunimos en nuestra casa para ver cómo nos había ido.
El Panocha y la Pascui han tardado una semana en verse por si acaso; Salvador se fue a la Sierra de Salinas y acampó tres días en la cueva del Lagrimal; Concha no ha querido ver a sus hijos ni a sus nietos todavía, pero tuvo una trifulca con una vecina; Vicente estuvo encerrado 48 horas en su casa y al día siguiente se fue a Madrid; Ana narcotizó también a Pedrito y desde que despertó anda alucinado proponiendo cosas raras. Yo tengo pesadillas en las que me pierdo por las calles de Shanghái y no puedo llamar a mi mujer porque el teléfono funciona en chino. Saturno desapareció durante una semana, lo dábamos por perdido; ahora está mohíno. Pelayo y Turko aún no han vuelto a su casa.

Cada vez que nos reunimos los amigos llevo un diario, porque siempre nos suceden cosas extravagantes. Estábamos tomando el aperitivo y Pedrito me lanzó una pregunta:

―¿No tienes tu un amigo ingeniero espacial? Podríamos pedirle que nos ayude a construir un cohete para subir a la Luna…
―Eso ya lo intentaron Tony Leblanc, José Luis López Vázquez y una pandilla de genios en Minglanilla en 1970 y no dio resultado ―le cortó Salvador.
―Pero ahora tenemos tecnología, contamos con el amigo francés, con Pepe el mecánico, con Vicente, que hizo un curso de delineante en la mili ,y yo he visto unos tutoriales estupendos en YouTube.
―¿Pero para qué queremos nosotros subir a la Luna? ―preguntó el Panocha.
―Porque hay mucha agua.
―¡Pero si en la Luna no hay agua, calamidad! Y además en Yecla tenemos de sobra, mira las piscinas, mira las huertas caseras, mira el campo verde… Vivimos sobre un lago enorme de aguas fósiles de una pureza extraordinaria.
―Eso son leyendas.
―Tú sí que te vas a convertir en leyenda a este paso ―le dijo Salvador, pero él seguía insistiendo.
―Si no hubiese agua, no estarían invirtiendo esas millonadas en viajes los americanos y los chinos. Y, además, el agua lunar tiene cualidades curativas, que lo he leído en un artículo secreto de la NASA. Como nos descuidemos la traerán ya embotellada con etiquetas de Miami o de Shanghái
―En nuestro pueblo no hay presupuesto para semejante empresa ―sentencié para disuadirlo, pero este muchacho es terco y tiene respuestas para todo.
―Pues entonces decretaremos una república independiente, hablaremos con los cartageneros para crear el cantón cartagenero-yeclano y uniremos nuestros presupuestos. Venderemos agua medicinal a todos los países del mundo a precio de oro.
―Tú no estás bien de la cabeza ―le dijo el Panocha.
―Vosotros es que sois muy conservadores. Los liberales somos la vanguardia del mundo e igual que conquistamos América o dimos la vuelta al mundo, debemos conquistar la Luna.
―¿Hablas de los yeclanos o de los españoles? ―le pregunté con gesto serio.
―Hablo de los yeclanos. En la conquista de América participaron cientos de paisanos nuestros. Entre los tripulantes de la Expedición Malaspina había una veintena de marineros yeclanos. Hemos sido protagonista de la historia de España desde la época de Viriato. ―Este muchacho delira y no hay quien lo pare, pensé.
―El compañero que auxilió a Cervantes en la batalla de Lepanto, era yeclano; la reina Isabel la Católica pernoctó en nuestro pueblo para felicitarnos por la ayuda a la conquista de Granada y también participamos en las guerras Carlistas.
―¿Y eso que tiene que ver con la Luna?
―Lo que quiero demostraros es que tenemos que estar, como ha sido habitual, presente en la historia, al frente de la vanguardia. La Luna nos pertenece por derecho poético, no creo que en otro lugar del mundo se haya cantando con tanta pasión a nuestro satélite y como ejemplo solo os recito dos ejemplos muy populares:

La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.

Le corté porque estaba dispuesto a recitarnos todo el Romancero Gitano de García Lorca, pero siguió:

…La luna se está peinando
En los espejos de un río
Y un toro la está mirando
Entre la jara escondido
…Cuando llega la alegre mañana
Y la luna se escapa del río…

Salvador cortó en seco por que esta canción le recuerda otros tiempos y le sugirió que montase algún negocio normal como los de por aquí, una fabrica de sofás o un bar de copas con música rock, que parece estamos faltos.

―Eso ya lo han hecho cientos de paisanos nuestros, ahora toca renovar.

Y estando en esta, salió Concha al porche y le dio una colleja que casi se traga la mesa

―Anda gandul, ayuda a poner la mesa, ¿no hemos tenido suficiente con al agua del puñetero aljibe?

Salvador y yo nos estábamos riendo cuando Ana salió enfurruñada:

―Y vosotros sois los culpables, que estáis igual de sonaos que él y le dais pábulo. A ese muchacho hay que animarlo a que estudie y se deje de inventos empresariales.

―En eso tiene razón las mujeres ―me dijo Salvador―. Empezamos a sofreír el conejo, pero salió el liberal cargado de platos y volvió a insistir:

―¡Una paella con agua de la Luna sería la hostia!


Relatos de Teo Carpena

Teo Carpena
Teo Carpena
Historias y leyendas de un hombre y su perro, que busca en los recuerdos su identidad. Teo Carpena emigró con su familia a Francia, después de la jubilación vuelve a Yecla y junto a varios amigos recompone su historia. Contacta conmigo en teocarpena@yahoo.es

Recuperándonos del susto de las aguas del aljibe misterioso, nos reunimos en nuestra casa para ver cómo nos había ido.
El Panocha y la Pascui han tardado una semana en verse por si acaso; Salvador se fue a la Sierra de Salinas y acampó tres días en la cueva del Lagrimal; Concha no ha querido ver a sus hijos ni a sus nietos todavía, pero tuvo una trifulca con una vecina; Vicente estuvo encerrado 48 horas en su casa y al día siguiente se fue a Madrid; Ana narcotizó también a Pedrito y desde que despertó anda alucinado proponiendo cosas raras. Yo tengo pesadillas en las que me pierdo por las calles de Shanghái y no puedo llamar a mi mujer porque el teléfono funciona en chino. Saturno desapareció durante una semana, lo dábamos por perdido; ahora está mohíno. Pelayo y Turko aún no han vuelto a su casa.

Cada vez que nos reunimos los amigos llevo un diario, porque siempre nos suceden cosas extravagantes. Estábamos tomando el aperitivo y Pedrito me lanzó una pregunta:

―¿No tienes tu un amigo ingeniero espacial? Podríamos pedirle que nos ayude a construir un cohete para subir a la Luna…
―Eso ya lo intentaron Tony Leblanc, José Luis López Vázquez y una pandilla de genios en Minglanilla en 1970 y no dio resultado ―le cortó Salvador.
―Pero ahora tenemos tecnología, contamos con el amigo francés, con Pepe el mecánico, con Vicente, que hizo un curso de delineante en la mili ,y yo he visto unos tutoriales estupendos en YouTube.
―¿Pero para qué queremos nosotros subir a la Luna? ―preguntó el Panocha.
―Porque hay mucha agua.
―¡Pero si en la Luna no hay agua, calamidad! Y además en Yecla tenemos de sobra, mira las piscinas, mira las huertas caseras, mira el campo verde… Vivimos sobre un lago enorme de aguas fósiles de una pureza extraordinaria.
―Eso son leyendas.
―Tú sí que te vas a convertir en leyenda a este paso ―le dijo Salvador, pero él seguía insistiendo.
―Si no hubiese agua, no estarían invirtiendo esas millonadas en viajes los americanos y los chinos. Y, además, el agua lunar tiene cualidades curativas, que lo he leído en un artículo secreto de la NASA. Como nos descuidemos la traerán ya embotellada con etiquetas de Miami o de Shanghái
―En nuestro pueblo no hay presupuesto para semejante empresa ―sentencié para disuadirlo, pero este muchacho es terco y tiene respuestas para todo.
―Pues entonces decretaremos una república independiente, hablaremos con los cartageneros para crear el cantón cartagenero-yeclano y uniremos nuestros presupuestos. Venderemos agua medicinal a todos los países del mundo a precio de oro.
―Tú no estás bien de la cabeza ―le dijo el Panocha.
―Vosotros es que sois muy conservadores. Los liberales somos la vanguardia del mundo e igual que conquistamos América o dimos la vuelta al mundo, debemos conquistar la Luna.
―¿Hablas de los yeclanos o de los españoles? ―le pregunté con gesto serio.
―Hablo de los yeclanos. En la conquista de América participaron cientos de paisanos nuestros. Entre los tripulantes de la Expedición Malaspina había una veintena de marineros yeclanos. Hemos sido protagonista de la historia de España desde la época de Viriato. ―Este muchacho delira y no hay quien lo pare, pensé.
―El compañero que auxilió a Cervantes en la batalla de Lepanto, era yeclano; la reina Isabel la Católica pernoctó en nuestro pueblo para felicitarnos por la ayuda a la conquista de Granada y también participamos en las guerras Carlistas.
―¿Y eso que tiene que ver con la Luna?
―Lo que quiero demostraros es que tenemos que estar, como ha sido habitual, presente en la historia, al frente de la vanguardia. La Luna nos pertenece por derecho poético, no creo que en otro lugar del mundo se haya cantando con tanta pasión a nuestro satélite y como ejemplo solo os recito dos ejemplos muy populares:

La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.

Le corté porque estaba dispuesto a recitarnos todo el Romancero Gitano de García Lorca, pero siguió:

…La luna se está peinando
En los espejos de un río
Y un toro la está mirando
Entre la jara escondido
…Cuando llega la alegre mañana
Y la luna se escapa del río…

Salvador cortó en seco por que esta canción le recuerda otros tiempos y le sugirió que montase algún negocio normal como los de por aquí, una fabrica de sofás o un bar de copas con música rock, que parece estamos faltos.

―Eso ya lo han hecho cientos de paisanos nuestros, ahora toca renovar.

Y estando en esta, salió Concha al porche y le dio una colleja que casi se traga la mesa

―Anda gandul, ayuda a poner la mesa, ¿no hemos tenido suficiente con al agua del puñetero aljibe?

Salvador y yo nos estábamos riendo cuando Ana salió enfurruñada:

―Y vosotros sois los culpables, que estáis igual de sonaos que él y le dais pábulo. A ese muchacho hay que animarlo a que estudie y se deje de inventos empresariales.

―En eso tiene razón las mujeres ―me dijo Salvador―. Empezamos a sofreír el conejo, pero salió el liberal cargado de platos y volvió a insistir:

―¡Una paella con agua de la Luna sería la hostia!


Relatos de Teo Carpena

Teo Carpena
Teo Carpena
Historias y leyendas de un hombre y su perro, que busca en los recuerdos su identidad. Teo Carpena emigró con su familia a Francia, después de la jubilación vuelve a Yecla y junto a varios amigos recompone su historia. Contacta conmigo en teocarpena@yahoo.es
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1 COMENTARIO

  1. Mi amigo Jordi me decía que en muchas conversaciones se habla de cambiar el mundo, cambiar esto y lo otro, subir a la luna… pero observaba que a nadie le daba por decir que cambie el modelo económico capitalista.
    El mundo se cambiaba solo. Estamos en una democracia liberal pero solo de nombre, decía el tal amiguete de origen catalán.
    Cada vez hay menos mercado y esto se va concentrando en oligopolios.
    Unos pocos controlan el cotarro. Aquí hay 4 o 5 bancos que controlan el 80% de los depósitos y el mercado de préstamos, 4 compañías eléctricas que controlan el 100% del sector energético, 5 petroleras que controlan el 60% del mercado del carburante y, dos televisiones (TV7 no, esta la controla López Miras, presuntamente) que controlan el 80% del mercado publicitario.
    Falta de competencia y demasiada connivencia.
    No hay debate. Un yankee (no recuerdo su nombre algo así de Buffett) amigo del multimillonario Trump, decía que el capitalismo va ganando, él con gran fortuna pagaba el 8% de impuestos y su secretaria el 23%.

    ¿Qué falta agua? Si a los pobres de la agricultura tradicional. Ya les falta menos agua a los del agro-poder murciano, el lobby agrario de las multinacionales exportadoras, de capital extranjero y, que tanta cercanía tienen con el «centralismo político» que dirige López Miras con apoyo de los ultras. En semanas entrarán en el gobierno regional y le darán la cartera de agricultura y medio ambiente.
    ¿Se va entendiendo porqué quieren hacerse cargo de agricultura?

    Estos no querrán subir a la luna por agua, pero si estarán reclamando el trasvase para ellos solos, el culpable de esta misión imposible ya le pondrán nombre y partido. «NO será Feijooo el representante de esta «España negra» a la que nos quieren llevar»
    Los de quitarle las DOS pagas extras a los jubilados, jubilación a los 70 años, con ese ahorro bajarle los impuestos a los (muy) ricos a costa de todo lo social que perderán los pobres.

    Y al decir esto creo que no estoy en la luna. Faltan muchos «conquistadores» para descubrir un NUEVO MUNDO.

Teo Carpena
Teo Carpena
Historias y leyendas de un hombre y su perro, que busca en los recuerdos su identidad. Teo Carpena emigró con su familia a Francia, después de la jubilación vuelve a Yecla y junto a varios amigos recompone su historia. Contacta conmigo en teocarpena@yahoo.es
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