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🍁 sábado 14 diciembre 2024
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La crítica situación del agua en Yecla trasciende a medios de Alemania y Francia

En los últimos meses Yecla ha tenido una gran repercusión en medios de comunicación, tanto a nivel nacional como internacional, y no precisamente por buenas noticias. 

La Plataforma Ciudadana Salvemos el Arabí ha tenido mucho que ver en este impacto que ha trascendido fronteras. Los vecinos de Yecla que participan activamente en ella, llevan más de dos años denunciando públicamente y reivindicando la defensa de los recursos naturales del Altiplano, la tierra y el agua. 

En esta ocasión, entrevistamos a Alejandro Ortuño, portavoz de la Plataforma, para conocer de primera mano cuál es la situación actual del agua en la ciudad y, sobre todo, qué futuro nos espera si todo sigue igual. 

¿Qué medios de comunicación se han hecho eco de los cultivos abandonados en Yecla y todos los problemas asociados a esto?

R. En las Noticias de Antena 3, en la Mañana de la 1 de TVE, en las Noticias de Telecinco, en Onda Cero con Julia Otero y en La Vanguardia difundieron esta noticia: «Tres millones de lechugas abandonadas y 120 millones de litros de agua desperdiciados, equivalente a dejar el grifo de la cocina abierto durante 38 años seguidos» 

Esto propició, sin duda, la movilización de todas las fuerzas políticas locales, una nueva reunión con la Confederación y el compromiso unánime de solucionar este problema de una vez por todas.

En prensa internacional hemos aparecido en uno de los principales periódicos alemanes, Süddeutsche Zeitung, y en el semanario francés L’express, ambos enmarcados en sendos reportajes sobre la desertificación y el cambio climático en la Región de Murcia.

Los periodistas franceses, alemanes y españoles no daban crédito a lo que estaban viendo cuando vinieron aquí a Yecla: plásticos por todas partes, abandono masivo de cosechas, consumo irracional de agua

Nos preguntamos ahora qué pensarán los consumidores europeos al saber que están contribuyendo, al comprar los productos que se producen aquí, a la desertificación del sureste español y al agotamiento de los acuíferos del Altiplano. Porque ahora ya lo saben, y por muy duro que sea, es una realidad que se tiene que conocer y solucionar. 

El grupo Rokavieja ha creado el nuevo tema musical ‘Qué Calor’ y ha contado con vuestra colaboración, ¿qué tal ha sido la experiencia? ¿qué repercusión está teniendo?

R. Es algo por lo que estamos muy agradecidos a toda la banda. Fue una experiencia sensacional participar en el videoclip, nos llenó de fuerza y entusiasmo y nos cargó las pilas para seguir luchando con más energía.

Hay que destacar, sin duda, el compromiso y la sensibilidad que tiene la banda con su denuncia social, llegando a un gran público de forma desenfadada e irreverente por todos los rincones de España. Es el grito de auxilio de todo un pueblo que se niega a ser arrasado por la agricultura intensiva y la carencia de agua.

Yecla ha perdido el 50% de las hectáreas de viñedo en los últimos 18 años, según datos de la propia D.O yeclana. ¿Hay alguna relación entre estos datos y el aumento de tierras destinadas a cultivos intensivos? 

R. Yo me iría incluso más atrás, con datos oficiales de la Consejería de Agricultura de la Región de Murcia. Desde 1990 se ha perdido el 75% del viñedo en Yecla, pasando de 29.417 hectáreas a 7.395 hectáreas en 2018.

Las cifras hablan por sí solas:

En el caso del brócoli, en 1990, 4 hectáreas. En 2017, 380 hectáreas. En 2018, 600 hectáreas. Un aumento del 14900%.

En cuando a la lechuga, en 1990, 5 hectáreas. En 2017, 581 hectáreas. En 2018, 620 hectáreas. Un aumento del 12300%.

Además, es una tendencia que sigue en aumento. Si el año pasado hablábamos de 1500 hectáreas, este año ya tenemos unas 1660, y si contamos las que están en Villena o Jumilla pero que utilizan agua de pozos del término de Yecla tenemos unas 1850.

De todas éstas, unas 1400 son nuevas en cultivos intensivos, de reciente instalación, consumiendo como mínimo unos 7 millones de metros cúbicos de agua más que antes no se consumían, porque tenían viñedo o cereal.

La agricultura intensiva se extiende por el Altiplano, sin freno por ahora.
¿De dónde vienen mayoritariamente las empresas que se están instalando? ¿Qué facilidades encuentran para instalarse aquí?

R. La mayoría de las empresas vienen del sur de la Región de Murcia, del campo de Cartagena, de Lorca, de Águilas, también de Alhama de Murcia. Lo que encuentran aquí es agua barata de buena calidad (de los acuíferos sobreexplotados sin control) y tierras fértiles y baratas (hasta diez veces más barata).

Son empresas en expansión, que están ganando mucho dinero, y que van a la conquista de nuevos territorios, como la comarca del Noroeste, las vecinas provincias de Granada y Albacete, y cómo no el Altiplano.

Compran tierras y derechos de agua e intentan hacerse con el control de las comunidades de regantes. Se aprovechan de las concesiones de agua que tienen los pozos y pretenden extraerla toda, cuando normalmente se venía extrayendo sólo la mitad de dicha concesión.

Poco a poco van adquiriendo más parcelas vecinas, o alquilándolas, y comprando más acciones de agua, porque la clave de todo esto es el control del agua y de la tierra, los medios indispensables para la producción de alimentos.

¿Cuáles son los problemas medioambientales y de salud pública relacionados con la agricultura intensiva?

R. El problema medioambiental en conjunto es la desertificación del territorio. Los pesticidas, la acumulación de abonos orgánicos sin aplicar, los lodos de depuradoras y los purines o las moscas, son problemas de salud pública que inciden especialmente en los vecinos afectados, pudiendo provocar problemas respiratorios, alergias, dolores de cabeza y estrés. Las moscas son vectores de transmisión de hasta 350 enfermedades.

Pero quiero añadir también las pésimas condiciones de trabajo a la que se enfrentan los trabajadores de estas explotaciones.

La mayoría de la mano de obra son inmigrantes que vienen de una ETT de Torrepacheco. Cada día los llevan en autobuses a un lugar distinto en largas jornadas de trabajo por las que les pagan una miseria, en muchas ocasiones están expuestos a un clima extremo (sobre todo de calor), y muchos ni siquiera cuentan con la protección adecuada frente a los pesticidas que tienen que aplicar.

En cuanto a la sequía, ha saltado la alarma estos días cuando Yecla contaba con una predicción del 90% de probabilidades de lluvia y apenas tuvimos unas gotas. Si, por un lado, se agotan los pozos y, por el otro, utilizan alguna tecnología para evitar que llueva, el problema es doble, ¿no?

R. El problema de todo esto es que no se ha podido demostrar todavía. Sabemos que existen los cañones antilluvia y antigranizo, en teoría es para proteger los cultivos del granizo. Pero sí es cierto que todos pudimos oír los cohetes en Yecla el otro día. Incluso avionetas por la noche. Si los acuíferos están sobreexplotados y no dejamos que llueva, estamos cavando nuestra propia tumba.

bioconstrucciones

AGUA QUE SE VA PARA OTRAS CIUDADES

Las transferencias de agua, ¿qué son y en qué consisten?

R. Para equiparar las recargas con las extracciones, aparte de regular la agricultura y adaptarla a nuestro clima y entorno, es imprescindible que se detengan ya las transferencias de agua que se vienen produciendo desde hace décadas desde nuestros acuíferos hacia otros municipios y localidades, tanto para abastecimiento de la población como para uso agrícola.

Según el Instituto Geológico y Minero de España, desde el acuífero Jumilla-Villena se llevan agua para una docena de municipios de la provincia de Alicante, fuera de los límites del acuífero. Sin contar Jumilla, Yecla y Villena, el agua se utiliza en Sax, Elda, Petrel, Monforte del Cid, Elche, Agost, San Vicente del Raspeig, Muchamiel, San Juan, Campello y Alicante.

Además, tenemos noticias que desde el acuífero Ascoy-Sopalmo, en la zona sur de Jumilla, se llevan agua para Fortuna, Abanilla, Crevillente, la ciudad de Murcia y hasta San Javier.

¿Cómo sería vivir sin agua en Yecla? ¿es una realidad utópica?

R. Más bien sería una distopía y no me lo quiero ni imaginar, pero si no se corta ya, estamos abocados a ello. Se está haciendo un uso irracional del agua porque se extrae más agua de la que se recarga, lo cual quiere decir que se están vaciando los acuíferos.

Esto lo sabemos empíricamente porque tenemos la evidencia de que los niveles de la mayoría de los pozos descienden todos los años, incluso hay pozos secos que ya no encuentran más agua.

Cuando lleguemos a niveles cercanos al fondo de los acuíferos, se removerán aguas más salobres y ya no será apta para el consumo humano o la agricultura. Y eso puede pasar en cualquier momento, no hay manera de determinar científicamente cuándo ocurrirá, por eso hay que regular ya el uso del agua y del suelo y evitar la desertificación de todo el territorio.

Las empresas que se han instalado, si quieren continuar aquí, deberían reconvertir sus cultivos a ecológicos sostenibles, no intensivos, que requieran muy pocos recursos hídricos, y que contribuyan a crear valiosos ecosistemas agrícolas que mejoren la biodiversidad y pongan freno a la desertificación.

Los acuíferos contienen las reservas de agua para el futuro; si los agotamos, nos volveremos dependientes de trasvases o de camiones cisterna, y por lo tanto muy vulnerables. Estaremos vendidos, y ninguna actividad agrícola será posible, destruyendo de esa manera los empleos que dicen generar.

Las personas que quieran colaborar en la defensa de los recursos naturales del Altiplano, ¿qué pueden hacer?

R. Lo primero que hay que hacer es exigir a los Ayuntamientos del territorio que pongan todos los medios a su alcance para resolver este conflicto de una vez por todas. Lo que no puede ser es que prevalezcan los intereses privados y particulares de algunas empresas sobre el resto de la población. Y no sólo nos referimos a Yecla; debería ocurrir lo mismo en Jumilla, Villena, Pinoso, Caudete, Almansa, Fuenteálamo y Montealegre.

Lo que han hecho al respecto los vecinos del camino de la Vereda, en Yecla, es un ejemplo para todos. Se han organizado, han presentado sus quejas por escrito al Ayuntamiento de Yecla, y han solicitado una reunión con el alcalde. Si todos los vecinos afectados, de todas las explotaciones intensivas, hicieran lo mismo, quizá entonces se vería que no es sólo una cuestión de la Plataforma, sino que realmente nos afecta a todos de una manera u otra.

Y, por supuesto, cualquiera que quiera colaborar con nosotros se puede poner en contacto a través de las redes sociales o email. Estamos hablando del futuro de nuestra comarca, de nuestra calidad de vida, y del bienestar de todos sin excepción. Y entre todos lo tenemos que solucionar.

Bienvenida Morales
Bienvenida Morales
Periodista licenciada por la Universidad Complutense de Madrid es especialista en tema de vida sana y propiedades sobre el agua de mar

En los últimos meses Yecla ha tenido una gran repercusión en medios de comunicación, tanto a nivel nacional como internacional, y no precisamente por buenas noticias. 

La Plataforma Ciudadana Salvemos el Arabí ha tenido mucho que ver en este impacto que ha trascendido fronteras. Los vecinos de Yecla que participan activamente en ella, llevan más de dos años denunciando públicamente y reivindicando la defensa de los recursos naturales del Altiplano, la tierra y el agua. 

En esta ocasión, entrevistamos a Alejandro Ortuño, portavoz de la Plataforma, para conocer de primera mano cuál es la situación actual del agua en la ciudad y, sobre todo, qué futuro nos espera si todo sigue igual. 

¿Qué medios de comunicación se han hecho eco de los cultivos abandonados en Yecla y todos los problemas asociados a esto?

R. En las Noticias de Antena 3, en la Mañana de la 1 de TVE, en las Noticias de Telecinco, en Onda Cero con Julia Otero y en La Vanguardia difundieron esta noticia: «Tres millones de lechugas abandonadas y 120 millones de litros de agua desperdiciados, equivalente a dejar el grifo de la cocina abierto durante 38 años seguidos» 

Esto propició, sin duda, la movilización de todas las fuerzas políticas locales, una nueva reunión con la Confederación y el compromiso unánime de solucionar este problema de una vez por todas.

En prensa internacional hemos aparecido en uno de los principales periódicos alemanes, Süddeutsche Zeitung, y en el semanario francés L’express, ambos enmarcados en sendos reportajes sobre la desertificación y el cambio climático en la Región de Murcia.

Los periodistas franceses, alemanes y españoles no daban crédito a lo que estaban viendo cuando vinieron aquí a Yecla: plásticos por todas partes, abandono masivo de cosechas, consumo irracional de agua

Nos preguntamos ahora qué pensarán los consumidores europeos al saber que están contribuyendo, al comprar los productos que se producen aquí, a la desertificación del sureste español y al agotamiento de los acuíferos del Altiplano. Porque ahora ya lo saben, y por muy duro que sea, es una realidad que se tiene que conocer y solucionar. 

El grupo Rokavieja ha creado el nuevo tema musical ‘Qué Calor’ y ha contado con vuestra colaboración, ¿qué tal ha sido la experiencia? ¿qué repercusión está teniendo?

R. Es algo por lo que estamos muy agradecidos a toda la banda. Fue una experiencia sensacional participar en el videoclip, nos llenó de fuerza y entusiasmo y nos cargó las pilas para seguir luchando con más energía.

Hay que destacar, sin duda, el compromiso y la sensibilidad que tiene la banda con su denuncia social, llegando a un gran público de forma desenfadada e irreverente por todos los rincones de España. Es el grito de auxilio de todo un pueblo que se niega a ser arrasado por la agricultura intensiva y la carencia de agua.

Yecla ha perdido el 50% de las hectáreas de viñedo en los últimos 18 años, según datos de la propia D.O yeclana. ¿Hay alguna relación entre estos datos y el aumento de tierras destinadas a cultivos intensivos? 

R. Yo me iría incluso más atrás, con datos oficiales de la Consejería de Agricultura de la Región de Murcia. Desde 1990 se ha perdido el 75% del viñedo en Yecla, pasando de 29.417 hectáreas a 7.395 hectáreas en 2018.

Las cifras hablan por sí solas:

En el caso del brócoli, en 1990, 4 hectáreas. En 2017, 380 hectáreas. En 2018, 600 hectáreas. Un aumento del 14900%.

En cuando a la lechuga, en 1990, 5 hectáreas. En 2017, 581 hectáreas. En 2018, 620 hectáreas. Un aumento del 12300%.

Además, es una tendencia que sigue en aumento. Si el año pasado hablábamos de 1500 hectáreas, este año ya tenemos unas 1660, y si contamos las que están en Villena o Jumilla pero que utilizan agua de pozos del término de Yecla tenemos unas 1850.

De todas éstas, unas 1400 son nuevas en cultivos intensivos, de reciente instalación, consumiendo como mínimo unos 7 millones de metros cúbicos de agua más que antes no se consumían, porque tenían viñedo o cereal.

La agricultura intensiva se extiende por el Altiplano, sin freno por ahora.
¿De dónde vienen mayoritariamente las empresas que se están instalando? ¿Qué facilidades encuentran para instalarse aquí?

R. La mayoría de las empresas vienen del sur de la Región de Murcia, del campo de Cartagena, de Lorca, de Águilas, también de Alhama de Murcia. Lo que encuentran aquí es agua barata de buena calidad (de los acuíferos sobreexplotados sin control) y tierras fértiles y baratas (hasta diez veces más barata).

Son empresas en expansión, que están ganando mucho dinero, y que van a la conquista de nuevos territorios, como la comarca del Noroeste, las vecinas provincias de Granada y Albacete, y cómo no el Altiplano.

Compran tierras y derechos de agua e intentan hacerse con el control de las comunidades de regantes. Se aprovechan de las concesiones de agua que tienen los pozos y pretenden extraerla toda, cuando normalmente se venía extrayendo sólo la mitad de dicha concesión.

Poco a poco van adquiriendo más parcelas vecinas, o alquilándolas, y comprando más acciones de agua, porque la clave de todo esto es el control del agua y de la tierra, los medios indispensables para la producción de alimentos.

¿Cuáles son los problemas medioambientales y de salud pública relacionados con la agricultura intensiva?

R. El problema medioambiental en conjunto es la desertificación del territorio. Los pesticidas, la acumulación de abonos orgánicos sin aplicar, los lodos de depuradoras y los purines o las moscas, son problemas de salud pública que inciden especialmente en los vecinos afectados, pudiendo provocar problemas respiratorios, alergias, dolores de cabeza y estrés. Las moscas son vectores de transmisión de hasta 350 enfermedades.

Pero quiero añadir también las pésimas condiciones de trabajo a la que se enfrentan los trabajadores de estas explotaciones.

La mayoría de la mano de obra son inmigrantes que vienen de una ETT de Torrepacheco. Cada día los llevan en autobuses a un lugar distinto en largas jornadas de trabajo por las que les pagan una miseria, en muchas ocasiones están expuestos a un clima extremo (sobre todo de calor), y muchos ni siquiera cuentan con la protección adecuada frente a los pesticidas que tienen que aplicar.

En cuanto a la sequía, ha saltado la alarma estos días cuando Yecla contaba con una predicción del 90% de probabilidades de lluvia y apenas tuvimos unas gotas. Si, por un lado, se agotan los pozos y, por el otro, utilizan alguna tecnología para evitar que llueva, el problema es doble, ¿no?

R. El problema de todo esto es que no se ha podido demostrar todavía. Sabemos que existen los cañones antilluvia y antigranizo, en teoría es para proteger los cultivos del granizo. Pero sí es cierto que todos pudimos oír los cohetes en Yecla el otro día. Incluso avionetas por la noche. Si los acuíferos están sobreexplotados y no dejamos que llueva, estamos cavando nuestra propia tumba.

bioconstrucciones

AGUA QUE SE VA PARA OTRAS CIUDADES

Las transferencias de agua, ¿qué son y en qué consisten?

R. Para equiparar las recargas con las extracciones, aparte de regular la agricultura y adaptarla a nuestro clima y entorno, es imprescindible que se detengan ya las transferencias de agua que se vienen produciendo desde hace décadas desde nuestros acuíferos hacia otros municipios y localidades, tanto para abastecimiento de la población como para uso agrícola.

Según el Instituto Geológico y Minero de España, desde el acuífero Jumilla-Villena se llevan agua para una docena de municipios de la provincia de Alicante, fuera de los límites del acuífero. Sin contar Jumilla, Yecla y Villena, el agua se utiliza en Sax, Elda, Petrel, Monforte del Cid, Elche, Agost, San Vicente del Raspeig, Muchamiel, San Juan, Campello y Alicante.

Además, tenemos noticias que desde el acuífero Ascoy-Sopalmo, en la zona sur de Jumilla, se llevan agua para Fortuna, Abanilla, Crevillente, la ciudad de Murcia y hasta San Javier.

¿Cómo sería vivir sin agua en Yecla? ¿es una realidad utópica?

R. Más bien sería una distopía y no me lo quiero ni imaginar, pero si no se corta ya, estamos abocados a ello. Se está haciendo un uso irracional del agua porque se extrae más agua de la que se recarga, lo cual quiere decir que se están vaciando los acuíferos.

Esto lo sabemos empíricamente porque tenemos la evidencia de que los niveles de la mayoría de los pozos descienden todos los años, incluso hay pozos secos que ya no encuentran más agua.

Cuando lleguemos a niveles cercanos al fondo de los acuíferos, se removerán aguas más salobres y ya no será apta para el consumo humano o la agricultura. Y eso puede pasar en cualquier momento, no hay manera de determinar científicamente cuándo ocurrirá, por eso hay que regular ya el uso del agua y del suelo y evitar la desertificación de todo el territorio.

Las empresas que se han instalado, si quieren continuar aquí, deberían reconvertir sus cultivos a ecológicos sostenibles, no intensivos, que requieran muy pocos recursos hídricos, y que contribuyan a crear valiosos ecosistemas agrícolas que mejoren la biodiversidad y pongan freno a la desertificación.

Los acuíferos contienen las reservas de agua para el futuro; si los agotamos, nos volveremos dependientes de trasvases o de camiones cisterna, y por lo tanto muy vulnerables. Estaremos vendidos, y ninguna actividad agrícola será posible, destruyendo de esa manera los empleos que dicen generar.

Las personas que quieran colaborar en la defensa de los recursos naturales del Altiplano, ¿qué pueden hacer?

R. Lo primero que hay que hacer es exigir a los Ayuntamientos del territorio que pongan todos los medios a su alcance para resolver este conflicto de una vez por todas. Lo que no puede ser es que prevalezcan los intereses privados y particulares de algunas empresas sobre el resto de la población. Y no sólo nos referimos a Yecla; debería ocurrir lo mismo en Jumilla, Villena, Pinoso, Caudete, Almansa, Fuenteálamo y Montealegre.

Lo que han hecho al respecto los vecinos del camino de la Vereda, en Yecla, es un ejemplo para todos. Se han organizado, han presentado sus quejas por escrito al Ayuntamiento de Yecla, y han solicitado una reunión con el alcalde. Si todos los vecinos afectados, de todas las explotaciones intensivas, hicieran lo mismo, quizá entonces se vería que no es sólo una cuestión de la Plataforma, sino que realmente nos afecta a todos de una manera u otra.

Y, por supuesto, cualquiera que quiera colaborar con nosotros se puede poner en contacto a través de las redes sociales o email. Estamos hablando del futuro de nuestra comarca, de nuestra calidad de vida, y del bienestar de todos sin excepción. Y entre todos lo tenemos que solucionar.

Bienvenida Morales
Bienvenida Morales
Periodista licenciada por la Universidad Complutense de Madrid es especialista en tema de vida sana y propiedades sobre el agua de mar
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7 COMENTARIOS

  1. La historia es como es y no como nos gustaría que hubiera sido. El régimen de Franco es el responsable de la construcción de los principales pantanos españoles gracias a los que ahora se están abasteciendo muchas ciudades españolas. España bebe gracias a Franco, con perdon

  2. Franco hizo el último plan hidrológico de España entre los años 60 y 70, llevamos más de 40 años de democracia y nuestro ineptos políticos y todos sus asesores no han sido capaz de crear algo parecido y tan necesario para la España seca a lo que hizo ese hombre tan malo..

    • Los embalses y pantanos ya se estaban gestando desde principios del siglo XX. En el año 1933, en plena Segunda República, el ingeniero de caminos Manuel Lorenzo Pardo en el Plan Badajoz del año 1933, redacta el Plan Nacional de Obras Hidráulicas, que es el punto de partida de los pantanos y que ya incluía trasvase de aguas. Obviamente, estos planes fueron paralizados durante la Guerra Civil y Franco los retomó. Por cierto, los retomo con mano de obra barata, los rojos presos durante la guerra y posguerra. Quizás por eso en estos 40 últimos años no se ha retomado el asunto, os faltan rojos de mano de obra. Si se metiera a todos los chorizos del PP en la cárcel, se podría volver a crear algo parecido y tan necesario para la España seca 🙂 😉

      • La izquierda española es totalmente incapaz de olvidar y superar su derrota ante el Franquismo, y no cesan en su intento de manipular cualquier hecho pasado para su supuesta ‘Memoria Histórica’ sobre el bando que ganó la guerra civil de 1936.
        Pero estos que se empeñan en hablar tanto del pasado, deberían de saber que si intentan cambiar los nombres de las calles y destruir monumentos, se exponen a que los demás tengamos derecho a recordarles las atrocidades cometidas por los republicanos, que por cierto, no fueron pocas.

        Tras la victoria del bando republicano, se asesinó a 4.184 sacerdotes, 2.365 frailes y religiosos, 283 monjas, gran parte de ellas primero violadas, y más de 3.000 seglares. En total, unos 10.000 muertos por un supuesto delito de ser católicos y no renunciar a su fe.
        Durante todos estos años transcurridos hasta la fecha, la izquierda española ha intentado quitarse la culpa de dicha masacre, siempre alegando que los ataques fueron perpetrados por delincuentes liberados de las cárceles durante la guerra, nada que ver con ellos. Obviamente, es una absoluta mentira por dos datos que corroboran su total implicación.
        El primero es que desde el año 31, se fue sucediendo sistemáticamente la destrucción del patrimonio eclesiástico, más de 20.000 iglesias o conventos fueron destruidos, quemados, o saqueados durante la época republicana y la guerra civil por parte de las milicias del Frente Popular.
        Y el segundo dato que tumba la excusa izquierdista, es que el genocidio católico que empieza con fuerza en el 36, fue totalmente controlado y organizado. ¿Cómo si no, entre los meses de julio y agosto de dicho año, se asesinaron a más de 3.000 personas en poco más de 50 días? Para cualquier persona con dos dedos de frente, queda bastante claro que una matanza así tiene que estar bien organizada y controlada.

        ¿Por qué nunca se ha declarado esta masacre como lo que fue, un genocidio católico?

Bienvenida Morales
Bienvenida Morales
Periodista licenciada por la Universidad Complutense de Madrid es especialista en tema de vida sana y propiedades sobre el agua de mar
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