¡La verdad sale a la luz! Durante tres años y 147 domingos, un misterioso escritor bajo el seudónimo de Teodoro Carpena ha estado contando historias de su regreso a Yecla junto a su perro Saturno. Hoy, desvelamos a la verdadera mente maestra detrás de estas fascinantes historias: ¡Vicente Chumilla!
Mantenerse en la sombra durante tanto tiempo no ha sido fácil, pero Vicente lo hizo para dar vida a Teodoro y permitir que sus lectores recrearan las vivencias de este personaje. Al mismo tiempo, dotó de voz a su perro Saturno para que pudieran narrar juntos las aventuras en su regreso a su lugar de infancia después de cincuenta años.
Desde el principio, Vicente ha observado la vida cotidiana de Yecla desde los ojos de un recién llegado, y ha hecho uso de su creatividad e inventiva para entretener y divertir a sus lectores. «Quería que fuese Teodoro en primera persona el narrador y necesitaba mantenerme en el anonimato para darle autonomía y dotarlo de auténtica personalidad», señala Chumilla.
El perro Saturno y todo el grupo de amigos (Concha, Salvador, Ana…) han acompañado al relato y le han brindado diferentes puntos de vista. «La clave desde el principio era que el interés se centrara en el hombre que acababa de llegar al lugar de su infancia después de cincuenta años, viudo, desarraigado y como muchos emigrantes, sintiéndose extranjero en todas partes», relata.
Teodoro Carpena, ¿alter ego de Vicente Chumilla?
Aunque hay mucha inventiva, no cabe duda de que hay mucho de Vicente en la vida de Teodoro Carpena. Reconoce que cedió al personaje los lugares que transitó: «Esos bancales, caminos y cerros son los escenarios de mi infancia en Yecla», añade.
«El olor a mosto, a romero o a tierra mojada impregnan muchos de estos escritos, como seña de mi identidad. Le cedí el gusto de pasear algunas noches por la calle donde viví en mi infancia, el privilegio de nacer en la casa donde nací o de visitar las casas de campo de mis abuelos», explica Chumilla. A todas estas vivencias, el pintor yeclano radicado en Madrid añadió mucha inventiva y algo de exageración surrealista para divertir y entretener al lector.
En este trayecto, más allá de sus propias experiencias en la vendimia francesa, Vicente ha contado con la colaboración editora de David Val y con la generosa aportación de Nieves Palao, que le cedió el nombre de Pepieux y algunas anécdotas sustanciosas. Sus ojos en Yecla eran los de su sobrino Juan Miguel Ortuño, que desde el principio aportó fotografías, y de José Antonio Muñoz, que las facilitó al final.
«Como dijo el poeta, un hombre solo no es nadie, por eso quedo muy agradecido a elperiodicodeyecla.com y a todos cuantos me han acompañado en este recorrido. Y a los cientos de fieles lectores que han seguido a mi querido Teodoro y su perro», concluye.
Presenta libro el 1 de abril
Ahora, tras este gran secreto revelado, Vicente Chumilla se ha propuesto recopilar en el libro «Volver a Yecla» algunos de estos relatos que empezaron a surgir antes de la pandemia, que siguieron durante ella y que concluyen ahora.
La presentación será el sábado, 1 de abril, a las 19:30 horas, en el salón de actos de la Escuela de Música de Yecla (calle España, 12).
El secreto mejor guardado.
Como humilde colaborador del epy -ahora un poco en el dique seco- estaba convencido del sr. Carpena don Teodoro, de carne y hueso, y así le he llamado siempre, y de hecho una vez le dije, como yo no sé quién es usted, y usted si sabe quien soy yo, si alguna vez nos vemos me lo hace saber, y nos tomamos un café.
Haremos lo posible para estar el 1 de abril.
Un abrazo a todos.
Tu cabeza está llena de bicicletas blancas
Tu corazón un tren desbocado y oscuro
Por tus venas galopan caballos alarmados
Amas el sol y el riesgo
El fuego y el futuro
Islas hay en el tiempo donde vivir querrías
Y pueblos donde son las tareas comunes
En la escuela se aprende a manejar cometas…
Muchas gracias Vicente.
El panocha y la pascuy.
De una canción de Pablo Guerrero.
Tu cabeza está llena de bicicletas blancas
Tu corazón un tren desbocado y oscuro
Por tus venas galopan caballos alarmados
Amas el sol y el riesgo
El fuego y el futuro
Islas hay en el tiempo donde vivir querrías
Y pueblos donde son las tareas comunes
En la escuela se aprende a manejar cometas…
Muchas gracias Vicente.
El panocha y la pascuy.
Un alegrón que sea Vicente Chumilla. En «mi» casa de S. Pola tengo un cuadro de él.
Salvo cuestiones de última hora estaré en la presentación de su libro, que compraré al menos un ejemplar. Si voy mandatado por otras personas se puede convertir en al menos dos.
Ese «volver a Yecla» puede ser apasionante. Mantengo la tesis de que los recién llegados, por estar mucho tiempo fuera aún siendo nacidos en Yecla, o simplemente personas de fuera de Yecla, cuándo vienen a este pueblo tienen unos meses de «lucidez».
Retratan perfectamente como somos, nuestras virtudes, defectos… Pasado un tiempo, relativamente corto, ya están asimilados y replican todo aquello que decían que debíamos cambiar.
De ahí, siempre, mi curiosidad de conocer el pensamiento de los que vuelven a Yecla.
Vicente, saludos cordiales.