A Teo Carpena le llama la atención los discursos antirreligiosos de mucha gente que dejaron las parroquias pero ahora son adoradores de Internet, Google o Netflix
El otoño y la nostalgia se me han agarrado a la garganta; echo de menos los gatos callejeros, el griterío de niños jugando en las calles y el olor a virutas de las carpinterías