Los dos últimos años que ha vivido la yeclana Ángela Górriz son para enmarcar. Apenas tiene 20 años, pero ya se ha convertido en una de las jugadoras de fútbol sala más destacadas de nuestro país. Convocada con la selección española en 2017 y flamante campeona de liga con el Jimbee Roldán, Ángela se reúne con elperiodicodeyecla.com para analizar en detalle todo lo que ha vivido en este tiempo y lo mucho que seguro todavía le queda por vivir.
Al igual que la otra gran referente del fútbol sala yeclano y compañera suya en el Jimbee, Alba Gandía, Ángela Górriz se formó en el Hispania. Y de ahí, dio el salto al equipo más puntero de nuestra Región, que juega sus partidos en la pedanía de Roldán, dependiente del municipio de Torre Pacheco.
¿Por qué fútbol sala?
Empecé jugando con mis primos en el campo, aunque siempre me ha llamado la atención cualquier tipo de deporte. Pero fue mi tío quien, al verme jugar con mis primos, me dijo que fuera a entrenar con él, pues era entrenador. Y allí me planté, a jugar en los partidillos finales que suelen hacer en los entrenamientos. Vio que tenía cualidades y condiciones y me animó a que me apuntara al equipo. Fue entonces cuando disputé uno de los torneos que la SD Hispania organizaba en los colegios. Jugué con mis amigas de clase y, como ellos dicen, me seleccionaron para empezar a formar parte de la escuela.
Y en el Hispania viviste los primeros momentos inolvidables de tu carrera, como fue el ascenso a segunda…
El otro día lo hablé con una amiga, le pasé una foto de ese equipo que logró el ascenso. Para mí, fue todo un orgullo jugar en la SD Hispania, con mis amigas. Llevar de nuevo el equipo a Segunda parecía algo impensable, pero lo conseguimos. Y ahí siguen, manteniendo con eficacia la categoría.
¿Por qué tantas y tan buenas jugadoras ya no solo en Yecla, sino en Murcia? ¿Qué se hace bien aquí para que en tan pocos años salgan jugadoras como Alba, Patricia o tú?
Se potencian mucho las bases. Sobre todo en los campeonatos sub17, donde la región ha sido al menos finalista en los últimos cinco años. El trabajar tanto las bases, los equipos infantiles, cadetes, juveniles… da mucha experiencia a las jugadoras para poder complementar luego a los equipos de primera y segunda. Si no me equivoco, nuestra región tiene cinco equipos entre las dos máximas categorías. Esto es digno de alabar, tanto a la federación a nivel regional, como al Hispania a nivel local.
Tu demarcación es la de pivot, la jugadora que suele liderar todo el juego ofensivo. ¿Sentiste mucha presión al llegar a un club tan potente como el Jimbee para jugar en una posición tan importante para el equipo?
Sí y no. Quiero decir, en mi puesto estaba Consuelo, que es quien de verdad dirige el juego ofensivo del equipo. Me supuso más presión ser su suplente, ya que es todo un referente en el equipo. Es el cerebro. Siempre me he fijado en ella, pues no cabe duda de que es una de las mejores jugadoras de este país. Además, el equipo me apoyó mucho, me dio mucha confianza. El entrenador Iñigo Martínez, con quien debuté, también confió mucho en mí. “Vienes aquí a aprender y ya irás jugando cuando te vayas formando”, me dijo. Solo me dijeron que tenía que jugar como lo había hecho en el Hispania. Pero no me esperaba jugar tanto. Me sorprendió. Es cierto que tuvimos una época de lesiones y rotábamos entre 7 u 8 jugadoras, por eso al final me tocó jugar mucho. Y la sucesión de minutos me hizo adquirir más experiencia de la que ya tenía hasta entonces.
Pero más allá del Hispania y el Jimbee, eres un pilar básico en la selección regional. Primero en la sub17 (donde conseguiste tres campeonatos de España) y después en la sub21 con la que tienes dos. Pero sin duda, el que más marcó tu trayectoria fue el de 2016. Te proclamas campeona de España tras vencer a Madrid en la final gracias a dos goles tuyos que levantaron en 2-0 adverso que había puesto muy difícil el partido. ¿Qué significó ese partido para ti?
Uff, tuvimos bastante valentía para afrontar como afrontamos un 2-0 abajo contra la anfitriona. Supimos remontarlo. Casualidad que fuera con dos goles míos. Pero sí es cierto que ese partido impulsó a varias jugadoras. Nos hizo dar un pasito hacia adelante. Remontar en Madrid, en su casa…
Y al final le metisteis cinco…
Sí, (risas). La verdad es que fue un gran partido.
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Poco después, fichas por el Jimbee y apenas tres meses después te llama la absoluta. Es más, te conviertes en imagen de la selección en la VIII edición del Torneo de Moscú ‘Día de la victoria’, que también conseguís ganar. Y todo eso con 18 años… ¿cómo se digiere?
No me esperaba para nada que me llamara la absoluta. Fue a finales de noviembre (de 2016) y apenas llevaba unos meses en primera. Es verdad que en los campeonatos de España donde jugaba con la selección murciana, la seleccionadora está muy pendiente, pero al final tienes que demostrarlo todo en dos partidos, en la semifinal y la final. Aun así, Alicia Morell (la seleccionadora) conoce muy bien a las jugadoras de la región. Me dio esa oportunidad y yo encantadísima. Ojalá pueda volver. Y en cuanto a lo del cartel… fue toda una sorpresa. Me llamó mi padre y me dijo, “qué guapa sales en el cartel del torneo”. No sabía de qué me estaba hablando hasta que lo vi.
Pero no cansada de ganar, dos goles tuyos en un partidazo frente al Móstoles en octubre del pasado año colocan al Jimbee por primera vez al frente de la tabla. El equipo presentó sus galones y al final, se llevó el título de campeón de liga. Habéis hecho historia.
Creo que ha sido un año donde todo se nos ha puesto de cara. Hemos tenido suerte con las lesiones y en partidos muy ajustados hemos tenido ese plus que nos ha dado los tres puntos. Ganamos al Futsi Atlético en los dos últimos minutos, tanto en la ida como en la vuelta. En esos partidos se nos puso todo de cara. Durante la liga hemos trabajado muchísimo, semana tras semana. En el momento en que nos pusimos líderes, todos los equipos vieron que debían tenernos en cuenta. Hasta ese momento, éramos un equipo del segundo grupo, de los que quedan en cuarta o quinta posición y entran en Copa. Pero ya no, sobre todo cuando ganamos al Futsi en casa con ese inolvidable gol de Consuelo sobre la bocina.
Y este año a revalidad el título y a ganar la Copa…
Revalidar el título va a estar difícil, Futsi y Burela se han reforzado muchísimo, pero seguro que estamos ahí. En cuanto a la Copa, este año caímos en semifinales en uno de los pocos partidos del año que no se nos puso de cara. Se nos lesionaron dos jugadoras titulares, pues llegamos agotadas. Una de las diferencias que veo respecto al fútbol sala masculino es que la copa se juega una vez acabada la liga, cuando ya estamos muertas. Este año se lesionaron siete jugadoras de diferentes equipos. Creo que debería jugarse a mitad de temporada como en masculino, si bien al no haber playoff por el título, los equipos que pelean por meterse en copa no tendrán nada que hacer una vez concluido el torneo.
¿Y ser campeonas no os da derecho a jugar en Europa?
Sí, este año vamos a jugar un torneo amistoso que lleva organizándose desde hace un par de años y que juegan los campeones de todas las ligas europeas. Lo organiza cada año uno de los países campeones. Solo espero que no toque en Roldán, para que podamos al menos viajar fuera de España a jugarlo (risas).
¿Qué diferencia has encontrado de jugar en segunda a jugar en primera? ¿Cómo cambia el juego?
El ritmo de juego es muy diferente. Aparte de que hay más competitividad. No te gusta perder en ninguna categoría, pero en primera siempre quieres ganar, estar arriba. Y también la intensidad. Los entrenadores que he tenido siempre nos han volcado a la presión. En segunda presionas con tres metros de diferencia, en primera o vas al pie o no vas. Porque si no, te superan y te marcan.
Sin embargo, hay algo que todavía nos queda por superar, al menos a todos como sociedad, y es el reconocimiento del deporte femenino. Eres una de las mejores futbolistas de España. Has ganado prácticamente todo lo que se puede ganar. Sin embargo, ¿vives del fútbol sala?
No, ni mucho menos. Y tengo muy claro que tampoco podré vivir de ello. De hecho el Jimbee se mantiene gracias al patrocinador que tiene. Si no, no podría mantener ese presupuesto. Al final, nuestro futuro depende de una empresa que decide apostar por el fútbol sala femenino. Por eso, compagino los entrenamientos con mis estudios de Fisioterapia en la Universidad de Murcia. A la mayoría de las jugadoras, el club nos cubre gastos de gasolina y demás, pero no da para vivir de ello. Es más, hay varias jugadoras que han pedido trabajo al patrocinador (Melones Jimbee).
¿Cómo te ves dentro de cinco años?
No me gusta pensar eso, mi futuro depende del día a día. Si me lesiono del cruzado en pretemporada ya no seré la misma. O si me quedo en un equipo que se disuelva por falta de apoyo. Lo que sí tengo claro es que, sea como sea, sí me gustaría estar vinculada de alguna forma al mundo del fútbol sala.
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